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  • COAG-Cádiz pide que la carga fiscal se reduzca ante la caída de rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas tanto por la climatología, como por las epidemias y la crisis de precios

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha solicitado, tanto a la Consejería de Agricultura como a los ministerios competentes -Medio Rural y Economía-, una reducción de la carga fiscal que soportan los agricultores y ganaderos ante la disminución de ingresos que sufrieron en 2010 debido a circunstancias diversas.

Entre los factores que provocaron la merma de la renta de los productores de la provincia hay que destacar los efectos climatológicos adversos y las epidemias, que agravaron la situación de crisis de precios que han afectado de forma generalizada a los distintos sectores productivos, aunque con especial incidencia en algunos de ellos.

Agronómicamente, la campaña se ha caracterizado por la ausencia de materias activas para el tratamiento de las plagas de los cultivos, que ha supuesto una merma de las producciones esperadas. El algodón fue atacado por la Pectinophora Gosyphella y Heliothis peptinofora, así como plagas de Splitting y Phytophthora spp se cebaron con los cítricos, entre otras.

Desde el punto de vista climatológico, la campaña empezó con fuertes heladas en el Campo de Gibraltar que afectaron a los cultivos subtropicales y a los cítricos; pero fue concretamente a comienzos de 2010, y hasta el mes de marzo, cuando los daños fueron considerados más intensos, puesto que acompañaron a las fuertes lluvias, vientos de consideración e inundaciones por los desembalses de los pantanos.

Las precipitaciones fueron muy superiores a las medias mensuales de otros años, por lo que el volumen embalsado de los pantanos alcanzó su máxima capacidad y se vieron obligados a abrir compuertas Bornos, Charco Redondo y Guadarranque. La consecuencia directa fue que los cauces de los ríos se desbordaron, inundando las riberas y aumentando, por tanto, las pérdidas económicas que ya de por sí se estaban produciendo.

Las zonas más afectadas en la actividad agraria por las precipitaciones corresponden a la comarca de la Campiña, donde además se sufrió el desbordamiento del río Guadalete en una zona ya castigada por las inundaciones de las precipitaciones.

A todo esto hay que añadir que el fuerte viento dañó los olivares y frutales de la Sierra y Campo de Gibraltar respectivamente, provocando la caída del fruto de un 20 por ciento de la aceituna y un 38 por ciento de diferentes variedades de cítricos, no pudiéndose recolectar y perdiendo esa parte de cosecha.

En lo que respecta a las infraestructuras, las intensidades de los vientos destrozaron naves ganaderas que, unido a las inundaciones, inutilizó tractores, equipos de riego, aperos de labranza en general y provocaron la pudrición de pastos ensilados para la alimentación del ganado.

SECTORES MÁS CASTIGADOS

Por ello, esta organización agraria ha pedido que se reduzcan los módulos correspondientes al sector citrícola, apícola, el algodón, la remolacha, el olivar, el hortícola, la flor cortada y los sectores ganaderos, entre otros.

En 2010, los cítricos de la provincia se vieron seriamente afectados, no sólo por la difícil situación del mercado, sino también por las condiciones climáticas que tuvieron lugar. Es de destacar que el volumen de lluvia del año fue casi el doble de las precipitaciones medias. Esto provocó que algunas parcelas, que por su situación geográfica estuvieran localizadas en cotas bajas, quedasen inundadas, condicionando que la fruta sufriese importantes mermas y quedase depreciada para el mercado. Ante la situación de indefensión del sector, COAG ha solicitado una reducción del índice aplicable proponiendo un 0,15 para la campaña 2010.

Por su parte, los cultivos subtropicales, especialmente el aguacate cultivado en el Campo de Gibraltar, muy sensible a los descensos de temperatura, redujeron su producción en un 90 por ciento. La relación entre ingresos y gastos se ha situado en un 80 por ciento, por lo que se ha solicitado que el índice se reduzca a 0,2.

