Andrés de Jerez. Cantaor

"A mí el dinero me da igual, no es algo que me preocupe"

  • El cantaor agradece al Festival "la oportunidad que me ha dado" y defiende "el cante puro" por encima de todo. A su juicio, "aquí no valoramos lo que tenemos, y es una pena"

Dicen los que le conocen que hasta el mismísimo Agujetas viene a buscarlo cuando llega a Jerez para que le cante. Es Andrés de Jerez, un cantaor, defensor a ultranza del cante por derecho, y que trata de labrarse un futuro en su tierra.

–¿Quién es Andrés de Jerez?

–Andrés de Jerez es un cantaor humilde que lleva tiempo en esto pero que no he tenido oportunidades de cantar en su tierra. Por eso para mí ha sido una oportunidad y un orgullo participar en un evento como el Festival de Jerez. Yo nunca he cantado en una peña ni en ningún Viernes Flamenco y en cambio he tenido la oportunidad de estar en el Festival. 

–Resulta raro eso de que hasta ahora no haya tenido un sitio...

–Pues sí pero no es culpa mía. El problema es que aquí en Jerez somos siempre enemigos de nosotros mismos, a ver si de una vez empezamos a ser amigos y luchamos por ese flamenco que tenemos aquí. No es ni mejor ni peor, pero diferentes seguro que es. 

–Usted compagina el cante con la docencia, ¿qué prefiere?

–A mí me gusta mucho enseñar y dar cursos, salgo mucho al extranjero, sobre todo a Francia a y Japón, donde ya me he hecho un nombre. Eso de que los alumnos sientan tengan tanto cariño por lo que les enseñas es muy bonito, te hacen sentir como un maestro de artes marciales, y a mí me llena y me emociona.

–Cuando sale fuera de su tierra, ¿qué es lo que más le llama la atención del flamenco? 

–El amor que se le tiene, hasta entonces no te das cuenta de que eres un privilegiado por haber nacido donde has nacido. El problema es que nosotros como lo tenemos tan cerca no lo valoramos, pero fuera el flamenco es algo muy fuerte. Te voy a poner un ejemplo. Hace poco estuve cantando en Osaka y no se escuchaba ni una mosca, y en cambio vienes aquí a cualquier peña y no se escucha nada, todo el mundo está hablando. Esa es la diferencia.

–Usted defiende el cante añejo...

–Sí, pero no por nada, sino porque es lo que he mamado. Y no quiere decir que me encierre en eso nada más, al contrario, tengo amigos que son músicos de rock, pero a mí lo que me gusta. Yo entiendo por puro todo lo que salga del corazón, eso es lo que importa. 

–Y también de La Plazuela...

–Hombre sí, pero porque me he criado allí. Yo respeto todo, pero como he parado mucho allí he aprendido de los Moneo, de Chico Pacote. Yo era el máspequeño pero siempre estaba con los viejos.  

–Tiene usted 48 años, ¿quién le empezó a inculcar su amor por el cante?

–Mi abuelo fue el que me lo inculcó. Recuerdo que con cinco años ya cantaba yo fandangos en el Chicle. He estado siempre rodeado de gente que ha cantado muy bien. Agujetas vivía en mi calle, José de los Camarones también, el Moneo y los Mijitas los he tenido siempre cerca. Luego también pasaba mucho tiempo en la Peña El Chalao con su gente.

–Cuando sube a un escenario, ¿con qué le gusta que se quede la gente?

–A mí me gustaría que mi cante fuera siempre un mensaje que aliviara el corazón de las personas. Que yo cantara un fandango o por soleá y le sirviera para su vida. Esa sería mi alegría, porque el dinero me da igual. Está claro que es necesario para comer pero no me preocupa, eso no es importante en la vida.  

–¿Y con qué cante se siente más identificado?

–Yo muero cantando por seguiriyas, aunque también me gusta meterme por malagueñas porque la malagueña se canta en Jerez con mucho empaque. Tú escuchas a Agujetas cantando por malagueñas y es para morirse. 

–¿Usted se siente valorado en su tierra?

–Yo sí porque hay mucha gente que me conoce y que me quiere, otra cosa es que artísticamente no haya tenido mucho protagonismo, pero bueno, todo se andará, todavía soy joven.

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