El nuevo gobierno andaluz

Susana Díaz borra el vínculo con los ERE en un Gobierno político

Solventa la sustitución del equipo económico con Sánchez Maldonado, catedrático de Hacienda, y la 'batalladora' María Jesús Montero. Jiménez Barrios se convierte en peso fuerte en Presidencia, junto a Luciano Alonso y la 'negociadora' María José Sánchez Rubio.

Juan M. Marqués Perales Sevilla, 09 Septiembre, 2013 - 12:31h

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha borrado del mapa de su primer Gobierno cualquier huella del caso de los ERE, lo que ha provocado la completa sustitución del equipo económico de José Antonio Griñán, de todos aquéllos que llegaron junto a él procedente de la Consejería de Economía. El asunto de los falsos expedientes de regulación de empleo se ha llevado por delante, de modo injusto o no, a todos los hombres y mujeres del anterior presidente, en lo que puede ser entendido como una asunción general de una responsabilidad política por parte del PSOE. Esto es lo sustancial del primer gabinete de Díaz, compuesto por seis mujeres y seis hombres; donde se entrevera la veteranía y la juventud, aunque aumenta la edad media de sus componentes hasta casi los 53 años; al que se incorporan cinco caras nuevas, y en el que destacan el perfil político de sus miembros. No son pesos pesados en el escenario andaluz, pero cada uno, en su materia o en su provincia, saben manejarse bastante bien.

Es el caso de Manuel Jiménez Barrios, ex alcalde de Chiclana, ex delegado del Gobierno en Cádiz y actual parlamentario, que se convierte en consejero de Presidencia, el puesto más importante del Gobierno después de Susana Díaz y del vicepresidente, Diego Valderas. Chiqui Jiménez Barrios fue, en su día, el alcalde más votado de España, conoce bien la Administración andaluza y, sobre todo, forma parte de la nueva mayoría socialista gaditana que apoyó a Susana Díaz y acabó con el poder de los partidarios de Luis Pizarro y Manuel Chaves.

El modo en que la presidenta ha solventado la sustitución del anterior equipo económico da buena cuenta de este Gobierno: en la Consejería de Economía coloca a un reputado catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga, José Sánchez Maldonado, un histórico militante del PSOE, al que acompañará en Hacienda María Jesús Montero, anterior consejera de Salud, mujer eminentemente política, muy batalladora, con conocimientos en la complicada gestión sanitaria y que será, a partir de ahora, la persona que negocie con Cristóbal Montoro. A Sánchez Maldonado le acompaña un gran currículum, aunque le falta experiencia en el cargo. Sólo estuvo unos meses en la Autoridad Portuaria de Málaga, de donde dimitió por razones de salud después de soportar un escrache de sindicalistas ante su despacho. Montero deja en Salud un malestar muy extendido entre sus trabajadores. Le sustituye María José Sánchez Rubio, una especialista en tender puentes y un referente de las feministas granadinas.

De este modo, Antonio Ávila y Carmen Martínez Aguayo dejan sus importantes puestos en el Gobierno de la Junta, un camino que también seguirá el viceconsejero de Presidencia, Antonio Lozano, el único imputado del anterior gabinete por el caso de los ERE. A Lozano lo sustituirá una persona de la entera confianza de Susana Díaz: Javier Fernández, sevillano, delegado del Gobierno andaluz en su provincia y hombre de gran influencia sobre la presidenta. A Fernández hay que sumar otro nombre clave: Máximo Díaz Cano, que seguirá como secretario general de Presidencia. Éste ha sido el único que estuvo con Susana Díaz durante el domingo pasado, cuando la presidenta se encerró para formular su Gobierno. Miguel Ángel Vázquez continuará en la Portavocía y, por tanto, formará parte de los Consejos de Gobierno.

Otro de los hombres de Susana Díaz que, a su vez, conecta con la generación de Manuel Chaves, es Luciano Alonso, que dirigirá a partir de ahora la doble Consejería de Educación y Cultura. La presidenta se ha atrevido a hacer lo que Griñán quiso, pero se arrepintió en el último momento: fusionar Cultura con otro departamento. Ello le ha permitido separar Agricultura de Medio Ambiente sin que aumente el número de Consejerías. Mar Moreno, anterior consejera de Educación, es otra de las víctimas del cambio. Moreno lideró la minoría del PSOE de Jaén frente a una mayoría que, aunque crítica con Griñán, terminó por apoyar a Susana Díaz en las elecciones primarias.

El Gobierno recupera la individualidad de la Consejería de Medio Ambiente, que recaerá en la alcaldesa de Baena, María Jesús Serrano. Junto a Ávila, Martínez Aguayo y Mar Moreno, el anterior consejero de Medio Ambiente, Luis Planas, es otro de los pocos que salen del Gobierno. Este cordobés de adopción intentó presentar, sin éxito, una candidatura a las elecciones primarias. Después, él mismo anunció que no seguiría en un gabinete presidido por su competidora. En Agricultura le sustituye Elena Víboras, la actual alcaldesa de Alcalá la Real. Jaén siempre aspiró a contar con una persona de la corriente mayoritaria en el PSOE y, a ser posible, con la cartera de Agricultura, debido al fuerte peso del olivar en esta provincia. Se da la circunstancia de que Víboras es del mismo pueblo que Antonio Ávila, aunque la elección ha tenido que ver más con el deseo de Susana Díaz de recomponer el PSOE en toda Andalucía.

La única provincia que se queda sin consejero es la de Almería. Desde que saliera Manuel Recio de la Consejería de Empleo en marzo de 2012, el territorio más oriental carece de una persona vinculado a la zona. Tampoco hay consejero socialista de la provincia de Huelva, aunque el vicepresidente, Diego Valderas, de IU, es de Bollullos. El cambio no ha afectado a IU, por lo que siguen Rafael Rodríguez en Turismo y Elena Cortes, en Fomento. En IU consideran que este primer Gobierno de Díaz no llegará al final de la legislatura, porque necesita de otros ajustes, especialmente en la Función Pública.