Jerez

Don Ángel ya es uno de los nuestros

  • El párroco de San Miguel recibe en un concurrido Cabildo Viejo el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad

Ni tan siquiera el demonio puso ayer nervioso a don Ángel. Ni por mucho que le desordenara los papeles de su discurso en el atril, el párroco de San Miguel iba a perder la compostura por estar ante tanto público, "porque son ya muchos tiros daos". Mucho bregao ya desde que llegara a Jerez hace 46 años para ponerse al frente de dicha iglesia y su populosa feligresía, y dejar su querida Chipiona donde en tres años había hecho muchos lazos. Ángel Romero Castellano se lo tenía merecido, por eso recibió ayer de manos de la alcaldesa, María José García-Pelayo, y del obispo, José Mazuelos, el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad, ante miembros de la Corporación municipal, familiares, el presidente de la comisión, Salvador Escudero, y miembros de la misma, canónigos de la Catedral, sacerdotes, el diputado nacional Aurelio Romero, representantes de la Academia de San Dionisio, el hermano mayor del Santo Crucifijo de la Salud, Martín Cortés, los tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Lebrija, María Regla Martínez Bernabé y José Benito Barroso Sánchez, autoridades civiles y militares, feligreses del barrio de San Miguel y amigos. La entrega se hizo en el transcurso de un solemne pleno extraordinario celebrado en el Cabildo Viejo.

La presentación de don Ángel estuvo a cargo del concejal responsable del Plan Especial de Promociones Culturales, Antonio Montero, que hizo un afectuoso recorrido por la vida del homenajeado y apuntó que este nombramiento, "su sustenta en la defensa del patrimonio histórico cultural de la ciudad, su callada, constante y abnegada labor pastoral y su compromiso con la enseñanza de los niños de la ciudad, así como su contribución e influencia en la creación de la Diócesis Asidonia-Jerez, además de constituir todo un ejemplo de celo, independencia y rigor en su trayectoria profesional dedicada al ámbito jurídico de la Iglesia". Nacido en Lebrija el 24 de diciembre de 1928, "en él concurren méritos más que suficientes para ser distinguido con dicha condecoración, por su entrega, dedicación y servicio a nuestra ciudad. Y es que don Ángel tiene una vinculación especial con la parroquia, el barrio y a través de ellos con la ciudad de Jerez, de manera que no puede entenderse el barrio y la parroquia de San Miguel sin él, del mismo modo que él resulta inseparable de aquéllos", concluyó Montero.

"Hoy Jerez te acoge para siempre como un hijo o, mejor dicho, hoy Jerez reconoce públicamente que te has ganado a pulso ser hijo de esta Muy Noble y Muy Leal ciudad. Ya eres nuestro oficialmente", apuntó la alcaldesa al ya Hijo Adoptivo de la Ciudad, que calificó como "hombre extraordinario, siempre abriendo puertas. Un hombre de Dios, el ángel de San Miguel, nuestro ángel jerezano que nos ha regalado Lebrija. Un regalo del Cielo para Jerez".

Don Ángel sube al estrado y lo primero que hace es asegurar que aquí "se sabe más de mí de lo que yo mismo sé", y dio "las gracias de corazón y, aunque ya no me pongo nervioso con nada, es mejor que lea lo que he traído". Ante la atenta mirada, sobre todo, de su hermana Oliva, con quien vive, el cura de San Miguel continuó hablando en latín para pedir disculpas después "por la pedantería, pero es que estos versos son un agradecimiento también a Lebrija a través de una elegía de Elio Antonio de Nebrija". Por eso, Romero Castellano apreció la presencia de los representantes del Consistorio lebrijano, "por asistir a este acto en el que la ciudad de Jerez me abre sus brazos y me adopta como hijo suyo", quien además se refirió a la localidad hispalense como "la ciudad donde me engendraron y en la que se encuentra el tronco de mi familia". Asimismo, sobre su vida espiritual, don Ángel quiso deberle a Dios "mi bautismo, mi educación en un hogar cristiano, mi elección para el sacerdocio y mis 63 años que llevo ejerciéndolos ayudado de Su Gracia. Si miro mi vida desde el punto de vista natural, tengo que recordar a mis padres que me criaron y se sacrificaron por mí hasta entregarme a Dios en el sacerdocio, así como a mis hermanas y a mis sobrinas que me han querido siempre como un padre, y así me han cuidado y atendido". Igualmente, recordó el cariño de "mis hermanos sacerdotes y mis obispos don Rafael, don Juan y don José en la actualidad, que siempre me han distinguido con su confianza, cariño y amistad".

Con el discurso algo traspapelado, "obra del demonio" y "más liao que un trompo" -dijo con mucho humor-, don Ángel, animado por los aplausos, continuó recordando a la feligresía "que son las fuerzas vivas de la parroquia" y su acogida en el barrio desde el primer día. También, y de forma muy especial, "quiero agradecer a la Corporación municipal, y a la alcaldesa este título que me entregáis, así como reiterar mi compromiso de servicio con mi iglesia y mi ciudad. Siempre he dicho que soy un hombre de segunda fila, muy acostumbrado a trabajar. No soy hombre de partido, ni de bandos, ni colores. Mi campo está en lo religioso, pero no me limita a otros muy diferentes", Y concluyó con un "gracias Jerez, porque ya soy también tuyo".

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