El esperado regreso a la cumbre mítica de Arrate

La ronda española vuelve, 38 años después, a subir uno de los altos clásicos del ciclismo nacional

José A. Moreno (Efe) / Viana

20 de agosto 2012 - 05:02

La Vuelta a España regresa 38 años después a Arrate, una montaña llena de historias y que tiene algo de mitológico, ya que la han subido todos los grandes campeones durante más de cinco décadas. El ascenso al Santuario de Arrate, en la localidad guipuzcoana de Eibar, era algo así como el Tourmalet nacional. No es un puerto extremadamente duro ni extenso, pero sí un clásico.

Y es que cuando la Vuelta terminaba todos los años en Bilbao o en San Sebastián, organizada por el diario El Correo Español-El pueblo Vasco, las montañas de Euskadi eran habituales en su itinerario. La más mítica es la Subida a Arrate. Disputada por primera vez en el año 1941, ya no se corrió como prueba independiente desde 1987 al producirse su fusión con la Bicicleta Eibarresa.

Los grandes campeones lo ponían todo en este ascenso, que en los primeros años se competía en frío, es decir, sin trazado previo. Allí ganaron Federico Martín Bahamontes, Julio Jiménez, Luis Ocaña, Stephen Roche, Marino Lejarreta y Federico Etxabe, entre otros. Final en alto habitual en la Vuelta al País Vasco, Arrate no se subía en la Vuelta desde el año 1974, cuando se hizo con la victoria Agustín Tamames. Fue entonces un interesante final, ya que José Manuel Fuente, Luis Ocaña y Miguel María Lasa se estaban jugando la general.

Arrate es un sitio de leyenda para la afición vasca, cuyo público volverá a abarrotar las cunetas de su sinuoso trazado. Al ciclista del pelotón nacional que mejor se le da esta cumbre es Samuel Sánchez, quien ha ganado en los tres últimos años, pero esta vez no estará presente para hacer valer su favoritismo en esta corta e irregular subida de siete kilómetros al 6,9 por ciento de pendiente media, con tramos que alcanzan el 13. Mucho para un tercer día de carrera.

La Vuelta a España con más finales en alto que se recuerda vivirá su particular regreso al pasado. Es sólo el principio, porque la organización ha colocado nada menos que otras nueve llegadas en alto.

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