Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez (parte II): "Me cuesta entender la jerga jerezana"

Luke Spencer, de padre británico y madre jerezana, relata sus impresiones sobre estos primeros días de la semana en el González Hontoria

Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez (parte I)

Luke Spencer, con un grupo de mujeres que procedían de Cádiz.
Luke Spencer, con un grupo de mujeres que procedían de Cádiz.

23 de mayo 2025 - 06:59

Después del alumbrado y del domingo, Luke Spencer, inglés de madre jerezana que está viviendo su primera Feria del Caballo, continúa con su relato sobre dicha experiencia:

Lunes 19 de mayo: Festival local

Me levanté el lunes escuchando los cascos de los caballos dando golpes en la carretera y el sonido de los cascabeles sonando incesantemente. Al mirar afuera, las golondrinas revoloteaban por el cielo como navajitas de azabache, piando con entusiasmo al romper el nuevo día. Había sobrevivido al primer fin de semana y ahora tenía ganas de ver cómo era la Feria durante los días ‘más tranquilos’.

He estado notando cambios pequeños en mi apariencia y modo de ser. Me he dado cuenta de cuánto he echado de menos el contacto físico español y la buena charla con mis amigos. Cuando me miro en el espejo, mi sonrisa es más amplia y más pícara que antes, y sobre todo, mi cara está mucho más morena, lo cual creo que es siempre una buena señal. Mis zapatos negros y pulidos que traje desde Inglaterra están completamente manchados de albero. Una parte de mí quiere limpiarlos y otra parte no. ¿‘Pa qué, si ya estoy demasiado metido como para echarme atrás ahora?'

Las mañanas que siguieron empezaron a encarnar una especie de realidad distorsionada a la normal y corriente. Empecé a tener una nueva rutina: Abro todas las ventanas para ventilar, me bebo un vaso de agua tibia (echo de menos el agua de grifo fría), plancho un par de camisas y me cambio rápidamente, eligiendo un traje diferente para cada día. Después, tomo la misma ruta que dura unos veinte minutos a través de la Plaza del Mamelón y finalmente llegando a la feria (normalmente un poco tarde; lo cual provoca muchas críticas de mi pandilla).

Una imagen en la feria de noche.
Una imagen en la feria de noche.

Entonces, me fui hacia la Feria a buen ritmo una vez más. Esta vez, las calles estaban mucho más vacías que antes y los sonidos de la ciudad se escuchaban en un eco sutil. Mucha gente de fuera ya había regresado a sus pueblos, y se notaba que había una alta concentración de jerezanos, lo cual le dio un toque más castizo. Entrando en el parque de la Feria, todo seguía igual; las casetas, las carretas de caballo y los jerezanos felices, pero solo con un poco menos de ambiente.

Me junté con mis amigos de nuevo, se quejaban sobre el hecho de que estuviera bebiendo cerveza en vez de ‘rebujito’ (como un típico británico orgulloso). Para mis lectores británicos (que seguro que hay muchos), el rebujito es una bebida típica que se toma en la región de Andalucía, especialmente durante las ferias, y está hecha por una mezcla de vino fino y Sprite o Seven Up. Normalmente, los grupos de amigos se juntan a una mesa y piden unas jarras de rebujito para compartir. Yo, intentando evitar la resaca para escribir mis artículos, he tenido que asumir una posición defensiva a la hora de beber; eligiendo una copa de cerveza, aunque la presión masiva social me seguía por todos lados.

Me rogaron que ‘me la tome ya de una vez’, ya que supuestamente, el rebujito solo causaba una borrachera ‘gradual’ y con poca resaca (creo que allí me mintieron). Decidí en ese momento no arriesgarme porque quería estar vivo el día siguiente y seguí con la cerveza durante todo el día y toda la noche, para gran molestia de mis amigos.

Martes 20 de mayo: El día de descanso

Después de salir a la Feria todos los días, empecé a sentir el cansancio físico y mental. Se me había acercado inesperadamente. Mi espalda me pesaba como la de un anciano y mis rodillas me dolían de dar tantas vueltas por el parque. Mi plan original era ir a todos los días de feria, pero al final decidí que ya era hora de tomar mi primer día de descanso. Mi hígado pudo descansar un poco después de la intensidad de los días anteriores. Mis amigos me dijeron cariñosamente: ‘A este todavía le falta más feria’.

Miércoles 21 de mayo: El día de la mujer (y los trajes de gitana)

Bueno, llegó el miércoles como si nadie había tenido descanso, y como el fin de semana anterior, y sorprendentemente, la Feria estaba a tope de gente. Era un día muy especial: el día de la mujer. El parque estaba lleno de mujeres vestidas en trajes de gitanas de diferentes estilos y colores. Muchas llevaban pendientes grandes de oro, un clavel en sus trenzas largas, volantes espirales arrastrados por el suelo y pañuelos colgados de sus cuellos. Una de mis amigas me enseño una parte de su manga que tenía lunares de blanco y negro creados de tercio pelo, lo cual era un detalle muy bonito. Creo que me enamoré un par de veces de alguna flamenca, pero tuve que mantener la calma y no perder la cabeza.

Nuestro protagonista, con un grupo de mujeres.
Nuestro protagonista, con un grupo de mujeres.

Luego fuimos a la Caseta Municipal en el que había cientos de personas bailando las sevillanas juntas en un gran caleidoscopio de movimiento. Tuve la oportunidad de mejorar mis pasos de sevillanas e intentar mejorar mi compás, usando mis palmas para sincronizarme con el ritmo. Fue increíblemente divertido ser parte de un grupo grande de personas en el que se tenía que bailar de una manera exacta y todos al mismo tiempo.

La Feria es toda una burbuja de festividad que siempre está fluyendo; si te pierdes de alguien (y eso me ha pasado a mí un par de veces) te puedes encontrar con otra persona espontáneamente y unirte a otro grupo. La belleza de la feria es que todas las casetas sean públicas, y para alguien que no conoce al terreno muy bien, te da la libertad de explorar nuevas partes todos los días. He estado conociendo gente de todas las edades y de todas partes del país. Conocí a un grupo de mujeres de Cádiz que venían a pasar el tiempo en la Feria para disfrutar con sus amigas. Me ayudaron a tomar la foto todas juntas y me explicaron que una de sus hijas era una bailaora profesional.

Luke, bailando sevillanas en el Templete Municipal.
Luke, bailando sevillanas en el Templete Municipal.

Mas tarde, decidí probar el rebujito por primera vez, y cuando empecé a beberlo, mis amigos corrigieron la manera en la que estuve sosteniendo el vaso, instantáneamente. A lo largo de la noche, hubo mucha ‘jerga jerezana’ que no entendía al cien, pero no me importaba porque les dije que la pureza jerezana siempre lo he ‘llevado dentro’. Gracias a ellos, estoy aprendiendo mucho sobre los pilares fundamentales que forman parte de la Feria de Jerez, y obviamente, todavía tengo mucho por aprender.

Al final pasamos la noche bailando música de reggaetón y pachanguera en la Penúltima y el Caballo de Copas. Fue raro ver a toda la gente cantar la letra menos yo, pero intenté improvisar y copiarme de los demás. En mi opinión, era una de las noches de Feria con mejor ambiente y creo que todo está listo para un último fin de semana exaltante y especial.

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