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Catástrofes judiciales

¿Quién repara la vida de este hombre víctima de un catastrófico error judicial. ¿Quién juzga a los jueces

Cansado de haber estado trabajando como albañil, como cada día, Ahmed Tommouhi se echó en la cama de su habitación. Se tiró al sofá para recuperar las fuerzas. Acostado en esa la pequeña habitación de la pensión donde vivía tan solo hacía seis meses sus pensamientos viajaban desde Terrassa hasta Nador (Marruecos) donde había dejado a su esposa e hijos viviendo malamente en una desvalijada vivienda que debía ir mejorando con los envíos de la paga. No conocía bien nuestro idioma y su vida estaba presionada por los sacrificios de quien se ve obligado a abandonar un país sin futuro. Corría el otoño de 1991 cuando dos hombres se dedicaban a atacar a las parejas a cuyas mujeres terminaban violando en Cataluña. La policía detuvo a Ahmed como autor de los ataques. El hombre de 40 años imploraba su inocencia, pero nadie le creyó. Le llevaron a los juzgados esposado. Le pasearon frente a las víctimas que lo vieron por el pasillo camino hacia el despacho del juez. En la rueda de reconocimiento las agredidas le señalaron con el dedo acusándolo de ser el autor de sus violaciones, de dieciséis violaciones. Pocas semanas después, detuvieron a otro hombre, Abderrazak Mounib, también marroquí como coautor de los mismos delitos. Ahora, treinta años después el Tribunal Supremo ha anulado su condena. Ahmed ha estado quince años en la cárcel, 5.425 días muerto-viviente entre rejas. En esos años de estar muerto en vida sufrió un ataque al corazón mientras gritaba su inocencia. Pero, un guardia civil llamado Reyes Benítez empezó a investigar por su cuenta hasta demostrar que ese hombre, los dos hombres, no eran los violadores. Era Antonio García Carbonell, de etnia gitana, cuyo parecido físico era estremecedor. El imbatible ADN que durante el juicio en 1995 la sala presidida por la actual ministra de Defensa Margarita Robles no quiso tener en cuenta, ha demostrado, ahora, que los restos de semen hallados no eran coincidentes. Ahmed Tommouhi entró en prisión con 40 años. Ahora tiene 73 y su hermano, que siempre creyó en su inocencia, le paga la manutención y el alquiler. Su hijo le llamaba desde Alemania y su hija, a diario desde Nador, quien servía de vínculo con su esposa a quien ahora, ya, no le une nada y dice que tampoco sabría qué hablar con ella. La errada justicia ha matado a un hombre, su vida, su honor, sus relaciones familiares. ¿Quién repara la vida de este hombre víctima de un catastrófico error judicial ¿Quién juzga a los jueces?

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