Abucheos a Iglesias durante su visita a Cádiz

El líder de Podemos se hospedó la noche del jueves en Jerez, donde también comió ayer

P.ingelmo Cádiz

21 de marzo 2015 - 06:00

Los comerciantes de la plaza de abastos tienen el cielo ganado y una paciencia infinita. En campaña se les presenta todos los días un candidato, ellos hablan con ellos, les dicen lo que quieren oír, les desean suerte y el político se va tan contento pensando que ha pulsado el pensamiento de la calle. Ayer, a los de la plaza de Cádiz, se les presentó una figura nacional, un icono: Pablo Iglesias con su célebre coleta, acompañando a Teresa Rodríguez.

Buen revuelo se montó de periodismo ciudadano disparando a diestro y siniestro entre el tumulto con sus smartphone. A Iglesias, en la pescadería 156, le dijeron que la cosa en Cádiz estaba muy malita, que aquí mucho paro y que mira a qué precio tengo el gallo y la dorada porque sino me lo como yo. Por detrás, un grupo de mujeres con carro antiPodemos empezó a gritar "fuera" y "vete a Venezuela" y otras mujeres con carro pro Podemos llamó a las primeras carajotas y no se tiraron de los pelos porque Dios no quiso mientras Iglesias enfilaba hacia Columela.

Por allí tocaba desayunar en un magnífico lugar para desayunar, La Perola, pero no excesivamente propicio para reunirse. Y hubo una reunión, primero con La Corrala, y otra reunión, sin que salieran los de La Corrala, con los de Delphi, que habían estado diciendo lindezas (la mayoría irreproducibles) a la ausente Susana Díaz en la sede del PSOE momentos antes. Todos juntos, unos y otros, La Corrala y los de Delphi, y una manda de periodistas y de cámaras, convirtieron La Perola en el camarote de Pablo Iglesias, en el que el líder de Podemos ejerció de Harpo, porque no dijo ni una palabra.

A continuación Teresa llevó al colegio Santa Teresa al líder nacional de Podemos y se enteró de los problemas del centro, y luego se lo llevó al hospital para que se hiciera una idea de los problemas de la sanidad andaluza y de los hospitales que no se construyen. Y Pablo Iglesias asistió a todo esto en la jornada lluviosa, de paseante por Cádiz. Visto y no visto entre el enjambre de periodistas.

El líder de Podemos, sin embargo, comenzó su jornada de viernes en Jerez, donde durmió y cenó el jueves. Además, tras el paseo por Cádiz, Iglesias volvió a Jerez para comer con su equipo en el restaurante La Carboná.

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