Festival de Jerez

Marín: "Antonio tenía algo que no se aprende"

Manolo Marín (Sevilla, 1936) es un ser entrañable. Ha tenido una vida artística amplia y si por algo destaca es por su versatilidad pues ha sido bailaor, coreógrafo, director artístico y docente. Ayer, continuando con el ciclo Vivencias, que esta vez desplazó su sede a la Sala Paúl, y con la conducción del crítico flamenco Pepe Marín, el artista hispalense desglosó su ingente carrera. “Estoy atacado, más que si tuviera que bailar”, exclamó nada más empezar y ante la atenta mirada de numerosas cursillistas que siente especial adoración por el maestro.

Marín recordó sus inicios en Barcelona “porque aunque nací en Sevilla tuvimos que emigrar allí”, y apuntó que su debut tuvo lugar en el famoso tablao ‘El Guajiro’ de la capital hispalense. “Por circunstancias, me tocó hacer la mili en Sevilla y allí bailé por primera vez”, relató.

Entre sus vivencias más reseñables, el coreógrafo mencionó al gran Antonio ‘El Bailarín’, con el que coincidió en su compañía. “Yo por aquel entonces ganaba dinero en la Costa Brava y Barcelona, pero me hacía mucha ilusión bailar con él”. “Era una persona que tenía duende, que transmitía con su baile, y eso no se aprende”, recalcó.

A nivel coreográfico destacó sus primeros encargos “para la televisión francesa”, y a nivel docente habló de su escuela, abierta en pleno barrio de Triana hasta hace “cuatro o cinco años”, y de su labor con artistas como “María Pagés”. Marín tuvo tiempo para darse una pataíta, con la guitarra de Roque Acevedo, y para analizar el baile actual. “Ahora todo es maratón y a veces hay que matizar, y todo el mundo quiere ser gitano, contemporáneo o creador y eso no es, hay que escoger, porq

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