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Una tarde de división exacerbada

José Mourinho no necesitó casi salir del banquillo ni dar indicación alguna para ser el omnipresente dueño de la atención en el Bernabéu, convertido en una caldera de gritos, insultos, cánticos cruzados y división. El portugués dirigió su último partido en el Madrid y lo hizo con el sello que lo caracterizó. Si alguien pensaba que la despedida podría ablandar rencores se equivocó, porque el Madrid vivió una tarde de división exacerbada.

Una ensordecedora y prolongada silbatina acompañó su nombre cuando fue mencionado en los altavoces del estadio, tal vez acentuada luego de que decidiera excluir de la lista a Cristiano, Casillas, Pepe y Sergio Ramos.

El sector más ruidoso de la grada, el de los ultras, reaccionó al grito de "José Mourinho, José Mourinho", mientras agitaba una bandera en blanco y negro del Special One. Pero el resto del estadio respondió con otra catarata de silbidos. Las banderas de "Hasta nunca Mou" y "Mou te queremos" simbolizaban la evidente fractura en la hinchada. "Escribid a favor de Mourinho, hijos de puta. Periodistas terroristas", insultaba mientras tanto un grupo de fanáticos.

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