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Máximo riesgo en Vilna

  • El Sevilla no quiere dar opción siquiera a un susto en la visita al Zalgiris, aunque el tanteo de la ida (1-0) inquieta

  • Machín hará de nuevo rotaciones

El técnico del Sevilla, Pablo Machín, en el banquillo blanco durante el partido de ida.

El técnico del Sevilla, Pablo Machín, en el banquillo blanco durante el partido de ida. / pepo herrera/efe

Prueba de fuego tempranera para el Sevilla de Pablo Machín. Después de ofrecer una buena imagen, aunque con una derrota todo sea dicho, en la Supercopa de España contra el Barcelona, los sevillistas tienen una cita menos glamourosa a tres mil kilómetros de su feudo, pero cargada de peligros. Se juega en Vilnius, Lituania, y allí aguarda el Zalgiris, que tratará de remontar el uno a cero que se registró en la ida en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Pese a las diferencias futbolísticas que quedaron reflejadas sobre el césped nervionense, lo cierto es que los bálticos también pudieron empatar de no ser por las felices intervenciones del guardameta checo Vaclik. Así que bueno sería que los blancos fueran de lo más precavidos en esta vuelta y que, sobre todo, acertaran mucho más a la hora de plantarse delante de la meta adversaria. No se puede rematar tanto a puerta como lo hicieron en la ida Nolito, Ben Yedder, por citar a los dos más prolíficos, y obtener tan escaso rédito de cara al marcador. Sólo un tanto y marcado de falta directa por Banega. Ahí, por tanto, estará una de las claves de esta cita tan trascendental para los blanquirrojos. La eficacia debe subir muchísimos puntos si no quieren sufrir ningún susto gordo en esta visita a la lejana Lituania.

Los sevillistas juegan en un estadio con césped artificial y de sólo 5.067 asientos

La expedición sevillista, como es habitual en las excursiones continentales, se plantó ayer en la ciudad báltica tras recorrer 3.046 kilómetros, que es la distancia que separa a ambas ciudades. Resulta curioso a la hora de repasar a la relación de los 18 convocados para esta cita que Machín no ha mostrado mucho miedo con los viajeros. Igual que sucediera en la ida, el técnico soriano no ha alterado su política de rotaciones ni siquiera por la cortedad de un resultado que podría convertirse en una trampa. Por ejemplo, los defensas Kjaer y Mercado se quedaban en Sevilla para seguir acumulando trabajo en la preparación física previa a una temporada y llegar también en mejores condiciones a la cita liguera del próximo domingo contra el Rayo Vallecano.

Quien la lleva la entiende, está claro, pero es evidente que Machín tiene plena confianza en quienes en teoría están destinados a jugar menos a lo largo de la campaña, ya que los cuatro centrales que se desplazaron hasta Lituania fueron Sergi Gómez, Berrocal, Carriço y Gnagnon. Sólo los recién llegados Sergi Gómez y Gnagnon parecen con opciones de ser titulares cuando ya se estén jugando los partidos más importantes del curso. Incluso se podría dar el caso de que Carriço saliera finalmente de la plantilla y que Berrocal, como parece lógico, formara parte del filial a la espera de que le llegaran oportunidades en la primera plantilla.

Pues ellos serán los encargados de poner la principal barrera de protección delante de Vaclik. Ya sería aún más arriesgado una permuta en la portería con este uno a cero de la ida. Aunque todo es posible, no parece que vaya a producirse ahí también una rotación.

¿Y hay una razón objetiva para ese temor?Resultó evidente que el Zalgiris está muy lejos del nivel futbolístico de un equipo de la Primera División española, pero esto es fútbol, no se olvide, y en este deporte se han dado situaciones en las que un Alcorcón ha goleado a todo un Real Madrid. Y así un montón de casos más en los que David engulló incluso a Goliath. Cabe suponer, pues, que las charlas de Machín a los suyos habrán ido dirigidas hacia ese sentido. Nadie debe sentirse superior antes del partido y lo que sí deben hacer es plasmarlo sobre el terreno de juego para evitar que el cuadro lituano pueda llegar a creer siquiera en el milagro.

Importante será también la circunstancia de que todo se dilucidará sobre un campo de césped artificial. El Zalgiris disputa sus partidos como local en un recinto conocido como LFF, propiedad de la Federación Lituana de Fútbol y donde la selección nacional disputa habitualmente sus encuentros. Su capacidad, sin embargo, es mínima, pues acoge a 5.067 espectadores, pero tiene la dificultad añadida de ser de césped artificial. Para tratar de habituarse a esa superficie, el Sevilla ha entrenado en los últimos días en uno de los campos de la ciudad deportiva dotado con una hierba más o menos similar. Cierto que no tiene nada que ver con la hierba natural, pero hasta eso deberá superar el Sevilla para no sufrir ningún susto.

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