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Tribuna libre

Juan Luis Sánchez Villanueva

Centro de Estudios Históricos Jerezanos Andalucista

Javier Molina Cundí, profesor de guitarra

LA calle de la Merced, a pesar de tener muchas de sus casas cerradas y abandonadas, guarda numerosos episodios de la historia de nuestra ciudad, y no pocos vinculados al flamenco. Es mi camino diario hacia el centro de Jerez. Desde que dejo detrás la basílica ya estoy viendo los pináculos de Santiago. Me detengo un momento ante la lápida que se encuentra en la fachada de la casa n.º 24 para comprobar que, efectivamente, allí nació Javier Molina Cundí, el Brujo de la guitarra, un 4 de mayo de 1868. Su muerte le llegó en 1956. Me quedo tranquilo ya que los datos no han cambiado. Cruzo la calle y saludo a Tío José de Paula. Desde la acera oigo la diaria y alegre actividad de un grupo de mujeres; unos metros después, cómo no, una academia enseña flamenco. Al final de la calle, José (Pepe), desde la puerta de su farmacia, la de todos nosotros, mantiene, a intervalos, una silenciosa conversación con Terremoto.Un momento, que este artículo está destinado a Javier Molina. Sabíamos por sus memorias que acompañaba con su guitarra al cante y al baile, que también daba conciertos en solitario y que impartía clases particulares. En su tarjeta de visita se podía leer: “Profesor de guitarra. Lecciones a domicilio”1. En otra publicación también aludía a las clases particulares que impartía en diferentes momentos de su carrera, sobre todo en los de inactividad entre tournées2. Ahora podemos añadir los nombres y apellidos de algunos de sus alumnos particulares: Trinidad Menéndez y Andrés, directora del colegio público de niñas de Ntra. Sra. del Socorro, su hermana Petra, también maestra, y la madre de ambas, Melchora. Las tres vinieron de Madrid para que Trinidad tomara posesión de la dirección de ese colegio el 21 de abril de 1897. Este colegio público estaba en la calle de la Merced, n.º 9. Vicente Hernández, director de la escuela pública de niños de Santo Domingo, después conocida como escuela Julián Cuadra, en la plaza del Mercado, también era alumno de Javier Molina y acudía a la calle de la Merced a recibir allí sus clases particulares de guitarra, junto a Trinidad, Petra y, tal vez, Melchora.El colegio público de niñas, aunque ahora pueda parecer extraño, era un inquilino más en la casa de vecinos. Además, la propiedad estaba dividida en dos partes y cada una tenía su casera y sus inquilinos. Ya nos podemos imaginar qué suele suceder entre los vecinos: que hubiera discrepancias y malestar entre algunos de ellos. A finales de 1900, la directora y la dueña de la parte alta tuvieron diferentes puntos de vista ante los posibles reparos que la escuela necesitaba. Esas diferencias se convirtieron en un cruce de insultos “con palabras groseras” y “una porción de frases que daba vergüenza exponer”, según se expresaban las dos partes. El Ayuntamiento creó una comisión para que informara de los hechos. Una inquilina declaró que se fue de allí por “los disgustos que constantemente le daba la madre de la Directora”, y añadía: “pude observar que durante el día subían al piso que ocupaba el colegio diariamente dos hombres el uno tocador de guitarra llamado Molina y otro llamado Don Vicente que dicen ser Maestro de la escuela del Mercado”3. El director Vicente Hernández también acudía por las noches acompañado de su familia “produciéndose con esto grandes reuniones donde se toca la guitarra y se canta y se baila y se bebe vino puesto que, con mucha frecuencia se ven subir damajuanas y cajas de vino”.El expediente nos dice que Javier Molina acudía a la calle de la Merced, n.º 9 por las mañanas, sin descartar que algunas alumnas también recibieran clases de guitarra, pues el colegio estaba en la misma planta que la vivienda de la directora. No eran pocos los colegios en los que se impartía la asignatura de música. Sin ir más lejos, tenemos al mismo Javier Molina, que fue nombrado, por unanimidad por el Ayuntamiento republicano, como profesor de guitarra para la Escuela pública de Ciegos, con el haber de 1000 ptas. anuales. La idea de contratarlo fue del concejal Juan Taboada Jiménez, para “ampliar con lecciones de guitarra las enseñanzas que se den en dicha escuela, pudiendo estar ellas á cargo del mago de dicho instrumento y paisano nuestro Javier Molina”. Era alcalde presidente Francisco Germá Alsina4. 1. MOLINA Javier, Javier Molina. Jerezano y tocaor (Memorias autógrafas de su vida artística), Edición, prólogo y notas por Augusto Butler, Jerez, Ed. Jerez Industrial, 1964, pp. 24-25.2.TORRES CORTÉS, Norberto, “La tradición oral en el toque flamenco: recordando a Moraíto Chico”, Revista de Investigación sobre Flamenco La Madrugá, n.º 7, Diciembre 2012, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, p. 70. 3. AMJF, AHR, C. 20, N.º 22, Expediente sobre averiguacion de los hechos ocurridos en la casa n.º 9 de la calle de la Merced en que se halla establecida la escuela pública de niñas de Ntra. Sra. del Socorro para comprobar la conducta moral que observan los vecinos. 1901.4. AMJF, AACC, T. 343, sesión 19 nov. 1932, pto. 3, f. 166 y sesión 4 agosto 1933, pto. 12, f. 301.

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