Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Aquí en la calle Patricio Garvey, donde tienen su casa, tenemos un espectáculo digno de ver cada vez que cae la tarde. Los vencejos, recluidos en sus nidos durante todo el día, se echan al vuelo. Lo hacen de forma rasante, te rozan la cabeza, pían por los aires y describen maniobras tan imposibles que ya quisiera para sí el más suicida de los pilotos japoneses de la Guerra del Pacífico. Anuncian la primavera. Y lo hacen con una puntualidad que llama la atención. El calendario puede decir lo que quiera pero son ellos los que decretan el estado primaveral en Jerez de la Frontera. Y es una alegría verlos. Valientes, arrojados y amenazantes en ocasiones hacen suyo este trozo de cielo que sobrevuela la que considero mi calle. Al igual que las becquerianas golondrinas ellos nunca faltan a su cita con los balcones del Diario de Jerez. Son como eternos amigos que siempre retornan a recordarnos que un nuevo verano llama a la puerta. Vuelven. Se van. Se les añora. Es la vida misma. Con dos alas.

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