Cómic

Sola en la noche

  • Bajo la luz de la luna, la joven protagonista de esta historia descubrirá cuál es la crucial misión para la que ha nacido

Detalle de la ilustración de portada.

Detalle de la ilustración de portada.

Resulta un caso único el hecho que un medio narrativo muy marcado por la personalidad del país donde nació haya influenciado tanto y a tantos autores y autoras fuera de sus fronteras. Me refiero, claro está, al caso del cómic nipón, el manga.

Occidente descubrió una forma muy personal de narrar, dilatando el tiempo cuando era necesario y con unas pautas gráficas muy definidas, lo que hizo que, con talento, nacieran el euromanga y el amerimanga, híbridos que mezclan lo mejor de ambos mundos.

En el caso de K. O'Neill, autora neozelandesa, la influencia del manga es más que obvia, e incluso diría más. Sobre sus páginas podemos observar la larga sombra de un maestro del anime, Hayao Miyazaki, que la ha marcado muy mucho.

En el caso particular de éste, su último cómic publicado en España, nos encontramos en un mundo poblado por seres antropomórficos, pero con unos corazones muy humanos. La protagonista del cómic es la joven Anya, que pertenece a la aldea nocturna, unas gentes que desde tiempos inmemoriales se dedican al cuidado, devoción y mantenimiento de la flor nocturna, gracias a la cual pueden sobrevivir a las duras condiciones del lugar.

Pero claro, el convertirse en pastora, o como reza el título “guardiana”, de las polillas no es cosa fácil. Y aunque cuenta con la generosa ayuda de su antecesor en el puesto, Yeolen, las largas noches de vigilia, bajas temperaturas del desierto y, sobre todo, la soledad, se van a convertir en duras pruebas con las que la comprometida protagonista ha de cargar a sus espaldas.

Su labor, avances, serán observados no tan solo por su tutor, sino que la pareja de éste, la boticaria Aimoss y su joven aprendiz, Estell, también se preocuparán por una cada vez más aislada y agotada Anya, que lucha contra sus propios recuerdos mientras observa la redondez de la luna llena y inquietas polillas revolotean a su alrededor y se percata de un fulgor desconocido, una presencia extraña.

Además, como una deseada fruta, existe el día, la luz solar, tumbarse en el suelo mientras una invisible mano nos reconforta y adormece… ¿Pero qué ocurrirá cuando la muchacha se deje llevar por el cansancio?

K. O'Neill nos sumerge en una historia para todos los públicos, que habla de amistad, de responsabilidad, lidiar con los fantasmas propios. Todo envuelto en un mundo fantástico, donde sus habitantes viven sencillas existencias, ayudándose unos a los otros, sin pedir nada a cambio.

He de confesar que es la primera vez que me enfrento como lector a una obra de O'Neill, y salgo de ella totalmente satisfecho, tanto en lo visual, en el que la autora demuestra que es una narradora gráfica extraordinaria, como en el apartado argumental, en el que al terminar este cómic de deja un poso de calidez, tranquilidad y una sonrisa asoma a tu rostro.

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