Sociedad

Al menos 300 desaparecidos bajo los escombros en Nueva Zelanda

  • Declaran el toque de queda tras el seísmo en Christchurch para evitar saqueos · La ciudad continúa sin electricidad ni agua y se estiman pérdidas de hasta 6.300 millones

Las autoridades neozelandesas declararon ayer el toque de queda en la ciudad de Christchurch a fin de prevenir los saqueos tras el fuerte seísmo que derribó decenas de edificios bajo cuyos escombros se estima hay unas 300 personas. Mientras prosigue la búsqueda de desaparecidos, las víctimas mortales ascienden ya a 75, según fuentes oficiales.

Los equipos de socorro trabajan a contrarreloj para localizar personas atrapadas entre los cascotes de los edificios derruidos y en más de una ocasión los equipos médicos se vieron obligados a realizar amputaciones para liberar a los atrapados.

El jefe policial para la coordinación de los rescates, Rusell Gibson, explicó que se recibían mensajes de texto vía teléfonos móviles de víctimas que bajo los escombros pedían auxilio.

El primer ministro, John Key, expresó al canal estatal de la televisión neozelandesa que "es una situación muy trágica y pasamos por unos momentos de gran agonía".

Las imágenes de la televisión local mostraron como un equipo de socorristas rescataba a una mujer herida de las ruinas del edificio de oficinas llamado PGG, después de que hubiera alertado de su situación mediante un mensaje enviado desde su teléfono.

La mayor parte de Christchurch, ciudad en las que residen unas 400.000 personas y es la segunda mayor del país, continuaba sin electricidad ni suministro de agua potable.

En cuanto a las pérdidas económicas en Christchurch, se estima que al país el seísmo le costará 6.300 millones de euros, según AIR Worldwide, una empresa que evalúa los daños financieros para los aseguradores después de una catástrofe.

El toque de queda anunciado por la Policía entró en vigor ayer al anochecer en la zona central de la ciudad, la más afectada por la sacudida del seísmo de 6,3 grados en la escala abierta de Richter que se registró el martes hacia el mediodía en Nueva Zelanda.

El director de la Policía, Dave Cliff, dijo a la prensa que con el toque de queda se perseguía, además de proteger la propiedad, crear un perímetro de seguridad ciudadana dado que había el riesgo algunos de los edificios dañados se derrumbaran de producirse otro terremoto, entre estos el Hotel Grand Chancellor, de 26 plantas.

"En el centro de la ciudad hemos detenido hoy a seis personas por robo, de esta forma también intentaremos mantener alejados a los delincuentes que pretendan aprovechar la situación", señaló Cliff.

El rescate de víctimas avanza con la ayuda de perros adiestrados que se mueven entre los escombros de los mayores edificios siniestrados y bajo los que los especialistas creen que se encuentra la mayor parte de las personas dadas por desaparecidas.

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