Los visitantes llegan a Cádiz espaciados, con ganas de fiesta y pocos disfraces

Ni de lejos se vivió ayer en Cádiz un sábado de Carnaval de los que acostumbra a regalar la fiesta cuando es oficial. La ciudad, eso sí, tuvo a lo largo del día mucha gente en la calle, con las terrazas de los bares funcionando bien y con visitantes que fueron llegando de manera espaciada sin que se produjeran grandes retenciones de tráfico. Las ganas de escuchar coplas fueron evidentes, aunque los disfraces no fueron precisamente la nota dominante del día, salvo entre los más jóvenes.

Los autobuses urbanos, que a las dos de la tarde dejaron de pasar por el Campo del Sur al suprimirse las líneas 2 y 7, circulaban por la avenida principal bastante cargados en dirección al casco histórico.

Ya por la tarde empezaron a llegar a la ciudad algunos autobuses cargados de jóvenes. Agentes de la Policía Local, situados ante Hacienda o en la plaza de Sevilla, indicaban a sus conductores que se había habilitado un espacio para ellos en los aparcamientos de la avenida de Astilleros. Desde allí, andando, algunas oleadas de jóvenes cruzaban por la avenida del Puerto y llegaban a San Juan de Dios cantando.

También fue un sábado en el que mucha gente volvió pronto a sus casas, en autobuses llenos ya en el Fénix o formando colas para esperar un taxi.

Y, en torno a las ocho y media, caravana de coches para salir de la ciudad por la autovía de San Fernando, ya que en Torregorda les esperaba un control de alcoholemia de la Guardia Civil.