Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez
Luke Spencer, de padre británico y madre jerezana, relata su primera experiencia en el González Hontoria día a día
Actuaciones en directo en la Feria de Jerez para este martes

Luke Spencer Montero es inglés pero con hondas raíces jerezanas por parte de madre. Nació en Hammersmith, una población al oeste de Londres, pero reside en Chichester, West Sussex, una ciudad en la que trabaja como profesor de español. Este año visita la Feria del Caballo por primera vez, y como aquellos viajeros románticos del siglo XIX, ha querido exponer sus impresiones a través de sus experiencias. Este es su relato:
Aunque había estado en Jerez muchas veces visitando mi familia jerezana durante épocas importantes del año, como las Navidades, la semana santa y el verano, nunca había venido durante Feria. Desde que era niño, había escuchado tantas historias y había tanta mística alrededor del evento que en mi mente, lo había elevado a algo cuasi religioso. Las carretas de caballo, los trajes de gitana, las luces enormes salientes que iluminaban el albero; todo sonaba surreal y algo que derivaba de un sueño andaluz del pasado.
Mi primo, que era el autoprofesado ‘rey de Feria’, siempre me decía que era la mejor semana del año para todos los jerezanos. Una semana en la que la gente se abandonaba completamente a la diversión, celebrandola rodeado de tus personas más allegadas. En Inglaterra, mi país de nacimiento y de residencia, no existía ninguna celebración cultural remotamente parecida. Sonaba como algo que tenía que ver con mis propios ojos, antes de que fuese demasiado tarde.
Lo primero, un traje
Para prepararme antes de venir, me compré un par de trajes, usando como punto de referencia una compilación de fotos de mi primo vestido en diferentes trajes de las ferias del pasado. La siguiente cosa que tenía que aprender era el baile de las sevillanas, lo cual siempre me ha parecido bastante complicado. En primer lugar, no tenía muy buena coordinación física, y segundamente, cualquier tipo de intimidad física a la hora de bailar, siempre nos resulta incómodo para los británicos. Sin embargo, mi familia me intenté enseñar los primeros pasos básicos y me sentí un poco más preparado por si la ocasión surgiera.
Primer sábado: El día de alumbrado
En el primer día de mi primera feria, sentí una mezcla de ansiedad y emoción. Desde que llegué el martes pasado, había notado un aumento gradual de gente y ambiente por las calles, y durante la tarde del primer día, se podía sentir una palpable sensación de emoción y anticipación por toda la ciudad. Cuando salí del piso a caminar hacia el parque de la Feria, el suelo estaba literalmente vibrando y era imposible no dejarse llevarpor la corriente imparable de gente que iba en la misma dirección.
Finalmente, llegué a la entrada enorme. Di el primer paso dentro del terreno sagrado y fue como si hubiera aterrizado a otro mundo. Era todo un borrón magnífico. Estaba llenísimo de gente, moviéndose en todas las direcciones, las casetas a punto de estallar, ruidos y olores intensos perforando el espacio vivo. Lo más bonito fue ver gente de todas las edades, compartiendo momentos especiales antes del empiezo; ancianos andando tranquilamente de la mano, grupos de jóvenes en círculos cerrados cotilleando y familias grandes pasando la noche juntos.

No había cobertura y afortunadamente, me encontré con mi primo y sus amigos por casualidad, justo antes del despliegue de los fuegos artificiales. Con un sonido fuerte robótico, las luces encima de nosotros fueron encendidas y de repente el mundo se convirtió en tecnicolor. Todo parecía como un sueño y no podía quitarme la sonrisa de la cara.
Pasé la primera noche recorriéndome casi el espacio entero; encontrándome con amigos de mi niñez, conociendo a gente nueva, yendo a casetas de música con mis amigos y sobre todo, disfrutando del ambiente embriagante debajo las luces brillantes. Fue una primera noche mágica y llena de aventuras nocturnas que seguramente solo pueden existir en Jerez.
Domingo 18 de mayo: Explorando la Feria de día
Reconozco que al día siguiente me levanté un poco roto, pero todavía con muchas ganas de conocer la Feria de día. Me cambié de nuevo, poniéndome un traje con el que podría combatir el calor y fui a comer con mi primo y sus amigos a la caseta Las Duelas. Cuando entré a la feria por segunda vez, me quedé completamente en ‘shock’ de nuevo, pero no de la misma manera que la primera noche. Esta vez se podía ver todo más claramente y parecía aún más surreal que la noche anterior.
La intensidad de los colores se podía ver desplegada por todos lados; el cielo era de un azul profundo y los trajes de gitana eran rojo de sangre, flotando sobre el albero desértico de un amarillo mostaza. Es más, ahora se podían ver diferentes cosas con más claridad; las mujeres que vendían los claveles, las palmeras altas que te seguían por el camino, y algo aún más llamativo: gente con sombreros montados de caballo. Estaban vestidos de una manera que solo había visto en pinturas antiguas, y las carretas iban cargadas de familias y de gente cruzando los carriles en todo momento, como en un western.

Comimos sentados en una mesa muy larga y pegaditos todos uno al otro. Después de comer, mi primo me hizo un ‘tour’ de la Feria para enseñarme lo que me había perdido la primera noche. El ambiente de día era igual de divertido que la de la noche, pero con el elemento del calor añadido. Fuimos a una caseta de flamenco a tomar rebujitos y a bailar un poco de flamenquito. Había una gran multitud de gente dentro, todos bailando juntos con pura alegría. Tocaron principalmente música de rumba y de pop, lo cual me encantó, especialmente las canciones de Camarón de la Isla, ‘Caminando’ y ‘Yo vivo enamorao’.
Caminando por la feria durante el día
Ver como la Feria cambiaba durante las diferentes horas del día ha sido algo muy bonito, y al final pasamos otra noche especial, bailando reggaetón sin parar hasta las primeras horas de la mañana. Aunque todavía no sé bailar las sevillanas, estoy contento de haber pasado la primera fase de Feria. Hasta ahora han sido un par de días realmente inolvidables y tengo muchísimas ganas de que llegue el próximo fin de semana para que pueda concluir mi primera experiencia de Feria de la manera correcta.
¡Viva Jerez y viva la Feria!
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