Reyes y conquistadores
La crítica · Bodega Los Apóstoles
Antonio Reyes y Diego del Morao se unieron, se comunicaron, y crearon un producto 'gourmet', para paladares exquisitos.
Estamos hablando de una pareja absolutamente prodigiosa. Ambos han heredado la responsabilidad de mantener la fortuna en buen lugar, uno en el cante y otro en la guitarra. Grabaron un trabajo discográfico en directo en el Círculo Flamenco de Madrid, donde la afición sabe lo que quiere. Se unieron, se comunicaron, y crearon un producto ‘gourmet’, para paladares exquisitos. Con ellos vivimos ayer tarde uno de los momentos más destacados del Festival de Jerez, y eso que la calidad de la muestra está siendo bastante alta.
Antonio Reyes, valedor de un estilo dulce y profundamente flamenco, sabe acordarse, en el momento justo y de la manera perfecta. Como hizo con Manolo Caracol, Camarón de la Isla o de la propia Marelu. El artista se acerca al legado tan valioso de los mencionados para llevarlo a su terreno y construir una expresión personal. De la misma forma podemos hablar de Diego, hijo de Moraíto, que sabe combinar la técnica que asentó Paco de Lucía y el pellizco gitano de su ilustre apellido.
Pues estos dos elementos de lo ‘jondo’ llegan a la confluencia acertada para que el vello se te erice y para que los sentidos se vuelquen en lo que suena. González Byass se vistió de gala para acoger al chiclanero, Giraldillo al Cante en la Bienal de Sevilla 2014, por qué no decirlo, con la guitarra de Diego del Morao, tremendamente prodigioso.
Salvando las distancias, existen momentos de grandeza, como ocurría con esos dúos históricos que todos conocemos. Es humilde y sencillo, introvertido y, a veces, tímido en el escenario, pero con elegancia en el hacer. La modestia de los grandes. El almíbar de su eco apareció de repente en el inició por soleá. Como buen gaditano tiró para los estilos de Sellés, y algunos más autóctonos. Y en esa línea quiso seguir por alegrías.
La atmósfera era idónea para que sus expresivas letras se esparcieran por el ambiente. La afición llegó de distintas partes del mundo, por supuesto, la de Madrid. Esos amigos del Círculo que han sido los que han trabajado para que el disco esté en la calle. A Carlos Martín Ballester, Alberto Martínez y a ‘Rufo Crónicas’ les dedicó parte de la actuación; la otra, a su padre sentado en primera fila.
Tras esas alegrías tan calmadas, alternando las de Cádiz con las de Córdoba, se metió de lleno en los tangos, uno de sus estilos más fuertes. Contó con unas “extraordinarias” palmas, las de Diego Montoya, Tate Núñez y Manuel Pantoja ‘Chicharito’, quienes al final del recital, como colofón, se marcaron un baile por bulerías.
En esos tangos disfrutamos exageradamente, porque posee una voz cadenciosa y agradable que conquista a cualquier oído. El cantaor cambió de registro para escribir líneas doradas en las seguiriyas.
Ahí, Diego, con lo virtuoso que es, derrochó sus genes por las seis cuerdas hasta que el bordón nos hizo temblar. Y por bulerías volvió a sacar todo un arsenal de falsetas flamencas para que Antonio, el conquistador, se acordara de Villar, Camarón, Pansequito, Manuel Molina o Luis el Zambo. “¡Qué compás más grandes!”, decían algunos.
Antes de que el público se pusiera en pie para despedirlos, apuntó tres fandangos con una categoría que sólo los grandes pueden llegar a mostrar. Cante
Antonio Reyes
Cante: Antonio Reyes. Guitarra: Diego del Morao. Palmas: ‘Chicharito’, Diego Montoya y Tate Núñez. Día: 29 de febrero de 2016. Lugar: Los Apóstoles. Aforo: Lleno.
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