Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Saber perder

Pedro Sanchez no acepta la derrota: no lo hizo en 2016 y lo va a repetir en 2023 sin importar a qué coste

El rey Felipe VI recibe al presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su ronda de consultas con los dirigentes políticos antes de proponer candidato a la Presidencia del Gobierno

El rey Felipe VI recibe al presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su ronda de consultas con los dirigentes políticos antes de proponer candidato a la Presidencia del Gobierno / Chema Moya · Efe

FELIPE VI ha cumplido con la pulcritud que caracteriza su reinado su obligación de proponer un candidato a presidir el Gobierno: Alberto Núñez Feijóo.El presidente el PP logró acreditar en la ronda de consultas 172 escaños asegurados para su investidura, que, empero, tiene en ese apoyo numérico un techo de cristal: ningún otro grupo está hoy dispuesto a facilitar los cuatro votos afirmativos que faltan para la mayoría absoluta, ni tampoco al menos siete abstenciones necesarias para lograr más síes que noes.

El Rey le ha propuesto, a través de la presidenta de la Cámara, porque la “costrumbre” es dar esa posibilidad al partido que más escaños consigue y, también, porque la candidatura de Pedro Sánchez no acreditó una mayoría alternativa. 

Antes del actual presidente del Gobierno en funciones nadie nunca se planteó gobernar, siendo legítimo y constitucional, articulando una mayoría alternativa al ganador. Sánchez no sabe perder. No acepta la derrota. No lo hizo en 2015 ni en 2016 tras la repetición electoral de marzo: mantuvo su no es no hasta que su partido le destituyó el primero de octubre. Entonces ya pretendía lo mismo que ahora: desbancar al ganador de las elecciones (Mariano Rajoy con 137 escaños, los mismos que tiene Feijóo hoy) y pactar un Gobierno con los partidos a su izquierda y los independentistas. Su partido –entonces fuerte y hoy jibarizado por su hiperliderazgo– se lo impidió y facilitó las abstenciones necesarias para no celebrar unas terceras elecciones consecutivas. El dimitió. Pero regresó triunfante, desarmó al Comité Fenderal y, antes de volver a ser diputado, lo ejecutó con la moción de censura de 2018.

Para ganarse la investidura alternativa ahora, Sánchez necesita que todos los partidos que hoy no apoyan a Feijóo le voten a él. Y lo que es peor: a qué coste. Tras la consulta con el Rey, ya ha abandonado la negativa a una ley de Amnistía –inconstitucional para la mayoría de los expertos que se han posicionado– y defiende ahora que su encaje en la Carta Magna debe decidirlo el Tribunal Constitucional: el que preside Cándido Conde Pumpido, ex fiscal general del Estado con Gobiernos socialistas que hace barruntar que hará lo que le convenga a Sánchez, y una mayoría que integra uno de sus ex ministros de Justicia, Juan Carlos Campo, ejecutor de los indultos previos.

Sánchez nos ha demostrado con creces que está dispuesto a todo por conservar el poder. Y no se arriesgará a repetir elecciones, porque quizás tendría, por fin, que aprender a perder.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »