Hablando en plata

Historias Flamencas ¿Por qué Festival de Jerez?

¿Por qué este Festival se hace en Jerez? Pues por muchas y muy importantes razones. Pero sobre todo, porque aquí nacieron grandes bailaores y bailaoras, y tambien bailarines. Hay que saber que la pareja de baile flamenco más antigua que se conoce fue la que formaron El Jerezano y su amante La Perla, citada por Estébanez Calderón en su célebre “Baile en Triana”, allá a finales de la primera mitad del siglo XIX; y que de aquí, de Jerez, era el maestro Carito, el más famoso conocedor e intérprete de la escuela bolera de la que tantos otros bailes se desprendieron.

Jerez hubo un tiempo que fue el más granado vergel de grandes figuras de la danza flamenca. Díganlo si no los nombres de La Macarrona, La Malena, Las hermanas Antúnez, y del maravilloso Antonio Clavijo; amén de que en Jerez se llegaron a abrir hasta cerca de cuarenta cafés cantantes, entre el siglo XIX y comienzos del XX; época en la que esta ciudad estaba considerada como cuna del arte flamenco y de sus mejores intérpretes, no sólo de baile, sino también de cante y toque de guitarra.

Uno de los café cantantes más célebres de todos, el llamado de la Vera-Cruz,  tuvo sus reales sobre el mismo terreno donde hoy se asienta el gran Teatro Villamarta, que organiza, acoge y celebra este ya de por sí grandioso Festival de Jerez, al que acuden espectadores de todo el mundo para asistir a sus grandes eventos.

Tal caudal de flamenquería constituye uno de los tesoros artísticos más ricos de la historia del flamenco, desde que éste es considerado como arte del pueblo andaluz. Y si Andalucía dio impulso e inspiración a sus modos y formas, aquí en Jerez parece que es donde se sublima lo que García Lorca llegó a llamar la arquitectura del cante jondo, base maestra de donde surgen las músicas más peregrinas que en el mundo hayan sido y son.

El flamenco, junto a los demás bailes españoles, configuran por decimoquinta vez a uno de los festivales que más prestigio dan a esta tierra, en el que anualmente se muestra lo más selecto de cuanto hoy se danza, sea con las más modernas y audaces o con las más  tradicionales coreografías.

Este es, un año más, el Festival de Jerez, el más cualificado festival de flamenco, de baile español y contemporáneo que se organiza en la actualidad; pero donde el flamenco sigue llevándose la palma de cuanto eventos se presentan, no sólo desde el palco escénico del Villamarta, sino en la totalidad de los distintos espacios que él mismo ofrece como tribunas desde las que se muestran en todo su esplendor los mejores, cantes y bailes; esos que con tanta historia han venido a ser declarados nada menos que como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la mismísima Unesco, la cumbre institucional de la cultura oficial de nuestro tiempo, a nivel mundial.   

En esa tan alta consideración que de tanto orgullo ha sido para Andalucía, buena parte de tal distinción corresponde indudablemente a una ciudad como Jerez, que nunca quiso prescindir de un arte que tanto la ennoblece, gracias a sus muchos y portentosos hijos artistas, que siempre se distinguieron por la pureza de sus valiosas interpretaciones, las cuales han servido, en muchos casos, como fuente de inspiración para artistas de otras tierras, que han visto en ellas un modelo en el que fijarse.

Jerez se siente, una vez más, muy orgullosa de poder abrir sus brazos a tantos aficionados como llegan a esta ciudad para vivir intensamente unas jornadas de cantes y bailes, en espacios cerrados, pero con las puertas de sus peñas abiertas a todos los que deseen vivir unas noches de intenso gozo flamenco, y aprender, de paso, aquellos bailes que les habrán de enseñar los más reputados maestros en las distintas aulas de esta universidad abierta a todas las razas y a todos los idiomas, que se llama Festival de Jerez; en el deseo de que ese abrazo nos hermane en una cultura propia que deseamos extender a todos aquellos que nos visitan, con el deseo de conocernos mejor y poder participar de una fiesta interminable; que es lo que la ciudad quiere ser en estos días de febrero y marzo, en los que una primavera presentida invita a gozar de la vida con los cinco sentidos, puestos en nuestros cantes y bailes.

Por eso y por otras muchas razones, Jerez no quiere tener frontera alguna que la separe de quienes con tanta ilusión se acercan a conocer el gran festival, que nace una vez más, contando con mucho arte tanto nuevas como viejas historias flamencas que no podrán olvidar jamás.  

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