“El amor no se gasta, por eso es tan generoso”

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Una entrevista de Marco A. Velo con el docente y compositor Manuel Cornejo

Manuel Cornejo, docente y compositor.

04 de marzo 2025 - 05:00

Pregunta.–Usted es docente por convicción. ¿Posiblemente esta vocación por la enseñanza naciera a partir de la celebérrima agrupación del Carnaval de Cádiz ‘Una chirigota con clase’ en la que precisamente su recordado padre encarnaba al profesor don Adolfo?

Respuesta.–Bueno, esa chirigota salió en el carnaval de 1996, yo nací en septiembre de 1993, así que tenía dos años y poco. Creo que la vocación es algo personal que vino después, cuando fui un poco más mayor, siempre quise ser profe y, gracias a mis padres, conseguí serlo y trabajo actualmente de ello. La vocación que si heredé seguro de esa chirigota es la carnavalera, que es mi otra gran pasión.

P.–¿Qué tenía su padre para que todo Cádiz lo quisiera y aún lo siga queriendo?

R.–Hombre, siendo su hijo, podría hacerte una lista interminable de calificativos por los que la gente lo recuerda, pero creo que su cercanía, su caballerosidad y su saber estar tuvieron mucho que ver. Era un hombre con mucha capacidad de gestión para el que lo más importante era el bienestar de su grupo. Siempre fue un señor, por lo menos para mí, aunque, como he dicho anteriormente, soy su hijo y se me puede “ver el plumero”.

P.–¿Qué tal se encuentra usted trabajando en un colegio de esta ciudad de Jerez?

R.–La verdad es que muy bien, muy cómodo. El colegio Madre de Dios es un colegio muy familiar, en el que tanto los profesores y profesoras como los alumnos me han cogido de manera muy cercana y cariñosa. Ha sido como entrar en una familia que estaba ya formada pero en la que siempre hay un hueco para uno más. Un centro muy activo, que siempre está ideando proyectos e innovando en la enseñanza, y a mí que me encanta no estar quieto, pues de lujo.

P.–¿Es cierto que los gaditanos nacen allí donde a cada cual le da la gana?

R.–Creo que los gaditanos nacen en Cádiz. Es verdad que hay muchísima gente que quiere nuestra tierra, y el roce inevitablemente hace el cariño, pero pienso que para ser de un determinado lugar hay que padecerlo, vivirlo y sufrirlo. Cádiz es de los gaditanos y las gaditanas, pero somos tan buena gente que la abrimos al mundo y la compartimos con todos aquellos que quieran venir.

P.–En Jerez existen miles de buenos aficionados al Carnaval. Para los admiradores de la chirigota del Love… ¿puede usted decirnos cómo era el ambiente de trabajo de este grupo que ya ha pasado con todos los honores a la historia del Concurso de Agrupaciones?

R.–La chirigota siempre ha tenido un ambiente muy familiar. Tengo muchísimos buenos recuerdos de muchos momentos vividos juntos que no pertenecían al ámbito carnavalero. Han venido a mi bautizo, a mi comunión, y en otros tantos momentos especiales e importantes de mi vida. En lo que se refiere al carnaval, para mí han sido los mejores. Siempre juntos, unidos cuando ha ido mejor y cuando ha ido peor. Siete primeros premios, muchos antifaces de oro y pregoneros en 2014. Como tú has dicho en la pregunta: han pasado con todos los honores y por méritos propios a la historia del carnaval de Cádiz.

P.–¿El Carnaval de Cádiz debe ser una fiesta comprometida con lo local pero también con aquello que sucede en el exterior, tanto nacional como internacionalmente?

