Tierra de nadie

Boicot no, boicot sí

No desprecian, nos insultan, nos impiden usar nuestra lengua, nos persiguen, nos intimidan y amenazan, nos discriminan, queman nuestras casas si colocamos una bandera de España, adoctrinan a los chavales, usan los medios públicos contra nosotros, falsifican la historia, incumplen la Ley de todos, nos roban y nos agreden; pero quieren nuestro dinero… Son los independentistas radicales catalanes, fue el gobierno de Cataluña -opresivo, racista y excluyente-; son, y fue, a los que ahora nos dicen que "no hay que hacer boicot". Pues yo digo que ya lo veremos.

Muchos políticos, tan "políticamente correctos" ellos, tan "monos" ellos; nos dicen que hacer boicot a los productos catalanes implica boicotear también a otras partes de España. ¡Si hubieran hecho, a tiempo, lo que debían haber hecho, nada de lo que ha ocurrido hubiese sucedido, el boicot del 23% de la población del resto de España a Cataluña, tampoco. Pero ésta, la del boicot, fue la única "herramienta" que nos dejaron a todos los españoles que veíamos, con hartazgo, como los independentistas campaban a sus anchas por encima de juzgados, tribunales, autos, policías, leyes y Constitución.

Dicen, por ejemplo, que si boicoteamos a Casa Tarradellas perjudicamos también a Almería, a Murcia y a Jaén, porque de allí vienen los tomates, los pimientos y el aceite de oliva con el que hacen sus pizzas. Pero yo digo que sí Casa Tarradellas nos quiere seguir vendiendo sus pizzas lo que tiene que hacer es sacar su fábrica de Cataluña. Y digo, que las uvas de Codoniú o Jaume Serra, o Torres no crecen en La Rioja ni en La Mancha, lo hacen en Cataluña, se procesan en Cataluña y llevan nuestro dinero a Cataluña. Las empresas y los empresarios catalanes tienen que definirse, no se puede estar en misa y repicando. No se puede, por ejemplo, tener en "nómina" a una impresentable antiespañola como Pilar Rahola y querer que compremos bolsos y bisutería de Tous, ni se puede apoyar al más rancio independentismo extremista y pretender que nos gastemos las perras en una tienda de Mango, en unas pastillas de caldo de Gallina Blanca o en una botella de agua Font Vella, no.

El daño que les ha hecho la decisión del 23% del resto de la población española de no consumir productos catalanes ha sido muy importante y me alegro. Ya sé que no es justo, ninguno de los que boicoteamos lo que viene de Cataluña queremos perjudicar a los catalanes que también se sienten, porque lo son, españoles; pero, repito, es de lo poco que a los ciudadanos del resto de España nos quedó por poder hacer ante la inacción, la permisividad y las vergonzosas concesiones en las que muchos de nuestro gobernantes, de gobiernos varios, cayeron respecto al "asunto catalán". Las cosas no se pueden hacer tan rematadamente mal.

El boicot se lo hicimos a un gobierno separatista y a un populacho independentista radical, sabemos que lo sufren otros muchos catalanes tan españoles como nosotros, y no es eso lo que buscamos, pero son daños colaterales inevitables, no quedaba otra.

Ahora, si puede "quedar otra", el próximo día 21 lo veremos. La cuestión es sencilla: en Cataluña viven unos siete millones de catalanes, de ellos, unos cinco millones y medio tienen el derecho, y yo diría que la obligación, de ir a votar el jueves 21 de diciembre. Pongamos, siendo razonablemente optimistas, que lo hacen -ir a votar- un 80% del censo -cualquier cifra por debajo de ésta sería un absoluto fracaso y probablemente provocaría una situación fatal-. Sabemos, eso nos dicen, que hay unos dos millones de independentistas, significaría que tendríamos un millón seiscientos mil votos a favor de esta opción. Nos quedan tres millones y medio de votantes, el 80% de esta cantidad supone dos millones ochocientos mil votos en contra de la independencia, es decir, el triunfo de la Constitución, de la Ley y de España. Pues la cosa está clara: si esto se cumple, ni boicot ni historias, todos juntos a trabajar y a luchar por el futuro. Si no es así, si se da cualquier otra circunstancia que implique la derrota de los constitucionalistas y el éxito de los separatistas excluyentes, entonces hay que ir a por todas, lo del boicot, que espero que pasase del 23% al 77%, sería lo de menos, pero ahí estará.

Dejemos ahora las cosas como están, el 22 de diciembre sabremos lo que hemos de hacer. Son ellos, los catalanes, los que nos lo van a decir.

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