La crítica

Revocando muros

  • María del Mar Moreno estrena 'De cal viva' en el Villamarta a golpe de soleá y seguiriyas

El universo telúrico por el que María del Mar Moreno navega en 'De cal viva' nos sumerge en un espectáculo tétrico y cargado de connotaciones subjetivas que pertenecen a la memoria interna de la bailaora. Durante la hora y veinte minutos que dura, María nos descubre sus emociones, sus pensamientos, su ser más íntimo. Un ser que se debate entre lo que dicta el corazón y lo que dicta la mente, una lucha constante que se prolonga durante toda la obra y que aísla a la artista que todos conocemos. Es una percepción individualista, quizás demasiado, porque en ocasiones uno pierde la noción hasta el punto de no saber lo que está viendo.

Esa sensación de tragedia se palpa desde que se levanta el telón, con el cante por peteneras de La Macanita, hasta que se echa, cuando Antonio Malena cierra la misma de nuevo por peteneras. Es una continua quietud que a veces ahoga y que evita ver a una María del Mar en su estado natural, porque detrás de todo esa dramaturgia y puesta en escena se esconde una bailaora enorme, aunque ayer no la vimos desplegar por completo toda su magia.

María se acuerda de la Piriñaca y lo hace a través de la voz de La Macanita, infravalorada en el espectáculo, pero impecable en las estrofas de Tío Juanichi que Tía Anica rescató para la historia; se acuerda de aquellas mujeres del campo bailando por serranas, y se acuerda de Lola Flores a la que homenajea con una soleá brillante y efectista donde rezumó por los cuatro costados compás y empaque, respondiendo así a cada una de las letras de uno de los mejores atrás que ha pasado hasta ahora por esta edición del Festival. Malena, David Carpio, El Tolo y José de los Camarones son como esa tierra albariza tan necesaria para el buen vino y de sus voces surgen metales de los que difícilmente se oyen.

Su capítulo de recuerdos concluye en su amada Carmen de Marimée. Para ello, María se aleja del flamenco de raíz y con la colaboración del Coro del Teatro Villamarta y el piano de Johanna Raymont se enfrasca en un diálogo a tres bandas que a muchos, al menos los que están acostumbrados a ver a esta artista en su papel habitual de bailaora clásica, descolocó.

María se mueve entre los sones de Carmen de Bizet interpretados por las voces masculinas del coro, tonos de la Canastera de Camarón con letras adaptadas, el Sangre, Sangre de El Lebrijano en aquel mítico 'Persecución', y letras por bulerías que intercalan Antonio Malena y David Carpio. Es una lucha titánica en su baile, es una mezcla de estilos y sensaciones que terminan con la frase que pregona Malena por peteneras y que viene a resumir a a la perfección todo el montaje: "Por un camino de espinas es muy doloroso andar'.

Baile

De cal viva  

Baile: María del Mar Moreno. Artista Invitada: Tomasa Guerrero ‘La Macanita’. Cante: Antonio Malena, El Tolo, José de los Camarones y David Carpio. Guitarras: Santiago Moreno y Malena hijo. Palmas y percusión: Luis de la Tota y Ale de la Gitanería. Colaboración especial: Coro del Teatro Villamarta. Actriz: María Duarte. Actor: Nicolás Montoya. Piano: Johanna Raymont. Coreografía: María del Mar Moreno. Guión: Ramón Pareja. Música: Santiago Moreno. Letras: María del Mar Moreno/Popular. Vestuario: Fátima Canca y Jesús Ruiz. Zapatos: Artefyl. Diseño e iluminación: Marcos Serna. Regiduría: Irene García y Javier Padilla. Ayudante de dirección: Antonio González. Dirección escénica: Ramón Pareja. Dirección artística: Antonio Malena. Producción: Jerez Puro Día: 2 de marzo. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.


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