Personajes con sabor

Enrique Romero. El guardián de la tradición: entre cofrades y mayorales

  • El honor de defender un ser que respira orgullo: el toro bravo. "El toro no te hace caso hasta que pisas sus terrenos. Entonces te levanta la cara y va a por ti…"

Junto a Enrique Romero y  Antonio Rivera, propietario y jefe  de cocina de Doramar Puerto.

Junto a Enrique Romero y Antonio Rivera, propietario y jefe de cocina de Doramar Puerto. / Reportaje gráfico: Paco Menjivar

He de reconocer que he tenido que hacer un esfuerzo especial para poder "resumir" este encuentro en el espacio habitual. La lección de vida y de saber comunicar que me regaló nuestro invitado es el culpable de ello. Bendita culpa por cierto. Que conste que el cuerpo me pide más. Habrá nuevo encuentro. Lo aseguro. Y me adelanto al final: Gracias maestro.

El RESTAURANTE

Interior del restaurante. Interior del restaurante.

Interior del restaurante.

Y como si los planetas se alineasen para un día tan especial, miren por dónde que el restaurante para la ocasión, Doramar Puerto, en la céntrica y portuaria calle Casas de Campo, resultó el idóneo para la ocasión. Ahí estaba su propietario, coordinador general y jefe de cocina, Antonio Rivera, aguardando nuestra llegada, como versado capitán al frente de su nave. Calurosa la acogida y más cariñoso aún, cosa que le agradecemos sobremanera, el recibimiento a nuestro invitado. Fuimos recibidos igualmente por Juan Antonio Domínguez como jefe de sala y atendidos en todo momento por una joven, cordobesa ella, de lo más profesional que uno puede echarse a la cara: Beatriz García. Y con estos mimbres hicimos un cesto de lo más puro y consistente.

EL INVITADO

Llegó Enrique Romero directamente de grabar uno de sus programas. Sonrisa de oreja a oreja, como todo el que lo conoce sabe es habitual en él, y con verdaderos deseos de contarme cosas. Y vaya si lo hizo. "Este año será la catorce temporada de "Toros para todos", catorce años de grandes y apasionantes experiencias". Le felicité por ello y le hice ver mi admiración por su trabajo. "Creo que mi vida es realmente apasionante", me respondió con el rostro iluminado, como un chaval que acaba de estrenar juguete. "Cuando hice el primer programa de "Toros para todos", los puritanos de la fiesta me querían matar. Era demasiada transgresión para ellos. Al siguiente programa ya tenía en 20% de cuota de pantalla, en domingo. Y así hasta hoy".

Comenzamos hablando directamente de toros, su gran pasión, pero mi interés iba también por otros derroteros, sobre todo de una persona que ha llevado un programa excepcional sobre Semana Santa, "Bajo Palio" y que ha sido pregonero de nuestra Semana Santa. Y le pregunté por la relación o concordancia entre cofradías y escuelas taurinas. Una pregunta transgresora para un profesional de la transgresión. "Pues me parecen totalmente coincidentes. Mira, las cofradías consiguen acercar a la gente, desde niños a mayores, a nuestras tradiciones religiosas, a un encuentro muy especial con Dios. Y las escuelas taurinas, salvando las distancias del motivo final, consiguen acercar también a todo tipo de público, empezando por los jóvenes, al desconocido mundo del toro". ¿Desconocido en un país como España, en una región como Andalucía?, le pregunté. "Mi programa es una ventana abierta para conocer las ganaderías, algo que está prohibido para el público". Por lo tanto tú sí conoces ese mundo, insistí: "Yo conozco el toro. Más de mil quinientos reportajes en el campo me avalan. Además yo he toreado- momentos de silencio-. ¿Sabes? Me dije, si quieres ser honesto y hablar de verdad sobre este mundo, debes conocerlo. Y toreé novillos. El primero que maté, nunca lo olvidaré, fue en La Algaba, en Sevilla. Y ahora, cada vez que estoy en el campo y veo un toro, me alegro de no haber sido torero. Que miedo más grande. Un torero nunca fracasa. Simplemente por el hecho de ser capaz de ponerse delante de un toro ya ha triunfado. Dominar al toro es muy difícil, pero una vez que lo haces, el toro está acostumbrado a aceptar a un líder. Cuando el torero se impone, el toro lo acepta y se deja torear. El toro entrega su vida cuando reconoce que has podido con él. Y jamás se lamenta. Es su manera natural de entender la vida. Mi programa de toros no es solo para taurinos, mi carácter no me lo permite". Y doy fe de ello.

