Contaminación por aguas residuales en Guadalcacín
Una barriada entera de 200 viviendas VPO sufre un hedor constante porque las casas retienen los residuos por un problema de construcción de los subsuelos
Un gran azulejo en un parque recuerda que el que fuera consejero de Obras Públicas de la Junta, Francisco Vallejo, y el ex alcalde Manuel Becerra entregaron la primera fase de la promoción de viviendas de protección oficial Covidehur en Guadalcacín el 4 de julio de 1998. Diez años después los vecinos apenas pueden vivir en sus casas, porque la mayoría sufre una grave contaminación por aguas residuales en los entresuelos de sus viviendas. "Las aguas no corren", dice Francisca, que pensaba que "el olor venía de las pocetillas porque no llovía. Pero, ahora, huelan". Un hedor nausebundo procede de un cuartito usado como almacén. El mismo olor se filtra incluso por las llaves de la luces o el aparato de aire acondicionado.
Fali Pulido se ha erigido en la 'madre coraje' del barrio, de más de 200 viviendas de VPO divididas en dos fases, sin quererlo. "Pero yo no podía más. Los olores son insoportables y tenemos que dormir, incluso en invierno, con las ventanas abiertas porque tenemos miedo a intoxicarnos". Fali y el resto de sus vecinas (y son bastantes, aunque no organizadas) atribuyen el problema a un defecto grave de la construcción de sus casas unifamiliares que impide que las aguas residuales desagüen en la red de alcantarillado. "Y eso que llevamos diez años pagándola", recuerda Francisca. El marido de Fali, José Antonio Valdivielso, ironiza diciendo que "tenemos piscina privada en la propia casa".
Pero la situación no es de chiste, como él mismo dice. Varios vecinos han sufrido problemas de salud y han requerido asistencia médica por la posible contaminación de sus vías respiratorias por respirar la 'tufarada'. Sanidad ha acudido ya varias veces a distintos domicilios de Guadalcacín y "nos han dicho que tenemos que precintar las casas, porque vivimos sobre una bomba de relojería", añade la 'madre coraje' de la barriada. La presencia de los periodistas hace que otros ciudadanos se animen a a denunciar los 'pozos negros' de sus casas, aunque otros, pocos, han hecho obras por su propia cuenta. "Se las tienen que pagar, no sé, si la Junta o la constructora, porque son defectos graves de la construcción". Otros temen que Sanidad les obligue a dejar sus casas y "luego esperar años a que las arreglen".
Los vecinos no están muy organizados, pero ya piensan en recoger firmas, incluso hacer una manifestación, además de haber dirigido escritos, algunos sin respuesta, a la delegación provincial de Obras Públicas (son VPO que salieron por unos 6.5 millones de las antiguas pesetas), a la constructora, a la par que barajan demandar por la vía judicial a la empresas por "vicios ocultos en la vivienda", agrega Valdivielso, "pues vivimos sobre una fosa séptica". Otro vecino, David, recuerda que en otros puntos de España se han producido muertes por emanaciones.
Otra vecina, que prefiere no dar su nombre, señala que el "seguro de la casa no nos hace caso tampoco. Cada dos por tres tenemos que contratar un camión de desagüe, por 100 euros cada media hora, para poder vivir en la casa". Su marido incluso ha hecho un respiradero en el principal foco donde se acumulan las aguas residuales. Los guadalcacileños saben que "la única manera que nos hagan caso es juntarse. Unos no quieren, pero es la única manera", dicen las hermanas Toñi y Manuela Mendoza. Su casa no está contaminada pero parte de la pared de azulejos de la cocina se ha venido abajo. El resto está sujeto con cinta americana. "Que no nos digan que esto tampoco es un vicio oculto", agrega la segunda.
Un hombre buzonea propaganda de una empresa de seguridad para instalar alarmas. Las vecinas, con risas, dicen que "pero qué ladrones van a entrar aquí, si huele a mierda". Las afectadas combaten los malos olores, que pueden ser emanaciones hasta peligrosas porque la descomposición provoca gases tóxicos (metano), y los mosquitos, con ambientadores y litros y litros de productos desastacadores: el salfuman tiene buena venta en Guadalcacín.
Las casas, a pesar de sus 'pozos negros', no tienen mala pinta. Son de doble planta y cuentan con doble patinillo. "La verdad, que si no fuera por este olor (otra sacudida recorre la casa de Fali), están bien, y salieron bien de precio, aunque aquí somos todos trabajadores y estamos achuchados para pagarla". El resto de las vecinas dice que pagar no es el quebradero de cabeza principal si no "intentar echar una cabezada. Es imposible con la peste".
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