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El rey de las cuatro paredes

Garra, intensidad, una excelente colocación y nervios de acero son algunas de las características que definen a Fernando Belasteguín, el mejor jugador del mundo

Belasteguín posa en las pistas del Club Nazaret, donde impartió un Clínic para los más pequeños.
Edu Arboledas /Jerez

23 de junio 2008 - 05:02

Apenas levantaba un palmo del suelo cuando Fernando Belasteguín tuvo claro que el pádel era su vida. Aficionado al fútbol desde muy pequeño, este argentino afincado en España creció entre campos de fútbol y cerca de la hinchada de San Lorenzo, para dejar a un lado el deporte rey y meterse de lleno en las pistas de pádel. Dos veces campeón del mundo y número uno del ránking español e internacional desde 2002 son algunos de los logros que avalan a este experimentado jugador, que junto a Juan Martín forma la mejor pareja de la historia en esta disciplina. Serio, seguro, aguerrido y con un golpeo extraordinario en los momentos más delicados, Fernando Belasteguín ha marcado su nombre con letras de oro en la historia del pádel mundial.

A la hora de analizar por qué eligió esta incipiente disciplina deportiva, Belasteguín dejó claro que lo suyo fue "una elección fácil", ya que "estuve jugando al fútbol hasta los diez años, pero llegó el boom en Argentina y pusieron una pista en mi ciudad, que no tendría más de 30 mil habitantes. Comencé a jugar a ambas disciplinas hasta que un día me di cuenta de que era bastante malo jugando al fútbol. Tuve la suerte de que a los 13 años gané un campeonato de pádel en mi país y me vio un entrenador en Buenos Aires. Empecé a entrenar y ya voy a hacer 14 años dando guerra. Espero estar muchos años más".

Y es que las historias de los que llegan a lo más alto suelen estar llenas de sacrificio y lucha, algo que Belasteguín reconoce orgulloso: "Puede ser que la gente sólo vea las cosas buenas, pero cada uno sabe los sacrificios que hemos tenido que hacer para llegar a lo más alto. Recuerdo que tenía que hacer 400 kilómetros los viernes para poder entrenar y el domingo volvía a mi casa para llegar justo a las siete de la mañana para llegar al colegio".

"Cualquiera que empieza a practicar este deporte no piensa que va a llegar tan alto. Uno juega por diversión y no tiene en su cabeza la idea de ser el campeón del mundo. Se han dado las cosas, aunque no es menos cierto que todo lo que tengo lo he logrado a base de entrenamiento. Dios me ha dado la capacidad de leer el juego, pero todo lo conseguido hasta ahora es a base de mucho sacrificio y entrenamiento", comentó Belasteguín sobre si alguna vez pensó en llegar a ser el número uno del mundo.

Con todo ello, el jugador argentino subraya la importancia de estas experiencias a la hora de formarse como jugador profesional y emplazó a los más pequeños a seguir el camino del trabajo constante y diario: "Está claro que estas experiencias te curten como persona y deportista. Recuerdo que un día recorrí 1.200 kilómetros en autobús, jugué una primera ronda y cinco horas después estaba de vuelta para completar otras 23 horas hasta mi casa. No queda otra, es el sacrificio del jugador profesional".

Además, el cuatro veces campeón del Pro Pádel Tour dio un consejo a los que empiezan a jugar a esta disciplina deportiva: "Que se lo pasen bien, como en cualquier otro deporte. El pádel es un deporte muy fácil para empezar a practicarlo, ya que no necesita una técnica muy depurada y las dimensiones de la pista son fácilmente aprovechables por los jugadores. Además, el juego es muy continuado, aunque lo más importante es que la gente se divierta dentro de la pista".

"Para ser un buen jugador de pádel se deben combinar una serie de factores. Técnica, fuerza y concentración son aspectos fundamentales para los jugadores que quieran llegar a ser profesionales. Hay que tener una preparación porque es fundamental luego en la pista", agregó.

Uno de los puntos fuertes del argentino es su increíble fortaleza mental a la hora de afrontar los partidos. A este respecto, el jugador nacido en Pehuajó dejó claro que "cuando me preguntan que cómo manejo la presión, pienso que es algo diferente en el deporte. La tensión que pueda tener en un encuentro es muy diferente a la de una persona que tiene que buscarse el pan cuando se levanta cada mañana. Ese tipo de presión es la realmente dura. Cuando hablan de presión en otros deportes, te dan ganas de pegar un puñetazo en la mesa y hablar de la presión real".

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