Carta de un paciente que ha superado el coronavirus en el hospital de Jerez

“En sólo 4 horas pasé de estar en planta a estar entubado”

  • “Todo el personal dedicaba palabras, gestos y cuidados más allá de la norma”, relata el paciente

Sanitarios trasladan a un paciente al hospital de Jerez.

Sanitarios trasladan a un paciente al hospital de Jerez. / Miguel Ángel González

Suena una ambulancia en la calle. En este estado de alarma cualquier sirena eriza la piel y las vidas de todos los que están dentro de ese vehículo están en juego. La del paciente y la de los sanitarios. Pocas veces se abre una ventana a lo que ocurre después, pero en ocasiones hay quien pone voz a esta pandemia, un superviviente de este virus que ha paralizado el país y nos obliga a despedir a familiares desde una dolorosa distancia. A partir del próximo párrafo leerá la carta de un paciente que ha superado el Covid-19 en el hospital de Jerez:

Soy un ciudadano y no quiero dejar pasar la oportunidad de contar la experiencia que he tenido en el hospital de Jerez por haber dado positivo en Covid-19 y haber desarrollado una neumonía.

No tiene ninguna relevancia quién soy. Esto va de la experiencia que he tenido durante los días que permanecí ingresado en las diferentes secciones (traslado, recepción, pruebas, planta, UCI, planta, etc.). Aunque pudiera parecer que es una opinión y por tanto una visión subjetiva, la realidad es que tiene una alta carga objetiva, basada en la seguridad que me ha conferido mi estatus de ciudadano normal, por lo que no estaba en situación de alterar ni forzar aptitudes ni procedimientos que se han repetido de forma regular y natural durante el tiempo que permanecí en el hospital.

No les voy a narrar los detalles de cuál fue mi periplo dentro de él, pero sí puedo decir que desde el mismo momento que llegó la ambulancia de traslado, sentí el calor y eficacia de servicios bien organizados. Tanto la recepción en urgencias (celadores), analítica y primeras medidas fueron rápidas y en pocas horas sabían que daba positivo en Covid-19 con insuficiencia respiratoria. Esto supuso que en tan sólo 4 horas pasara de planta a estar entubado por el equipo médico de urgencias liderado por la doctora Carolina.

Este paso fue clave para poder seguir adelante y un auténtico lujo, teniendo en cuenta las carencias que estaban sufriendo otros hospitales de España.

Los días que estuve sedado se redujeron a sueños poco agradables y atemporales. Cuando desperté el aturdimiento era absoluto, pero aquí seguí percibiendo el calor y cercanía de todo el personal. Recuerdo a la enfermera María dándome ánimos y cariño para seguir adelante. El doctor Manuel se encargó de retirar los tubos del respirador, pero hasta después no tuve oportunidad de conocerlo.

Mi segunda etapa fue permanecer despierto en una de las salas de la UCI. Los días comenzaban en cuanto amanecía y rápidamente aparecían en mi habitación aislada una de las personas del equipo de limpieza (Manuela, María Luisa, Clotilde...). Venían con EPIS específicos para el trabajo, pero lejos de que pudieran parecer distantes y aisladas en sus trajes anti-radiactivos, tal y como entraban ofrecían palabras de ternura. Fue lo más parecido a una madre. Hablaban con cariño y daban ánimo para superar los efectos del virus. Todas seguían un protocolo de descontaminación bien aprendido y sistemático, donde esperaban con paciencia que se ejecutara con la ayuda de otras personas.

A lo largo del día el equipo de enfermería hacía su función con una alta dosis de psicología, donde racionalizaban el uso de los medios y de los EPIS. Las demandas de los pacientes las ponderaban para que coincidieran con las visitas establecidas y de esta forma no hacer un gasto innecesario de EPIS. Aquí quien debe poner sentido común es el propio paciente.

Mi tiempo en la UCI fue muy emotivo. Era complicado controlar los sentimientos cuando veías que todo el personal dedicaba palabras, gestos y cuidados más allá de lo que puede dictar cualquier norma o procedimiento. El personal de la UCI del hospital de Jerez, liderado por el doctor Ángel Estella, me ofreció cuidados y palabras que como paciente desorientado necesitaba. Eran curativas. Mejor ya no se puede ser, profesionalidad, humanidad y medios, ¡qué más se puede pedir!

Mi salida de la UCI se produjo una tarde y me esperaba por sorpresa creo que casi todo el personal disponible. ¡Cómo no emocionarse ante tal gesto! Cuando soy yo quien no sabe cómo se puede devolver una milésima de agradecimiento por lo que ellos han hecho por mí. No puedo pasar sin mencionar a enfermeros como Manu, Miriam, Loli, compañeros de otros conocidos, que solo venían a ofrecer su apoyo y cariño.

El paso a planta fue una extensión de lo vivido hasta entonces. Enfermeros, equipo de limpieza, doctores, auxiliares, etc. Seguían siendo capaces de mostrar su lado más humano y cercano a pesar de los agotadores equipos.

Esta experiencia, que puede parecer que no tiene nada positivo, me ha mostrado una imagen absolutamente maravillosa de lo que sucede en este hospital, donde el medicamento más usado es una mezcla de cariño, empatía, absoluta profesionalidad y positividad. Y cuyos efectos son agradecimiento eterno, emoción y admiración. ç

A posteriori además he sabido que el apoyo e información a familiares ha sido también excepcional, ya que como todos sabemos, son los que realmente sufren. Muchas gracias Jerez.

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