Gastronomía / José Andrés

La rentable caridad gastronómica

  • El showman y cocinero José Andrés llegó a Cádiz a bordo del Juan Sebastián Elcano

La rentable caridad gastronómica

La rentable caridad gastronómica

La caridad gastronómica también puede ser falsa. ¿Quién puede dudarlo? La industria de la pobreza genera multitud de oenegés que promueven la justicia social y el desarrollo en el mundo. El problema no está en su digna finalidad sino en la eficacia real de las ayudas y en el riesgo en convertirse en una estrategia para promocionar la imagen pública de quien lo promueve.

José Andrés, cocinero español afincado en Washinton DC, es un chico que cae bien. Su estilo campechano, directo, rápido y descarado lo convierte en un personaje público en EEUU. Un modelo de éxito empresarial. Es un fantástico ejemplo su compromiso por la erradicación del hambre. Se le podrá criticar que no es más que una pose o algo que forma parte del juego del marketing social, pero no se le puede negar su disposición, su entrega y cierta coherencia de su discurso. Andrés se desplazó en octubre de 2017 hasta Puerto Rico para poner su experiencia culinaria al servicio de los damnificados por el huracán María y, a través de la plataforma de cocineros y voluntarios World Central Kitchen, envía comida a cientos de miles de personas. También le llevaba el huerto de la Casa Blanca a Michelle Obama. Como los buenos curas de pueblo, se come el chorizo en la mesa del pobre y el faisán en casa del rico.

Conviene recordar que con la caridad se acostumbra a la gente a la beneficencia, como si fuera una condena que existan ricos y pobres. La solidaridad, a diferencia de la caridad, parte de la idea de justicia social, es decir, dar a todos lo que por ley pertenece, creando condiciones para que se desarrollen sociedades en igualdad de oportunidades. También es bueno saber que el mecenazgo en USA está libre de impuestos y produce importantes deducciones fiscales…

¿Quién se va a querer enfrentar a un personaje con tanto poder? Condecorado con la medalla de las Artes y las Letras, José Andrés es una las personas más influyentes del mundo. Su éxito habrá despertado muchas envidias. Tiene más de 700.000 seguidores en twitter aunque ya se sabe que es la calidad de tus convicciones y no el número de seguidores lo que determina el éxito. Encarnar el éxito significa ser una figura pública. A este cocinero le gusta la política y está comprometido con el partido demócrata estadounidense que lo ha llegado a proponer al Premio Nobel de la Paz. No puede pretender dar opinión, tener relevancia, ser el centro de atención y encima no estar sujeto a crítica.

Hay miles de españoles y de hermanos hispanoamericanos intentando “hacer las américas”, jugándose la vida y matando por una “visa” para conseguir el ideal del sueño americano. No todos lo logran. José Andrés lo ha conseguido y esto es elogiable. Pero si bien contamos los triunfos estaremos visibilizando solo una parte. Los fracasos existen y si nada más que ponemos el foco en los que han tocado el santo no estaremos haciendo una sociedad más justa. ¿No hay más cocineros españoles que triunfan en EEUU? ¿La comunidad científica española en USA no es un caso de éxito?

El investigador Miguel Ángel Almodóvar acaba de recordarnos que la cocina española posee muy poca influencia internacional. Por mucha vanidad patriótica nacional que tengamos, el estudio de la multinacional Sous Vide Tools, dedicada a temas de alimentación e industria alimentaria, acaba de publicar a partir de la información en la plataforma Google Trends, que bajo la categoría apátrida de “Tapas” figuramos en el listado en el número 17 y a la baja.

Ser un embajador de la cocina española en Estados Unidos es algo muy anecdótico, incluso exótico y pintoresco pero muy irrelevante según nos dicen los datos. Sin embargo, la Armada española, siempre a la vanguardia, lo ha considerado más que meritorio para darle la más alta distinción y subirlo en nuestro buque escuela, el Juan Sebastián Elcano, el pasado domingo cuando arribó a Cádiz tras su periplo internacional.

Los cocineros se han convertido en unos personajes públicos que simbolizan un modelo social de poder e influencia más allá de sus creaciones gastronómicas. Si ya son capaces de construir emporios empresariales o de llegar a la política significa que han traspasado los límites de su propia función social. Han dejado de ejercer la libertad creativa para convertirse en una pieza más del capitalismo.

José Andrés, mitad showman, mitad político, ha conquistado América con ese modelo de filantropía yanqui lleno de vanidad y de éxito en los negocios. Su trayectoria vital, aparentemente progresista y bondadosa, lo convierte en un personaje competitivo aunque no sabemos si todo eso lo hace una persona más feliz.

Quizás, si aún no ha conseguido la felicidad habría que recomendarle una fórmula infalible: que se tome media ración de salmonetes fritos en El Rinconcito. De la distinguida zona residencial de Chevy Chase en Washington DC al barrio obrero del Avecrem de Cádiz.

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