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Festival de Jerez

Farruquito y Juan El Moreno, alma vieja y alma nueva

Farruquito y Juan el Moreno, sobre las tablas del Villamarta.

Farruquito y Juan el Moreno, sobre las tablas del Villamarta. / Manuel Aranda (Jerez)

Farruquito ha presentado en el Villamarta Alma Nueva, acompañado de su hijo Juan El Moreno. El pequeño de la dinastía Farruco ha participado en anteriores ediciones dando alguna pincelada y apuntando maneras, pero ha sido esta vez cuando ha compartido protagonismo con su padre, que ha querido que ya sea un artista invitado por derecho. Tanto es así, que el espectáculo se abría con el cante de El Moreno, dejando claro que esta noche iba a llevar su nombre.

Como ha explicado el propio Farruquito, alma nueva es el relevo del alma vieja de su familia, del arte que emana por los Farruco a lo largo de generaciones. 20 años después del estreno de Alma Vieja, uno de los espectáculos más significativos de Juan Manuel Fernández Montoya ‘Farruquito’, el bailaor sevillano ha querido hacer un guiño y traer de nuevo la esencia de ese espectáculo, teniendo presente el recuerdo de su familia pero con un ojo puesto en el futuro, al que parece ceder el relevo como solo un padre orgulloso podría hacer. La ternura y la frescura de la infancia se han mezclado con el peso nostálgico del pasado. Antonio Montoya Flores ‘Farruco’ ha aparecido en Alma nueva a través de una proyección antigua en la que salía bailando una soleá, y que ha servido de antesala para la soleá que ha bailado Farruquito. De esta manera, abuelo y nieto se conectaban sobre las tablas del Villamarta.

Alma nueva está pensado a modo de gala flamenca, con una buena nómina de músicos en escena durante todo el espectáculo. El acento jerezano estaba muy presente con el cante de Manuel de la Nina y la guitarra de Manuel Valencia. También al cante estaban Ismael de la Rosa ‘El Bola’ (que repetía en el Villamarta tras su actuación con Patricia Guerrero y Alfonso Losa), Mary Vizarraga y Mara Rey, José Fernández al piano y Paco Vega en la percusión. El baile de Auxi Fernández y Cristina Soler han apoyado el de Farruquito a lo largo de la función.

Farruquito ha querido dejar en Alma nueva un espacio protagonista a su hijo, que ha demostrado la herencia bailaora que está recogiendo de su familia y en la que seguro se seguirá mirando para forjar su camino como artista. Esta complicidad entre ambos, observar cómo el arte de esta saga flamenca sigue expandiéndose, ha sido lo más destacable de Alma nueva. Buena parte de la familia de los artistas estaba presente en el patio de butacas, jaleando y animando a los suyos, y convirtiendo por momentos el Villamarta en el Falla en Carnavales.

Farruquito es un showman flamenco y se crece ante su fervoroso público, al que le tira besos desde el escenario y al que regala algún baile con su chaqueta. También se coloca la mano en el pecho en señal de agradecimiento en varios momentos del espectáculo. Apela a la fibra sensible y juega continuamente con golpes efectistas que buscan la emoción rápida, pero si algo consigue asombrar de este espectáculo es ver a Juan El Moreno conociendo los tiempos y las pausas de un escenario, tanteando con su zapateado a qué sabe un festival, intuyendo que ese camino que está construyendo puede ser el suyo.

Para el fin de fiesta se han sumado a la saga gitana las niñas mellizas de Farruquito, Triana y Manuela. Tras bailar con esa gracia y desparpajo infantil tan sorprendente, se abrazan tímidas a su padre fundiendo sus cabecitas en su regazo, de la misma manera que lo hacía La Macanita con su madre cuando terminaba de bailar. Y quizás, así siga sucediendo en esta familia por los tiempos de los tiempos.

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