El Cádiz anunció ayer que el Trofeo Carranza se celebrará sólo el 3 de agosto. Esto descarta el formato del cuadrangular, clásico desde 1957, y sólo deja dos posibilidades, un tres en uno o un partido único.

El conocido como Trofeo de los trofeos lleva años desangrándose, y de la crisis actual no tienen la culpa los dirigentes que están al frente del club. Es un problema que viene de lejos y que está enviando al mayor de los olvidos e incluso enterrando a muchos de los trofeos que fueron referentes en el verano futbolístico. El Carranza era uno de ellos, pero todo apunta que quedará en eso, el recuerdo.

Los responsables cadistas llevan semanas tratando de lograr que fructificaran las numerosas negociaciones abiertas, pero la realidad es que por un motivo u otro la respuesta siempre ha sido un "no". Equipos ingleses, del continente americano y nacionales han ido declinando la invitación del Cádiz, apelando en la mayoría de los casos a los problemas con el calendario. Sólo el Sevilla, el equipo que ganó la primera edición del Carranza en 1955, aceptó la llamada cadista, pero luego se ha comprobado que al tener partido de Europa League el 1 de agosto, resultaba imposible que un día después disputara una de las semifinales, tal y como estaba previsto en el formato cuadrangular, salvo que lo hubiera hecho con un once repleto de canteranos.

La situación actual muestra un cartel con el conjunto hispalense y el anfitrión, que como organizador prosigue con las gestiones para contratar una tercera escuadra que permitiera al menos un tres en uno (posiblemente de 45 minutos de duración cada encuentro). No obstante, no hay que descartar que esa posibilidad fuera factible y que la opción final obligara a un Carranza a partido único entre cadistas y sevillistas.

Aunque un tres en uno sí sería muy novedoso en el torneo gaditano, el partido único se ha repetido en tres ocasiones. Las dos primeras fueron las dos ediciones iniciales (1955 y 1956), que curiosamente se adjudicó el Sevilla. Y la tercera es más reciente, en el año 2000. Entonces estaba el Cádiz sumido en una gravísima crisis económica que no permitió hacer el habitual cuadrangular, ofreciéndose el Betis a participar sin suponer un coste imposible para los organizadores.