Rocío Sánchez, un valor seguro

Esta karateca cordobesa-madrileña logró tres medallas internacionales en 2016

Rocío Sánchez, con su medalla de oro lograda en el Mundial Universitario de Braga.
Rocío Sánchez, con su medalla de oro lograda en el Mundial Universitario de Braga. / M. G.
Paco Núñez

30 de enero 2017 - 02:16

Esa falsa creencia de que la juventud de hoy es nini y que no da un palo al gua no deja de ser un tópico, es decir, una verdad a medias, sesgada, que no hace justicia a los cientos de chavales que se levantan todos los sábados a las 8:00, tras una dura semana de instituto, para jugar el partido de Liga con su equipo alevín o benjamín. O para ejecutar un buen mae geri, un oi tsuki o un tate hiji ate. Es el caso de Rocío Sánchez Estepa, que empezó a practicar katas a los cuatro años. Nació en Madrid, pero fue circunstancial, porque sus padres se desplazaron a la capital desde Peñarroya-Pueblo Nuevo en busca de trabajo.

"Toda mi familia es de Peñarroya y, siempre que tengo dos días libres, hago una escapada para ver a mis seres queridos. Siempre les pregunto a mis padres que por qué no fueron al pueblo para tenerme allí", comenta esta karateca de elite de 26 años que ha vivido un 2016 de ensueño en cuanto a logros deportivos se refiere: oro en el Mundial Universitario de Braga (Portugal); plata por equipos en el Mundial de Litz (Austria); y oro en el Campeonato de Europa de Regiones en Kocaeli (Turquía). Sánchez Estepa también tiene en su palmarés el bronce de Brehme 2014 y el del Campeonato de Europa de Regiones de París 2015. En total, cinco medallas que hacen de Rocío un valor inapreciable de cara a los Juegos de Tokio 2020, donde debutará el karate como deporte olímpico. "Intentar llegar a la cita es un plus de motivación", señala. Se elegirá por ranking mundial (Rocío se encuentra actualmente entre las 10 mejores karatecas del mundo en su categoría de -55 kilos) y con la disputa de un preolímpico. Sólo hay que fijarse en su cuerpo para ver cómo ha pulido su herramienta de combate: "Me gusta cuidarme y estar definida. Todas las mañanas entreno físico y, por las tardes, karate", un deporte que transmite los valores del respeto y la confianza, pero que también cumple aquello de donde las dan, las toman: "En categoría femenina somos más guerreras y rencorosas. Si una chica me da un puñetazo en un combate, le tomo la matrícula y se la devuelvo en cuanto pueda".

Los éxitos deportivos contrastan con la precariedad de la Federación Española de Karate y Disciplinas Asociadas: "Las karatecas de la selección tenemos que pagarnos de nuestro bolsillo los viajes a las competiciones internacionales y, si la Federación tiene dinero a finales de año, nos reembolsan una parte". De hecho, Rocío ha tenido que ponerse a dar clases extraescolares de karate a 56 alumnos de dos colegios madrileños para pagarse esos desplazamientos. No en vano, es diplomada en Educación Primaria y ahora está estudiando Educación Infantil en la UCAM.

Por último, Sánchez Estepa se acuerda de su hermano Antonio, un cordobés que también fue campeón del mundo: "Fue un ejemplo para mí de que, con constancia, superación y esfuerzo, todo llega".

stats