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La crítica

De Jerez al mundo

  • Carmen Herrerra seduce con su embrujo

Pasan y pasan los años y Jerez sigue criando y forjando artistas. Son jóvenes, con ganas, preparados y que por encima de todo respetan la tradición. Es el nuevo cultivo, un cultivo que brota con una raíz sana y que se agarra con fuerza buscando el sol que le ilumine el futuro. Es el caso de Carmen Herrera, una bailaora que ayer aprovechó su oportunidad en el estreno de su primer espectáculo en solitario. No era fácil, porque la ausencia de Villamarta le dejaba en primera línea y con el foco alumbrándole de frente. Lejos de dar un paso a un lado, optó por plantarle cara al reto y con una propuesta de corte clásico encandiló al público.

En un Festival marcado por las ideas abstractas y la negrura, Carmen no quiso perder el norte y preparó un espectáculo 'Raíz y pureza', en el que por sí sola alumbró el camino. No necesitó demasiadas cosas para agradar, simplemente le sirvieron un cúmulo de ideas claras, y lo más importante, un baile sólido y punzante (de los que llegan), porque por encima de luces, de dramaturgia o de cualquier parafernalia externa (muy de moda en todos los artista hoy en día), aquí lo que vale es bailar y ahí la jerezana cumplió con sobresaliente.

Su elegante braceo, su sensual juego de muñecas y su donaire en el deambular por el escenario los sabe conjugar con pasos más actuales, siempre sin perder el origen y con unos pies potentes.

En estos casos, el mejor termómetro para comprobar si algo va o no es el tiempo, y cuando llevas una hora y no te has dado cuenta, buena señal. Así fue. Carmen Herrera, selecta en el vestuario, encadenó números con fluidez, de forma precisa y sin alargarlos en exceso. Además, supo dar el sitio a su gente, que esperó su momento para engrandecer la obra, unos con el cante, otros con la guitarra, otros con las palmas y hasta el piano, delicado y sugerente.

Para dar muestra de su poderío, la bailaora desprendió personalidad en las tonás (al bailar con sombrero y pantalón) a golpe del yunque, dibujó estampas con la bata de cola en las alegrías e hizo enloquecer al público con una zambra ejemplar en la que el piano de José Zarzana y el cante de José Mijita, con aquel 'Compañera y soberana', la terminaron de elevar a las alturas. Por momentos nos pareció rememorar aquella cinematográfica imagen entre Caracol y Lola.

Eso por no hablar de la bulería por soleá (quizás un pelín larga) y una juerga a capella con el patriarca de los Mijita, que ofreció una lección del verdadero cante de Jerez por bulerías. Cortito y a compás. Así se canta en Jerez que diría un cabal...

Esa raíz y pureza que defiende se canalizó también a través del cante y en tres quejíos robustos y flamenquísimos. Escuchar a José Carpio, a Luis Moneo y a Alfonso Mijita es hoy por hoy un privilegio, un regalo de Dios en un tiempo en el que el cante robotizado se apodera de nosotros. Sentir de cerca el ayeo de Luis cuando tira parriba en la bulería por soleá, oír la pureza de Alfonso Carpio por fandangos acordándose del genio Caracol o embelesarnos con ese metal bronco de José Mijita es hablar de otra cosa.

Hasta la manera de homenajear a su tierra y al vino, con esto de la capitalidad europea, tuvo estilo. Dos frases lapidarias con su propia voz, una de Benito Pérez Galdós y otra de Shakespeare, unido al efecto de las botas de vino en la bulería por soleá y la sorpresiva aparición de un venenciador en el escenario, rompieron moldes. El público, que había agotado el papel, la despidió en pie y con palmas por bulerías.

Baile

Raíz y pureza

Guión y dirección: Carmen Herrera. Baile y coreografía: Carmen Herrera. Cante: José Carpio, Alfonso Carpio y Luis Moneo. Guitarra: Domingo Rubichi. Palmas: Luis de la Tota y José Rubichi. Artista invitados (cante): Alfonso Carpio ‘Mijita’. Artista invitado (piano): José Zarzana. Vestuario: Milagros Barroso. Fecha: 05 de marzo 2014. Lugar: Sala Compañía. Aforo: Lleno.

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