La sostenibilidad empresarial, de quimera a una gran oportunidad
El sector empresarial está comprometido con la descarbonización y BBVA ofrece asesoramiento y soluciones personalizadas a cada cliente para que la transición sostenible y digital sea un hecho con la mirada puesta en 2050
Ronald Wright, escritor británico, afirmó que “la civilización debe vivir del interés de la naturaleza, no del capital”. La importancia de la economía sostenible en la sociedad y el tejido empresarial que la compone radica en su capacidad para promover el crecimiento económico a largo plazo, al tiempo que protege los recursos naturales y minimiza el impacto ambiental. Adoptar prácticas sostenibles no solo beneficia al medio ambiente, sino que también genera oportunidades de negocio y mejora la reputación de las empresas. Es fundamental trabajar hacia un modelo económico sostenible para garantizar un futuro próspero y equitativo para las generaciones venideras.
El tejido empresarial y BBVA se unen para un futuro sostenible.
Atisbando este horizonte “verde” y tan necesario para la prosperidad del Planeta, Grupo Joly y BBVA organizaron un desayuno de redacción titulado El reto de la transición hacia una economía sostenible y que contó con la participación de Asunción Álvarez Puerta, Directora Regional Sur de BBVA; Rafael Carranza, Propietario y CEO de Grupo Gonferja Holding SA (TRANSA-Transformados Agrícolas de Badajoz SA); Álvaro Olavarría, Director Gerente de Oleoestepa SCA; y Alberto Grimaldi, subdirector de Diario de Sevilla, y moderador del encuentro.
Para las compañías y, en general, para la sociedad es un auténtico desafío completar la transición ecológica y practicar una economía más sostenible. Por ello, Alberto Grimaldi preguntó a los presentes sobre si la sostenibilidad ha dejado de ser una oportunidad para convertirse en una realidad para el sector productivo.
La primera persona en tomar la palabra fue Asunción Álvarez argumentando que “absolutamente es una realidad y va más allá: es una necesidad estratégica. Todos tenemos interiorizada la sostenibilidad y hemos cambiado muchos de nuestros hábitos y la manera de relacionarnos o movernos. Esto a nivel de empresa debería ser igual, además las decisiones las toman las personas y lo que nos ocupa es un asunto vital para la economía y el mundo”. Álvarez prosiguió asegurando que “tanto la lucha contra el cambio climático como la transformación digital son hasta ahora una de las mayores disrupciones de la historia de la humanidad”.
La economía sostenible ha pasado de ser una realidad a una necesidad estratégica
Desde el acuerdo de París, donde todos han abanderado las emisiones netas cero de los gases efecto invernadero antes del horizonte temporal del año 2050, Asunción expuso que “tienen claro que es un reto muy importante que debemos convertir en oportunidad, porque a nivel mundial hablamos de movilizar en torno a 275 billones de dólares en estos años, es decir, más del 8% del PIB anual mundial. En España, son 100 mil millones de euros, que supone más del 7% de nuestro PIB anual. Si nos centramos en los sectores primario y secundario, van a tener mucho que decir en términos de sostenibilidad porque aporta en torno al 10% del PIB y en empleo mueve más de 2,5 millones de empleados, un 13,9%. Además, sus emisiones de gases efecto invernadero suponen un 34%.
Por último, la Directora Regional Sur de BBVA apuntó que “la descarbonización y transición sostenible va a ser la mayor transformación económica de nuestro siglo, además de una necesidad estratégica que necesita de innovación y que aportará crecimiento rentable y oportunidad de negocio”.
Por su parte, Álvaro Olavarría, cuestionado por las implicaciones de las empresas en este modelo de negocio actual, hizo girar su argumento sobre las necesidad del consumidor y lo que este exige. “Hace muchos años que nos preguntamos qué nos pide el consumidor, ya no solo en cuestiones relacionadas con el producto, sino con lo que hay detrás de la propia empresa y qué impacto tiene en la sociedad. Tenemos una gran responsabilidad medioambiental que debíamos satisfacer. En el año 2001 tomamos la decisión de que el cultivo del olivar se hiciera con técnicas de producción integrada, que son aquellas que tienen menor impacto medioambiental y ofrece un producto final de gran calidad”. Con más de 60.000 hectáreas de olivar y 7.000 familias que componen la familia de Oleoestepa, la compañía puede presumir estatutariamente de contar con esa producción integrada, ya que no se puede pertenecer a Oleostepa sin ese “compromiso que tiene también como meta concienciar a los profesionales olivareros, una tarea que tiene su trabajo, pero la política agraria comunitaria ha venido a darnos la razón, a tener ese sentido común para evitar cuestiones como la erosión o lo relativo a las cubiertas vegetales. El olivar a día de hoy cuenta con 11 millones de hectáreas, un sumidero de CO2 con más de 47 millones de toneladas que puede absorber su cultivo y “los avances nuevos te hacen ser más práctico, revertir el cambio climático, mejorar el ecosistema y contar con el valor que esto supone de cara al consumidor”.
