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En medio del barullo a la izquierda del PSOE, se mantiene el PCE, sumando matrioskas. La puesta en escena de Sumar, acaudillado por su militante Yolanda Díaz coincide con una efeméride del partido. Hoy se cumplen 46 años de la legalización del PCE, el 9 de abril de 1977, dos meses antes de las elecciones para las Cortes constituyentes. Entonces, el Partido Comunista de España [primera matrioska] sacó un millón setecientos mil votos y 20 diputados, cinco en Andalucía: dos por Sevilla, uno en Málaga, Córdoba y Cádiz.

El PCE, llamado en la dictadura El Partido, dada la escasa actividad del resto en la clandestinidad, ha tenido altibajos. Antes de la muerte de Franco se sumó a italianos y franceses en el movimiento eurocomunista que aceptaba las democracias multipartidistas. En la transición asumió la bandera bicolor, la monarquía parlamentaria y fue un pilar del proceso constituyente. Sus mejores resultados fueron los 23 diputados con Carrillo en la dirección, en 1979. Tocaron fondo en 1982, con cuatro diputados, pero se rehicieron y sacaron 21 escaños con Anguita, bajo la marca Izquierda Unida [segunda matrioska] en 1996.

En las generales de noviembre de 2019, Unidas Podemos [tercera matrioska], en la que estaba el PCE, consiguió 35 diputados. Por Andalucía, UP obtuvo seis escaños: dos en Sevilla y uno por Málaga, Córdoba, Cádiz y Granada. En tres años, los diputados de ese espacio se habían reducido a la mitad, tendencia que continuó a la baja. Necesitaban un revulsivo y abandonar el estilo grosero y agresivo de Pablo Iglesias. El propio fundador de Podemos abdicó en Yolanda Díaz, que no era de su formación, pero tenía la mejor valoración del Gobierno.

Esa designación a dedo incomodó a la señalada, que ha creado su propia plataforma, para indignación de Podemos. Los ingredientes de Sumar son la popularidad de Díaz y la agrupación de antiguas confluencias o represaliados de Podemos. Veremos si funciona el revulsivo. Hay un problema en la izquierda que no es sólo político o estratégico, sino físico: no cabe tanto en tan poco espacio. Hay un PSOE escorado a la izquierda para que Podemos no le pise. Podemos, en declive, está muy radicalizado y dispara contra todo lo que se mueve. En tercer lugar, Sumar, que intenta desde posiciones más moderadas, entre algodones, mejores resultados que los morados. Una cuarta izquierda ultranacionalista ocupa mucho sitio en Cataluña y País Vasco. Y en Andalucía los antiguos trotskistas anticapitalistas se han reconvertido en andalucistas. Overbooking.

El viejo PCE, con 101 años de historia, cumple el 46 aniversario de su legalización, metido en su cuarta matrioska, de la mano de su dirigente con más aceptación y mejor currículo gobernante. Ahí sigue, casi clandestino, sumando capas para que ninguna kryptonita lo haga desaparecer.

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