La ruleta de la suerte a los padres con hijos Down

José Castaño Rubiales

24 de mayo 2025 - 05:00

En la vida se suele tener unos conceptos sobre el futuro personal y familiar, que por lo general, concurran una serie de circunstancias, que solo se suele pensar en gozar la vida con plena felicidad.

Difícilmente, la humanidad sea consciente, que la vida es como la ruleta de la suerte, que lo mismo se para en el número que te premia, que lo hace donde nadie espera y desea.

Quienes más saben de la eventualidad de esta ruleta de la vida, son los padres que les nacen hijos con el síndrome de Down, hasta entonces es cuando los padres descubren que sus hijos les ofrecen una serie de valores, que incluso carecen niños y niñas normales.

La sociedad ha cambiado tanto, afortunadamente, que quienes tenemos años, hemos podido comprobar, cómo hasta hace pocos años, cuando a muchas familias les nacían un hijo con síndrome de Dowm, les parecían un castigo de Dios, y por lo general, muchos de estos críos eran ocultados en sus domicilios como si no fuesen humanos.

Era evidente, que en tan incomprensibles, e incluso, falta de caridad con sus propios hijos, se debían a unas creencias y conceptos, ciertamente equivocados, los que afortunadamente, con el paso del tiempo han quedado demostrados, que ellos también traen felicidad a sus familias.

Quienes hemos vivido de cerca tan vejatorios tratamientos con estos niños, y hemos tenido la oportunidad de convivir con ellos, descubrimos, en ellos tanta sensibilidad, inteligencia y valores, que nos llevaban de admiración, y a la vez, de un malestar interior provocado por la falta de conciencia de sus progenitores.

Afortunadamente, que no es extraño que la sociedad este descubriendo en ellos unos valores que siempre tuvieron, pero que por los motivos apuntados anteriormente, de mantenerlos enclaustrados, jamás pudieron mostrar sus grandes valores humanos.

Cuando se tiene la oportunidad de descubrir en ellos, estos valores, provocan tal grado de admiración, que sería oportuno y necesario, que la sociedad descubra definitivamente sus verdaderas facultades.

Precisamente, desde el mes de mayo de 1996, cuando se fundó la Asociación Cedown en Jerez, tuvieron el acierto de abrir un futuro para estas chicas y chicos, dignos de admiración. Y se ha podido comprobar, como prestándoles las atenciones necesarias consiguen normalizar sus vidas y serles útil a la sociedad.

Esta, se engrandece, cuando se sabe que son las colaboraciones de los padres, con tan benemérita Asociación, y con grandes esfuerzos conseguir las ayudas de generosas empresas y algunos bienhechores.

A veces pienso, que la sociedad, especialmente, aquellas personas que son ajenas a los muchos gastos que soportan las muchas y costosas necesidades, que suponen, el sufragar un equipo dedicado a educar y mantener a sesenta y cuatro personas diariamente.

A tan grandes esfuerzos que realizan estos padres, se une uno tan importante como la de conseguir que los gobiernos, español, autonómico, provincial y municipal, cumplan con las promesas que anualmente prometen, y que no siempre cumplen, o bien las cifras coinciden con los grandes gastos, que suponen mantener unos centros tan necesarios e importantes como estos.

Afortunadamente, los grandes avances frutos de muchas investigaciones, vienen contribuyendo a que estas personas encuentran junto a la calidad de vida, la posibilidad de incorporarse a cualquier actividad laboral.

Es indudable, que son estos padres quienes se enfrentan a una serie de circunstancias, como es, que un gran sector de la sociedad, no acepta, que estos chicos y chicas tienen unas sensibilidades tan extraordinarias como impensables, pero que necesitan un cuido especial.

Es cierto, que la sociedad viene aceptando que estos jóvenes no son conceptuados como antiguamente, que sufrían la marginación, y la falta de compresión.

Mientras que son los padres y hermanos, quienes, no solo que aceptan a un miembro de la familia tan especial, sino que también tienen el reto de sus futuros, especialmente cuando ellos les faltan.

Si gran admiración producen las familias con miembro en las mismas con síndrome de Down, estas crecen, cuando sus hermanos y familiares, les siguen queriendo como sus padres.

Ojala, todos los gobernantes españoles, fuesen conscientes que las personas con síndrome de Down, tienen los mismos derechos, incluso más, que todos los españoles, y dejen caer sobre sus padres, y las asociaciones que se esfuerzan en consolidar los valores de estas chicas y chicos, las grandes cargas económicas que soportan los padres.

No cabe duda, que para poder presumir de tantos avances de una sociedad moderna, la administración debía concienciarse y obligarse a planificar y costear unos centros, donde el futuro de las personas afectadas por el síndrome de Dowm, cuando les faltan los suyos, tengan un lugar de acogidas y cubiertas todas sus necesidades.

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