Halloween cada vez tienen más adeptos en las ciudades españolas y en Málaga se pudo comprobar a la perfección. Un recorrido por las calles del centro mostraba en la madrugada del sábado el tétrico colorido de la noche más tenebrosa del año. Zombis, brujas y fantasmas desfilaban en una pasarela formada por los más variopintos desfiles. A la mañana siguiente la tradición, ésta sí que es española, provocó que miles de malagueños se acercaran a los cementerios de la provincia para recordar a sus seres más queridos. Pese a lo que pudiera parecer, el protocolo de visitar los camposantos no ha pasado de moda, sino más bien todo lo contrario. Como prueba, las caravanas registradas ayer a la entrada de Parcemasa que contrastaban con la paz que ofrecían otros cementerios, como el de la imagen de Casarabonela.
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