Abanicarse o morir
Los termómetros registraron ayer la máxima temperatura del verano hasta la fecha, 38 grados Para hoy, igual o más
Faldas cortas, abanicos y gafas de sol. El café, con hielo, y el agua, bien fría, que rasgue la garganta a su paso. El termómetro del coche ya marcaba unos sofocantes 29 grados a las diez de la mañana. Así se levantaba ayer Jerez, en el -hasta ahora- el día más caluroso en lo que lleva la ciudad de época estival cuando los termómetros rozaban los 38 grados a las 15:45. Rara era la esquina donde alguien no le comentara, mano en pecho despegándose la camiseta y la otra pasando por la frente un: "¿No nos quejábamos de que no había llegado el verano? Pues ha llegado arrasando".
La jornada de ayer estuvo protagoniza por auténticos héroes que se atrevían a lanzarse a la calle, en un día en el que las temperaturas no ofrecieron tregua: salir de casa era abrasarse. Algunos, con la obligación de trabajar y otros con la de hacer las compras, los autobuses y el centro se llenaban de suspiros y el sonido de los abanicos. Una vez en camino hacia la plaza o cualquier comercio, el sol volvía a marcar las pauta de comportamiento y encontrar la sombra se convertía en todo un método de supervivencia para paliar las altas temperaturas. La mayoría de los bares, intentando captar clientes o que no se quedaran por el camino, colocaban vaporizadores en sus terrazas, artilugio cada vez más insertado en la vida cotidiana.
Cabe señalar que hasta ayer, julio había sido un mes de temperaturas agradables de verano, a excepción de algún pico como el del pasado 8 de julio, donde se llegó a algo más de 35 grados. Estos datos contrastan con los del verano del pasado 2013, en el que los termómetros llegaron a marcar más de 35 grados en una decena de días entre el 21 de junio y el 17 de julio, llegando a marcar 42 grados el día 10 de julio. Este mismo dato se registró en la ciudad este 2014 el pasado 14 de junio, en vísperas de la época estival. Los expertos hacen hincapié en no hacer deporte en horas extremas -entre las 12 y las 18 horas-, una correcta hidratación y protegerse debidamente del sol con protección solar para sobrellevar lo mejor posible olas de calor como la presente.
Sin embargo, los que sí sabían combatirlo eran los padres que decidieron cambiar el centro por Luz Shopping. La fuente situada en el corazón de la ciudad recordaba a tardes en Isla Mágica, ya que hasta una veintena de niños se refrescaban en los múltiples chorros colocados en este enclave. Lo más sorprendente de la estampa es que se notaba que no era la primera -ni la segunda- vez que los progenitores utilizan este elemento urbano para que los niños se entretengan y apacigüen de las altas temperaturas mientras disfrutan de cualquiera de los múltiples restaurantes en esa meca de la comida rápida llamada Luz Shopping.
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