Las compañías buscan alternativas para hacer más sostenibles sus procesos de producción
Desde el 2010, TRANSA ha estado trabajando por mejorar su proceso de producción y hacerlo más sostenible. “Hicimos un análisis completo de nuestros procesos de producción, tanto agrícola como industrial, apoyados en organizaciones externas. De esta manera, conseguimos incluirlo en nuestra política de empresa, de la mano de la responsabilidad medioambiental, social y económica y comenzamos a analizar parámetros y buscar alternativas para reducir el impacto y seguir haciendo mediciones”, explicó Rafael Carranza, Propietario y CEO de Grupo Gonferja Holding SA.
Situados en Extremadura, todas estas medidas fueron implementadas en sus explotaciones: prácticas de laboreo vertical, control integrado de plagas, pautas de cultivo... “De esta manera conseguimos una gran satisfacción en los consumidores, que cada vez quieren saber más y nosotros mejorar de manera constante para hacer frente a este nuevo paradigma al que nos debemos amoldar. Estamos en un entorno global cambiante, el incremento de la población mundial, que será del 21,6% de aquí a 2050, hace que tengamos en el horizonte unos retos enormes y la industralización es una pieza vital para mejorar y evitar futuras crisis”, comentó Carranza.
El papel de las empresas y la sostenibilidad
Alberto Grimaldi quiso adentrarse más en profundidad en las empresas presentes cuestionando a los presentes sobre algún aspecto diferencial que ostenten en relación a la sostenibilidad. Álvaro Olavarría afirmó que “contamos con un gran bosque mediterráneo, de 60.000 hectáreas y alrededor de 10 millones de árboles. Además, algunas de nuestras almazaras y en una planta piloto que tenemos, se consiguen plantas de compost que después, y gracias a la economía circular, devolvemos al campo como un abono orgánico, que está certificado para agricultura ecológica. Esto ha dado ya el primero de sus frutos, ya que una de nuestras almazaras ya tiene su propia planta de compost. Además, estamos dando los primeros pasos en el sector del biogas y hace años que aportamos los restos de poda para cogeneración eléctrica. Por último, el 30% de la energía que requiere nuestra planta envasadora se obtiene por energía fotovoltaica. En definitiva, son acciones para buscar alternativas y siempre mirando al campo”.
En la misma línea que Oleoestepa, Rafael comentó que TRANSA “ha implantado paneles fotovoltaicos sobre las cubiertas de las edificaciones de nuestras plantas de producción, una característica que da estabilidad y reduce las emisiones. Por otro lado, las tecnologías aplicadas están presentes y estamos valorando la incorporación de calderas de biomasa para reducir costes e iniciar el camino hacia la descarbonización y seguir siendo competitivos.
La eficiencia energética, el autoconsumo solar o la movilidad sostenible, claves para el futuro
Las entidades bancarias como impulso
La realidad es que la transición sostenible tiene que ir de la mano de la digitalización de los procesos, una ruta a seguir en la que BBVA tiene mucho que aportar. Para nosotros, la descarbonización de la economía sólo será posible si tiene sentido económico”. Asunción Álvarez expuso “la descarbonización y la sostenibilidad es un compromiso de todos, y sí que es verdad que las entidades financieras juegan un papel muy importante porque estamos cercanos al tejido empresarial y creemos que es una responsabilidad innata en nosotros, por lo que debemos ser parte de la solución. BBVA tiene un objetivo claro: estar muy cerca de todos nuestros clientes y conseguir que tengan negocios digitales, sostenibles e inclusivos”. Entre las soluciones que aportan, Álvarez enumeró las de “eficiencia energética, financiación, autoconsumo solar y la movilidad sostenible. En BBVA han elevado la sostenibilidad al primer nivel de la organización. “Hemos puesto en marcha el Plan 2021-2025 por el que se destinarán 550 millones de euros al compromiso con la comunidad; desarrollando distintas líneas de actuación encaminadas a reducir la desigualdad, promover el emprendimiento y crear oportunidades para todos a través de la educación”.
La entidad destinará 550 millones de euros en su compromiso con la comunidad
Para finalizar su intervención, Álvarez apuntó que “es de vital importancia poner énfasis en el asesoramiento de calidad, con gestores especializados y equipos en los diferentes territorios de financiación sostenible para así ofrecer soluciones locales. Hay asesoramiento sobre cómo reducir la huella hídrica, aprovechar las herramientas digitales, el reciclaje del agua o biomasa para economía circular. En definitiva, atendemos y damos solución a todas aquellas cuestiones de diferente índole, sector y adaptadas para cada cliente”.