R.–Yo creo que el carnaval de Cádiz es una fiesta comprometida con todo aquello que nos moleste o nos duela, sin importar la distancia con la que puedan verse los distintos problemas. A lo largo de su historia se han cantado y escrito infinidad de letras y entre las cosas que hacen grande a la fiesta es que cada uno dice y escribe lo que le da la gana. Se han escuchado letras a favor y en contra de la pena de muerte, la Guerra de Irak, pero también letras a los astilleros de Cádiz, al presidente del gobierno, al de la Junta de Andalucía, al gobierno local. Es decir, todo aquello que nos inquieta tiene hueco en las coplas del carnaval.

P.–¿Qué le inspira el olor de un plato de puchero en un patio de vecinos?

R.–Depende de la hora, si son las 12:30, hambre (risas)… Creo que me inspira un ambiente de barrio, hogareño, que considero que en muchos lugares se está perdiendo, y en Cádiz concretamente, cada vez huele menos a puchero y se está cambiando el “picha” por el “good morning”

P.–¿Qué es para usted el amor?

R.–Quizás sea el motor de la vida, algo tan infinito que no se puede calcular pero del que a la vez puedes abastecer a muchas personas. Tengo la suerte de querer a muchas personas en mi vida y para cada una de ellas tengo camiones de amor, no se gasta, por eso es algo tan generoso.

P.–¿Qué necesita usted para componer?

R.–Sobre todo tiempo y silencio, cosas de las que conforme pasan los años ando más escaso. Mi padre siempre decía que la inspiración te tiene que coger trabajando y eso es lo que hago. Intento trabajar mucho la comparsa y buscar las musas, no dejar que vengan, que a veces también ocurre.

P.–Lorca decía “escribo para que me quieran”. ¿Usted compone para que le quieran?

R.–Es muy bonito que te quieran, y cuando gente que no te conoce de nada te muestra su cariño es fantástico. Yo no compongo ni escribo con esa intención. Creo que las cosas más bonitas que me han pasado, han venido sin ser buscadas, y si la gente algún día llega a quererme será porque hemos conectado.

P.–¿Cuál es su escritor de cabecera?

R.–Creo que siendo profe de inglés, lengua y literatura sería difícil quedarme con uno solo, me pasa lo mismo con los autores de carnaval y sus agrupaciones, sería imposible elegir solo a uno y descartar el resto. Pero por focalizar la respuesta, te diría que la Generación del 27, y con guiño especial a los andaluces.

P.–¿Qué le debe la humanidad a la música?

R.–Principalmente creo que respeto. Es tanta la abundancia de cantantes y canciones que a veces cuesta valorar lo excelente. A veces, entre tantas nubes, cuesta trabajo ver el sol.

P.–¿Cómo se aprende a perdonar?

R.–Creo que con la edad, aprendes a relativizar y empiezas a darle importancia solo a las cosas que verdaderamente la tienen. Perdonar es algo difícil a veces, sobre todo depende de quién venga el error o la ofensa. Creo que se aprende con los años, y gran parte de ese aprendizaje reside en la resta de importancia.

P.–Si digo la palabra ‘familia’, usted dice…

R.–Grupo de personas que pueden compartir sangre o no. Tengo la suerte de tener una familia grande y unida y también tengo la suerte de tener amigos que son familia, sin utilizar el término a la ligera.

P.–Dígame una lección de vida que le costó trabajo aprender.

R.–El fallecimiento de mi padre a una edad tan temprana me hizo aprender la fugacidad del tiempo, e intento aprovecharlo siempre siendo consciente de que los que me rodean algún día me faltarán. Las fiestas se acaban, los días se marchan y las personas son perecederas. El aquí y el ahora, nadie sabe si habrá un mañana.

P.–Aquel consejo que nunca olvida…

R.–Creo que es importante aprovechar la vida, ser sencillo, humilde, cercano e intentar dejar un buen recuerdo a los que pertenecen a tu vida.

P.–¿Qué desea añadir?

R.–Dar las gracias por acordarte de mí para esta entrevista, y animar a todos los lectores a pasar un ratito por Cádiz y disfrutar del mejor carnaval de mundo.

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