Enrique es una persona abierta, extrovertida, un grandísimo comunicador, pero curiosamente, como él mismo nos confiesa.. "Se comenta mucho mi manera de presentar el programa. Por lo mucho que gesticulo con los brazos y el caminar continuo en el set de grabación. Eso se debe a mi timidez. Hoy en día totalmente superada, pero en los principios me ayudaron mucho a vencerla. Actualmente es mi manera de comunicar. Tengo tanto que decir que utilizo cada poro de mi cuerpo…".

Su programa, basado sobre todo en el campo y la vida en la naturaleza, también trata de la fiesta. "Si la fiesta desaparece el toro bravo también lo hará, así de fácil. Si se continua con el grado de desconocimiento e incomprensión en la sociedad, y en el propio mundo del toro, este se extinguirá". Un brillo rebelde surge de nuevo en sus ojos, y no detiene su discurso, ahora más vehemente si cabe: "El toro bravo es el animal más poderoso. Ya en la época de los romanos, en el circo, podía con los leones y tigres, que eran el máximo exponente de fiereza". Todos sabemos la polémica que rodea la fiesta del toro, el daño que sufre el animal, etcétera. "Gracias a la fiesta conocemos al toro bravo, de lo contrario habría desaparecido hace mas de trescientos años. Ahora bien, soy de la opinión de que hay que reducir el castigo del toro. Tanto la técnica del toreo como el propio toro han evolucionado, el reglamento no. El toro de ahora es más previsible, más bravo y obediente y por lo tanto el castigo debe disminuir. Pero todo esto hay que explicarlo..." Lo que les comentaba al principio, todo un máster sobre el toro.

LA COMIDA

El bueno de Antonio tuvo que venir a advertirnos que estaba muy bien eso de hablar pero que había que comer. Con el descorche de una botella de un extraordinario vino de la tierra, blanco, moscatel seco, de Capuchina vieja -de la selección de bodegas Lara- , abrimos mesa con una ensaladilla rusa de la casa, unas conchas finas y bolos, realmente sabrosos.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Cabe destacar que si el restaurante Doramar es especialista en comida mediterránea, no es por gusto. Realmente uno está degustando un trozo de nuestro mar cuando toma cualquiera de sus platos. Después de escanciar una nueva copa del fresco y suave vino, retomamos la conversación, esta vez por Málaga, ya que también, fue pionero Enrique Romero, una vez más, en temas relacionados con el turismo, Canal Turismo fue el primero de su clase. Y le hice una de las preguntas acostumbradas a nuestros invitados sobre si Málaga podrá morir de éxito: "Málaga ha evolucionado de manera extraordinaria. Morir hay que morir, por lo tanto mejor hacerlo de éxito que de fracaso, de mediocridad". Dicho queda. "El ser humano es pesimista por naturaleza y nos quejamos por todo. Recuerdo la polémica cuando se decidió peatonalizar calle Larios, y mira el resultado. Pero nos queda una gran asignatura pendiente, desde hace décadas: el cauce del río Guadalmedina...".

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

La llegada de Beatriz con unas quisquillas y unas gambas de la bahía nos hicieron detener la conversación. No era para menos. Decidimos abrir una botella de un tinto extraordinario, Carlos Moro, para acompañar los pescados fritos - boquerones y salmonetes- que vendrían a continuación, para cerrar con un gazpachuelo de la casa, de chuparse los dedos. Todo un homenaje gastronómico que disfrutó y agradeció nuestro invitado.

Le pregunté si la vida le había dado alguna cornada seria. "Sí, una muy gorda. Ella tuvo la culpa de que naciera el programa Toros para todos. Sufrí una angina de pecho con 38 años de que la que me escapé por los pelos. Eso me hizo analizar mi vida." Ya estábamos en los cafés cuando le pregunté por su sueño en la vida: " Sueño con hacer feliz a los demás. Un segundo de la felicidad de los demás no se puede cuantificar económicamente..". Y finalmente le pregunté qué clase de toro sería : " Sería un toro manso. Soy una persona muy sensible…." y añado yo: y un comunicador excepcional.

Para despedirnos del restaurante felicitamos a Antonio Rivera y a todo su equipo. Ahora entendemos que más que clientes, son amigos los que acuden asiduamente a Doramar Puerto. Y quedamos en ir a otro restaurante Doramar, este en Ciudad Jardín. Un saludo desde aquí a Rafael Aguilar. Pronto nos veremos.

LOS VINOS

Blanco: Capuchina Vieja

Gran vino de la D.O. Sierra de Málaga hecho con uvas moscatel. Todo un proceso que ha dado lugar a un vino seco y meloso. Muy bueno.

Tinto: Carlos Moro (Bodega Carlos Moro)

Extraordinario vino riojano. Uvas tempranillo, garantía de sabor y aroma.Lo maridamos con el gazpachuelo. Sobresaliente.

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Bodegas Lara Bodegas Lara

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