Buba ya viaja camino de su nuevo hogar en un zoológico de Hungría

La elefanta fue trasladada ayer a un contenedor tras una operación que se prolongó varias horas · Su regreso, supeditado a la construcción de nuevas instalaciones

Buba ya viaja camino de su nuevo hogar en un zoológico de Hungría
Buba ya viaja camino de su nuevo hogar en un zoológico de Hungría
Jorge Miró / Jerez

04 de octubre 2011 - 01:00

La elefanta Buba viaja ya de camino hacia el que será su nuevo hogar durante los próximos años, el zoológico húngaro de Sóstó. Después de pasar casi 24 años en Jerez, donde se ha convertido en el gran emblema del parque Alberto Durán, la paquidermo se marcha para intentar tener descendencia, algo que en Jerez es inviable ya que debido a las dimensiones de sus instalaciones no se puede traer un macho para tal fin.

Después de un fin de semana cargado de actos multitudinarios de despedida, la marcha ayer de Buba fue más íntima. Solo cerca de una treintena de personas, entre cuidadores, veterinarios, técnicos del zoobotánico jerezano y del zoológico de Sóstó desplazados a Jerez, así como varios miembros de la prensa local estuvieron presentes.

La mañana en el Alberto Durán fue movida a pesar de ser lunes, jornada en la que tradicionalmente el parque permanece cerrado. Y es que desde temprano la actividad en torno a la instalación de Buba fue constante. La elefanta, que los dos últimos días había estado en ayuno, recibió tres dosis de tranquilizantes para facilitar su entrada en el contenedor en donde está siendo trasladada por carretera a Hungría.

Así y todo, esta operación fue larga y no exenta de complicaciones. Cuando los tranquilizantes comenzaron a hacer efecto en Buba, pasadas las diez de la mañana, se procedió a depositar el contenedor desde el trailer del camión hasta la puerta de su cubículo. A continuación comenzó la fase más complicada, la de introducir a la elefanta en el contenedor, toda vez que Buba tenía que hacerlo andando hacia atrás.

Para ello, se le colocaron dos brazaletes, uno en una de sus patas traseras y otro en una de las delanteras. Desde fuera, ocho personas tiran de una cuerda atada a la muñeca del paquidermo con la intención de limitarle su deseo de huida. Dentro del contenedor, un motor arrastra la otra cadena que va unida al otro brazalete. Pero el peso del animal (3,5 toneladas), su fuerza, la rotura de una de las cadenas y el hecho de que se echara al suelo debido al efecto del tranquilizante prolongaron la operación durante más de dos horas.

Buba, como queriendo evitar su destino, saca la trompa por una de las ventanas de su cubículo. Miguel Ángel Quevedo, uno de los veterinarios del Zoo, la tranquiliza acariciándola subido en una escalera. Se hace necesario entrar, llamarla por su nombre y hartarse de paciencia hasta que a eso de las doce menos cuarto Buba entra en el contenedor, no sin antes despedirse de su instalación con un espectacular gemido.

Los veterinarios del Zoo, Miguel Ángel Quevedo y Luis Flores destacaron los nervios que pasaron a primera hora de la mañana, sobre todo el primero, a la vez que se felicitaron por lo bien que fue el proceso de traslado de Buba. "He tenido muchos nervios, porque teníamos mucha responsabilidad para que todo fuera bien. Buba ha sido la que en todo momento ha marcado la pauta", afirmó Quevedo, que, una vez dentro el paquidermo en el contenedor, comprobó que el efecto de los tranquilizantes había pasado y que Buba se encontraba tranquila y lista para el viaje.

Media hora más tarde, poco antes de las doce de la mañana y ante la atenta mirada de algunos vecinos de los edificios cercanos al Zoo, la grúa procedería a elevarla y depositarla hasta el trailer que actualmente la traslada a Hungría. En él, Buba cuenta con agua y heno suficiente para afrontar el viaje. Además, estará atendida por profesionales del Zoo de Sóstó y por un cuidador del Zoo de Jerez, Juan Caballero, que se prestó voluntario para acompañarla durante los cuatro días de viaje y pasar con ella un día en Hungría para que se vaya haciendo a su nueva hogar. Y es que, como señala, "Buba conoce nuestras voces, nuestros olores... Es importante que haya alguien allí que la acompañe durante unos días para que se acople". Hay que destacar igualmente que es el propio Juan el que ha sufragado los gastos de su viaje hasta Hungría.

Por su parte, José María Aguilar, director del Zoo, destacó ayer "la tristeza y a la vez la alegría que supone la marcha de Buba. Por una parte, sentimos que se va un símbolo de Jerez, pero por otra, sabemos que va a un lugar en el que se va a encontrar con un grupo de elefantes amplio y en el que va a tener posibilidad de reproducirse".

Hasta el último momento, el personal del Zoo estuvo acompañando a Buba y a alguno se le escapó hasta alguna lágrima. Curiosos y vecinos se despidieron de ella a la puerta del parque. La intención es que en el futuro pueda volver a Jerez acompañada de un macho y su cría, si es que la tiene. Para eso tendrán que pasar al menos tres o cuatro años, siempre y cuando estén construidas unas nuevas y más amplias instalaciones. Pero para ello, como dice José María Aguilar, faltará que haya "intención política".

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