“El turismo está acostumbrado a vivir en la incertidumbre”

Antonio Mariscal | Presidente del Clúster Turístico Destino Jerez

El presidente de la entidad que aglutina a las empresas turísticas jerezana habla de la situación del sector

"Cuando no hay un equilibrio entre el turismo y los habitantes de las ciudades, surge el conflicto”, afirma

Antonio Mariscal, en el 'hall' del hotel Casa Palacio María Luisa, de Jerez.
Antonio Mariscal, en el 'hall' del hotel Casa Palacio María Luisa, de Jerez. / Manuel Aranda

Antonio Mariscal es el presidente del Clúster Turístico Destino Jerez, una organización sin ánimo de lucro que une a empresas del sector. Tal y como afirma su máximo responsable, el clúster “no es una patronal” sino una entidad “representativa que busca favorecer la colaboración entre sus miembros, la interlocución con las administraciones y potenciar el destino”.

Mariscal es CEO de la empresa Bookingfax, una firma con sede en Jerez especializada en servicios de marketing digital para el sector turístico.

Andalucía está teniendo un récord de visitantes durante este 2023. ¿Está siendo un buen año para el sector o esas estadísticas no se están reflejando en las empresas turísticas?

El dato es bueno. Se han vuelto a las cifras de 2019 porque el covid supuso un gran perjuicio para las empresas, aunque somos un sector acostumbrado a vivir con la incertidumbre. Aquella incertidumbre pasó y ahora estamos viviendo otras como la Guerra de Ucrania, la inflación y los incrementos de los costes. Evidentemente, se ha recuperado el número de visitantes; primero fue el nacional y ya lo estamos consiguiendo también con el internacional. Los datos de demanda turística son muy positivos, pero los de las empresas no tienen por qué ser iguales ya que estamos soportando un importante incremento de los costes, especialmente del energético. No es oro todo lo que reluce.

¿Sí se puede decir, por tanto, que la crisis del covid-19 sí está superada?

Esa sí. El mercado nacional fue el primero que se recuperó por cercanía y confianza. Pero en ese momento hubo también que afrontar otro problema ya que el covid desmanteló muchos operadores y, a día de hoy, faltan algunas por recuperar. Todo el proceso está casi finalizado, no en la parte de las amortizaciones porque las empresas incurrimos en inversiones para soportar los gastos del covid y aún están en proceso de devolución, unos préstamos cuyos costes también se han incrementado por los intereses.

¿Esa inflación se está repercutiendo en el precio que paga el cliente? ¿Hasta qué punto eso puede generar que acabe cayendo la demanda ya que ha optado por buscar otros destinos más baratos?

Estamos viendo que los precios medios han subido, pero viene provocado por el incremento de los costes. En ningún caso supone más beneficio para las empresas. El sector turístico tiene que alcanzar determinados niveles de rentabilidad para mejorar los equipamientos, hacer inversiones y mejorar la oferta. Por lo tanto, si hay un incremento de precios, tiene que haber un aumento de la calidad. Si mantenemos el mismo estándar y subimos precios, malo; hay que subir precios, pero también subir la calidad. Este es uno de los retos del turismo en la actualidad.

Se habla mucho de ‘turistificación’ de centros históricos y de ‘turismofobia’. ¿Cómo se evita morir de éxito?

Cuando se habla de sostenibilidad del modelo turístico y del turismo de calidad, no solo hay que hablar del turista que viene y gasta dinero, sino que hay que hablar también del equilibrio en las relaciones entre la demanda turística con los residentes de las ciudades. Si este equilibrio se rompe, deja de ser un modelo válido y acaba generando tensión entre las partes, además de provocar una percepción de que el turismo es una empresa dañina cuando es todo lo contrario, cuando es un sector transversal e integrador que facilita el contacto con otras personas. Si ha habido momentos que ha generado tensiones es porque previamente ha habido una mala planificación. Como sector privado, hacemos uso de los recursos que tiene el territorio y los ofrecemos como producto turístico generando riqueza y empleo. Pero es la administración pública la que ordena el territorio, por lo que debe ser la que fije las herramientas y las medidas para que el turismo siga siendo un motor de crecimiento y de bienestar social. En el caso de las viviendas turísticas, se estableció una regulación autonómica que obliga a registrar las viviendas turísticas y ya las principales plataformas de contratación como Booking o Airbnb obligan a ello, aunque tampoco haya luego una gran inspección. Sí veo acertado la apuesta de la Junta de darle competencia a los ayuntamientos en este aspecto. Casi todas las actividades económicas deben contar con el permiso municipal, pero en la vivienda turística, a pesar de que también es actividad económica, aún no. Y son los ayuntamientos los que conocen mejor la realidad de sus ciudades. Por lo tanto, son ellos, si hacen una política responsable, los mejores para decidir dónde consideran que hay una carga excesiva de vivienda turística o dónde pueden servir de palanca para regenerar una zona. Eso sí, también estoy convencido de que parte de los problemas de viviendas turísticas vienen motivado por una falta de políticas en materia de viviendas de uso residencial. Las VPO desaparecieron del mapa y estas pueden servir eficazmente para retener a la población en determinadas zonas.

Un instante de la entrevista con Antonio Mariscal
Un instante de la entrevista con Antonio Mariscal / Manuel Aranda

¿La solución pasa por limitar los apartamentos o viviendas turísticas?

Per se, no. Una moratoria genérica como se hizo en Barcelona, no. Sí creo que haya analizar la capacidad de carga de determinados espacios y aplicar, hilando fino, dónde se podrían permitir más o menos viviendas turísticas. Le digo que yo creo más en los hoteles y en los apartamentos turísticos, que hay que diferenciarlos de las viviendas turísticas, porque tienen una mayor voluntad de permanencia en el tiempo. Un apartamento turístico cuenta con trabajadores y tiene que recibir licencia municipal, no vale con una declaración responsable.

¿Hasta qué punto condicionan al sector las grandes plataformas de contratación turística? Le hablo de Booking o Airbnb...

A día de hoy, el hotelero está obligado a estar en ellas. Es sí o sí. No es un monopolio, pero casi, por lo que condicionan y mucho. Antes podías operar con múltiples operadores y tener más capacidad de negociación con ellos. Aunque se ha hecho un esfuerzo muy grande en la contratación directa, el sector hotelero está muy condicionado a estas plataformas. Pero se sigue intentando que el cliente llegue de manera directa.

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