Otro sector con presencia en la provincia, el apícola, ha sufrido las consecuencias de una mala campaña, provocada por un otoño que diezmó las colmenas y las abundantes lluvias en los meses de producción, que arruinaron en gran parte la floración y provocaron una mala cosecha de primavera, nula en las zonas de sierra y escasa para los apicultores trashumantes. La situación es especialmente delicada en las zonas con menos alternativas de renta. Por todo ello, COAG ha solicitado que el módulo aplicable a la apicultura pase de 0,26 a 0,18 para la campaña 2010.

El algodón, uno de los cultivos tradicionales de la provincia, fue un sector especialmente castigado por las plagas. El solapamiento de generaciones de Heliothis, con una puesta diaria, disparó la plaga a valores incontrolables. Los rendimientos de la cosecha se redujeron a apenas 2.000 Kg/Ha, por lo que desde COAG se ha solicitado que el módulo se sitúe en 0,18.

Otro de los sectores perjudicados el pasado año fue el de la flor cortada, muy presente en la Costa Noroeste, donde las precipitaciones del primer trimestre del año provocaron daños en los cultivos y en las estructuras de los invernaderos de Chipiona, Sanlúcar, Chiclana y Conil por inundación y fuertes vientos. Por ello, se ha pedido la reducción del módulo actual al índice 0,12 para Costa Noroeste.

En el caso de la remolacha, hay que destacar que las lluvias caídas desde mediados de diciembre de 2009 hasta mediados de marzo de 2010 impidieron realizar las necesarias prácticas culturales y fitosanitarias requeridas en la mayoría de las parcelas. Además de esto, y como factor añadido, este sector sufrió los estragos de la lepra, una enfermedad sin cura que provocó una importante caída de los rendimientos. El módulo solicitado es, por tanto, cero.

El cultivo de hortalizas en la provincia, tanto al aire libre como bajo plástico, también sufrió la pasada campaña por el frío, la lluvia y los fuertes vientos. COAG ha solicitado que el módulo a aplicar sería de 0,16 para hortalizas bajo plástico y de 0,32 para cultivo de hortalizas al aire libre.

Otro sector afectado fue el de los cereales, que en la provincia tienen una gran importancia al no existir alternativa a éste en muchas explotaciones. Los cereales de invierno tienen un ciclo de cultivo que comienza en los meses de noviembre y diciembre finalizando en mayo. El estado fenológico de los cultivos es muy primario. Con estos condicionantes, las lluvias del mes diciembre arruinaron la siembra provocando pudriciones y el encharcamiento hizo que el cultivo fuese inviable.

Por este motivo y puesto que ya es imposible la resiembra debido el cultivo se ha perdido de forma definitiva, la producción perdida se estima en un 50 por ciento, que es irrecuperable. Con estas circunstancias, se ha pedido una revisión del módulo para los cereales a un 0,14.

Además, el sector del olivar de la provincia fue seriamente perjudicado por las fuertes ráfagas de viento que provocaron la caída del fruto maduro imposibilitando su cosecha. Por ello, se solicita una reducción del módulo de 0,18.

Por último, los sectores ganaderos también sufrieron de forma especial las adversidades meteorológicas, especialmente durante el primer trimestre del año, cuando se produjeron lluvias intensas, que tuvieron como consecuencia la pudrición del pienso almacenado para alimentación y la muerte de animales provocadas por inundaciones. Desde COAG se ha solicitado la reducción de los módulos aplicables a los sectores ganaderos de 0,13 a 0,06.

Hay que recodar que las adversidades climáticas vienen a complicar aún más un año que se ha caracterizado por la inestabilidad de los mercados y la volatilidad de precios en todos los sectores, con una subida de los costes de producción que ha puesto en peligro la viabilidad de las explotaciones agrarias, las cuales no están siendo capaces de gestionar sus actividades en estas condiciones, al ser incapaces de trasladar la subida de costes a los bajos precios de sus productos.

A ello hay que sumar los problemas derivados de la crisis financiera que se atraviesa, que ha hecho tambalear la liquidez de muchas explotaciones, agudizados por las restricciones en los créditos, el endurecimiento de las condiciones para acceder a los mismos y los altos costes, no sólo de producción, sino del mantenimiento de las explotaciones.

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