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Jerez

Los Claustros alcanzan los 100.000 visitantes en sus dos años de 'vida'

  • El monumento continúa con su agenda de actos y prepara la adecuación de la planta superior

Desde que los Claustros de Santo Domingo volvieran a la vida el 4 de mayo de 2012, en torno a 100.000 personas han visitado ya este espacio. Un monumento que permaneció cerrado durante 12 años para su rehabilitación, para su resurgimiento, un objetivo que muchos jerezanos creían irrealizable. Y es que este emblemático lugar llegó a pasar incluso desapercibido, oculto tras una puerta, junto al convento que lleva su nombre. Así pasaban los lustros, sin meterle nadie mano. "El proyecto de conservación y restauración realizado tiene una enorme importancia por el valor cultural, histórico y artístico del conjunto, que puede ser considerado como el claustro gótico más importante de Andalucía por su grandeza, perfección técnica y belleza", dijo la alcaldesa, María José García-Pelayo, aquel día de la inauguración.

El programa de actividades no comenzó hasta meses después de su reapertura, aunque primero los Claustros sólo se abrieron para visitas guiadas. En agosto, con el I Certamen de Teatro, se dio el pistoletazo de salida para una agenda de citas que se ha mantenido activa desde entonces. Exposiciones, presentaciones de libros, encuentros, congresos, conciertos, bodas civiles, cócteles privados, cenas, pasarelas de moda, flamenco... Todo para una reapertura muy deseada por los ciudadanos.

Tiempo, mucho tiempo, para una rehabilitación a la que se le puso muchas fechas de finalización sin cumplir, que se desarrolló en diferentes fases y en la ejecución de las obras participaron empresas y tres escuelas taller, con una inversión total de 106.100 horas de trabajo y 6.570.518,28 euros.

Los Claustros, de titularidad municipal, un lugar para el que incluso se prometió, antes de su reapertura, que sería sede de la pinacoteca de Joaquín Rivero, aunque finalmente no se llegó a un acuerdo. Un monumento en el que muchos desearían tener su casa y que, como toda vivienda, también ha tenido sus goteras y sus inundaciones al poco de abrir sus puertas. "Vicios ocultos" pensaron algunos expertos, que no darían problemas, pero con las primeras lluvias fuertes salieron a la luz. Salvado el problema, el Ayuntamiento está implicado ahora en la adecuación de la planta de arriba, con necesidades diversas como salidas de emergencia, "y en ellos estamos trabajando ahora mismo. Así que tras esta ampliación habrá muchas más actividades". El delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, Antonio Real, se muestra "contento" con el balance de estos dos años, y asegura que los Claustros son un "dinamizador cultural del centro de la ciudad. Se han hecho muchos eventos no sólo culturales, sino también de congresos, que es algo que queremos potenciar. Está claro que seguiremos apostando por este espacio". "La satisfacción -añade- es plena, lo que provoca que haya más demandas por desarrollar actividades allí. Está en pleno centro y al alcance de todos los ciudadanos por su magnífica ubicación".

Los Claustros, que dan incluso para escribir libros, como el recientemente publicado por Javier Jiménez López de Eguileta y Manuel Romero Bejarano, 'Los Claustros de Santo Domingo de Jerez de la Frontera. Historia y Arte' (Remedios 9), en el que se ordena todo lo publicado sobre el monumento y corrige errores del pasado, salpicado de imágenes muy curiosas.

Los Claustros, que se inician en 1430, no se construyen de la nada, o sobre la nada. Los muros son los de un castillo (que podría ser de finales del XII ó XIII). Y de hecho, hay un arco de herradura de época islámica descubierto en la última restauración. El edificio tiene una construcción muy lenta, ya que hasta finales del XV no está hecha la planta baja entera. Se van creando el dormitorio, el refectorio, el claustro propiamente y otros lugares de trabajo. En 1835, con la desamortización, los Claustros se los queda el Ministerio de Hacienda, que los divide en partes, excepto la iglesia. Al final, todas esas partes acaban en manos de la familia González (González Byass) y lo utilizarán como bodega y granero, principalmente, ya que hay zonas arrendadas como un colegio, una academia de bellas artes, una carpintería... Y otras partes se venden, como casas de la calle Larga que pertenecían a los Claustros. Sobre 1908 el edificio se vende a Salvador Díez y Pérez de Muñoz. El monumento pasa a ser patrimonio de la bodega Díez Mérito. Posteriormente, Rumasa compra la firma en 1981, en 1983 se expropia la compañía y el monumento pasa a formar parte de la Fundación Andrés de Ribera, que cede la titularidad al Ayuntamiento. Un periodo en el que se celebraba multitud de actividades culturales. Lo que lleva a dar el paso a la restauración, en 1999, es el hundimiento de dos bóvedas del dormitorio bajo. Después..., doce años de restauración que algunos investigadores aseguran que no se ha hecho "todo lo bien que se debiera", aunque, a pesar de todo, subrayan que la ciudad "tiene un monumento que es digno de valorar".

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