Feria de Jerez

Pasión por la Feria de Jerez

  • Un total de seis hermandades trabajan de forma directa sus casetas en el recinto del parque González Hontoria con el principal objetivo de encontrar, a través del propio trabajo, recursos para sus proyectos

Uno de los clásicos por excelencia de nuestra Feria del Caballo son las casetas de las cofradías, sinónimos para muchos jerezanos desde tiempos inmemoriales de la “triple B” (Bueno, bonito, barato). Desde los años de aquellos pollos asados de la hermandad de la Borriquita ya ha llovido mucho. Y si bien cada vez hay menos cofradías que explotan directamente sus casetas en el González Hontoria, cediéndole la explotación a particulares o a algunos hermanos, quedan un grupo de cofrades irreductibles que continúan “haciendo” la Feria en busca de unos ingresos que les permitan seguir adelante con todos sus proyectos, además de convertirse en referentes y embajadas de sus barrios en el Real de la Feria. Son, en definitiva, hermanos y hermanas que trabajan de manera completamente altruista por amor a unos Titulares.

Pero vayamos por partes, si pisamos el albero por la portada que da a la zona de las atracciones, la primera caseta cofrade que nos encontramos es la de la Paz de Fátima, denominada ‘Trece de Mayo’ en honor de la Virgen de Fátima. Jesús Caro, mayordomo de la cofradía y capataz de su paso de misterio, afirma que llevan desde el año 2002 en la Feria del Caballo “aunque hubo un par de años en que se cedió la caseta, hemos sido los hermanos los que la mayoría de los años la hemos trabajado”. Decorada con motivos toreros en honor a su barrio de La Constancia, una de las características principales de esta caseta es, al parecer de Caro, “la buena relación calidad–precio que se da. Este año hemos bajado los precios y hemos hecho tarjetas de descuento en bebidas, conscientes de que la cosa esta “achuchá’ para todo el mundo” Aún así, esperan tener una buena Feria para poder “seguir tallando el paso del Señor y acometiendo más proyectos que tiene la Hermandad”. De su cocina, destacan los cofrades de La Constancia los guisos (especialmente, la carrillada de ternera) y, como novedad este año, las “trompetitas de marisco”, que prometen que harán las delicias de propios y extraños.

Si avanzamos unos metros más por el Paseo de las Palmeras, nos volvemos a encontrar otra caseta cofrade también con sabor a barrio. En este caso, los cofrades de Las Viñas son unos veteranos en esto de trabajar la Feria, no en vano llevan más de veinte años trabajando su caseta. Este año, con la novedad de trabajar dos casetas que están contiguas, pretenden, en palabras de su tesorero, Juan Antonio Torres, “las ganas de hacer hermandad y de convertirse en un punto de encuentro, no sólo para sus hermanos sino para todos los vecinos del barrio”. Y es que una cofradía que cada Viernes Santo pone en pie a un barrio tan populoso como el de Las Viñas no puede sino tener una gran cantidad de hermanos trabajando para que los proyectos de la Hermandad salgan adelante. Además de las consabidas especialidades feriales, su carta ofrece gran variedad de guisos caseros y una nada despreciable variedad de revueltos, todo ello a unos precios muy asequibles. El hermano mayor, Juan de Dios Domouso, remarca que “ésta es una caseta de Hermandad y, como tal, es una casa abierta para todos los que se quieran acercar”.

En el mismo Paseo de las Palmeras, y casi enfrente de las dos anteriores, encontramos el vértice que le falta a este triángulo cofrade: la del Soberano Poder. Los cofrades de La Granja han conseguido, en pocos años, hacerse un nombre en la Feria del Caballo. Daniel Gil, hermano mayor de esta corporación, hace un recorrido por los doce años que llevan en el Real, primero trabajando casetas que no eran suyas y, desde 2005, con su propia ubicación. Afirma Gil que “aspiran a convertirse en el punto de encuentro de toda La Granja en la Feria”. Para ello “ofrecemos una carta con precios muy económicos y una terraza desde la que contemplar la Feria del Caballo en todo su esplendor”. Una gran cantidad de hermanos están implicados en el trabajo, tanto de montaje y desmontaje, como de la propia explotación de la caseta. “Trabajan del orden de 16 personas por turnos, con gran protagonismo de los jóvenes de la cofradía”, dice orgulloso el hermano mayor de esta joven corporación, al que se le llena la boca al hablar de sus “afamados caracoles, los mejores de todo el González Hontoria”. Eso sí, lo que más destacan los miembros de esta joven cofradía es de la “experiencia que supone la Feria para ir creciendo como grupo y como hermandad”.

Dejando a un lado este triángulo del Paseo de las Palmeras, nos encaminamos hacia una caseta que años ha se convirtió en todo un referente de buena cocina y mejor ambiente y que, tras nueve años de ausencia del Real, vuelve con toda la fuerza. Nos referimos a la Hermandad del Perdón y su caseta “Usted Perdone”. Con una decoración exquisita que hace guiños a los cincuenta años que cumplirá esta corporación en 2013, el hermano mayor del Perdón, Juan Antonio Sánchez, afirma que “echábamos de menos la Feria y este año decidimos volver”. Destaca “la gran implicación de los hermanos con esta vuelta a la Feria del Caballo”. Tanto es así que se declara “sorprendido pues ni la propia Junta de Gobierno se esperaba la respuesta de los hermanos” ya que trabajan del orden de 25 hermanos por turnos. Orgullosos de su historia en la Feria, han decidido mantener los precios de hace 10 años como respuesta al actual momento de crisis que vivimos y recuperar nombres que ya se creían perdidos para siempre en el González Hontoria, como el “San Cuki”, nombrado así por el sacristán de Santa Ana, su primera sede canónica, y al cual reivindican como el primer serranito que tuvo nombre propio en nuestra Feria.

Hay otras dos cofradías trabajadas también por sus propios hermanos, como las de La Clemencia y la de La Entrega de Guadalcacín, que responden a los mismos patrones que las anteriormente descritas: precios económicos para esta Feria de crisis, comidas caseras, ambiente familiar y, sobre todo, el duro trabajo de unos hermanos en busca de recursos para continuar con los proyectos de sus respectivas hermandades aunque la economía sople en contra

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