Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Fernando Faces García Profesor del Instituto Internacional San Telmo

"El 'café para todos' fue ético y justo, pero agravó el problema"

"El 'café para todos' fue ético y justo, pero agravó el problema"

"El 'café para todos' fue ético y justo, pero agravó el problema" / Juan Carlos Vázquez

-Tras años denunciando que el argumentario independentista era falaz, ha bastado el amago de independencia para desmontarlo. ¿Lo esperaba así?

-No esperaba que fuese tan rápido. Sí que pasara algo. Pero la contundencia con la que ha respondido la economía y la rapidez ha sorprendido a todos. El efecto económico que algunos preveían para el hecho consolidado de la independencia se está produciendo ya en la antesala del qué va ocurrir. El hecho más definitivo es lo rápido que han reaccionado los bancos y las empresas a la simple expectativa, aún siendo baja, de una Cataluña independiente.

-¿Se traslada el PIB catalán a otras comunidades?

-Sin duda alguna. Porque al menos nominalmente ha dejado de ser un PIB que se pueda asignar a la contabilidad regional catalana, sino a las de las comunidades de destino. Otra cosa que se ha dicho y no es cierto es que el cambio de sede no implica nada. Estamos viendo ya que el cambio de sede social implica casi inmediatamente trasladar el domicilio fiscal y luego viene el arrastre de la sede operativa. Ahí está el ejemplo del Sabadell de trasladar a su equipo directivo.

-¿Es un efecto temporal?

-No. La experiencia de Escocia o Quebec no dice eso. La decisión difícil es la de salir. La de volver ni se plantea.

-¿Pase lo que pase hoy hay un daño ya hecho, no?

-Eso es lo importante. En menos de un mes se ha provocado parte del efecto que habría causado la independencia real, que no ocurrirá porque la UE nunca va a reconocer una Cataluña fuera de España. Que las ventas de los supermercados hayan bajado un 20% o que algún centro de El Corte Inglés haya perdido hasta el 40% son datos claros. El turismo ha caído entre un 20% y un 25%. Se ha anticipado el daño con una potencia tremenda. La salida de 1.500 empresas, aunque sean pocas en el total de 260.000, en PIB supone entre el 40% y el 50%.

-¿El daño es para todos, no sólo para Cataluña?

-Es para todos. Si esto no se soluciona pronto, el crecimiento previsto para España en 2018 puede reducirse a la mitad. Y el empleo también crecería la mitad. Y en Cataluña se destruiría empleo. Los costes están siendo muy anticipados y más profundos.

-¿Estamos abocados a una segunda Transición?

-La espina dorsal de la Transición fue el pacto territorial. Sin ese pacto del 77, todo se derrumba. Y está claro que el fenómeno catalán va a dar lugar a una modificación de ese contrato, ese pacto territorial. No sabemos si derivará a una federación o a una profundización del sistema actual con más autogobierno y mejor financiación, con unas balanzas fiscales menos solidarias. Cataluña lo que buscará es homogeneizarse al modelo vasco.

-Pero en 1977 lo rechazó.

-No sabemos el porqué. Absurdamente lo rechazaron. Todos sabemos que el modelo foral vasco y navarro no es que no sea solidario, es que son receptores netos siendo las comunidades más ricas. Es un contradiós. A eso se van a oponer las demás autonomías.

-¿Esas futuras reformas ponen en peligro los fueros, porque en un modelo federal no tendrían sentido?

-No tendrían sentido ninguno. Lo que más preocupa es que se vaya a un esquema federal y se aplique la máxima que se acuñó en el 77 del café para todos. Porque eso es que cada uno se las apañe con lo que tiene. Eso sería el fin del principio de solidaridad. Se daría el contrasentido de que se aplicaría entre estados en el ámbito europeo pero no seríamos capaces de aplicarlo entre autonomías en España.

-Andalucía jugó un papel determinante en aquello.

-Fue determinante cuando [Manuel] Clavero dijo que Andalucía quería lo mismo que se diese a los demás. Pero esa actitud, ética y de justicia, agravó el problema. Éste es el gran tema de fondo: se pone en revisión el modelo territorial, que es uno de los más avanzados del mundo en autogobierno. Y no sabemos qué más podemos dar y que nos llevaría a una situación de que cada palo aguante su vela.

-¿Qué papel debe jugar Andalucía ahora?

-Andalucía, como todas las autonomías, se debe oponer a que se acabe con el principio de solidaridad, a que las regiones ricas no aporten netamente, como ocurre en Europa entre los estados. Cuando esto se arregle, ésta va a ser la gran discusión.

-¿Es pesimista?

-No es que esté pesimista, pero cualquier solución que se dé a este problema que no implique una lealtad en el origen, utilizará la descentralización y el mayor autogobierno para avivar el sentimiento independentista. No es lo mismo configurar una federación partiendo de cero, de todos iguales, de todos queremos, que hacerlo como único remedio de medio contentarles en el que cada palo aguante su vela. Así que tendremos problema catalán de por vida. ¡Cuidado con qué transferencias se dan porque pueden ser el motor del independentismo!

-¿Puede haber una salida si en esa reconfiguración el Estado fija bien qué competencias no transferirá?

-Sí, pero implicaría que competencias que tienen ahora transferidas regresaran al Estado. Francamente, en estos momentos que están pidiendo más, darles menos no creo que dé la solución. A no ser que se enfrente el problema con fuerza y se aplique guste o no.

-¿Y cambiar la representación electoral para que en el Congreso sólo estén partidos que logren una cuota de votos en todo el Estado?

-Ha sido clave en estos años que el nacionalismo supiese que era imprescindible para gobernar tanto con la derecha como con la izquierda. Si hay un mecanismo que pueda disipar o reducir ese fenómeno, le quitará fuerza a al nacionalismo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios