'Dunas' de Roberto Barba

Nos encontramos ante una obra doble que, no obstante, constituye un sólo bloque paisajístico. El autor se ha decantado, en esta ocasión, por la difícil técnica de la acuarela, medio artístico complejo que requiere estar en posesión de un gran bagaje técnico y de una seguridad compositiva clara y contundente.

El artista nos ofrece un díptico dividido en dos partes que, aunque separadas por sus correspondientes marcos, constituye un paisaje costero muy bien interpretado, que nos descubre a un pintor seguro que sabe perfectamente lo que hace y cómo llevarlo a cabo.

Y es, precisamente, esa disposición en dos obras configurando una única representación lo que el espectador encuentra en su primer encuentro con la pieza artística. La mirada distribuye la escena; parece como si fueran dos paisajes. Rápidamente la visión acopla los dos conjuntos y asume su absoluta realidad de un paisaje único, además, muy bien distribuido en todas sus partes.

El autor se nos presenta como un consumado pintor; dominador de la acuarela, sabiéndola disponer con precisión y dotándola de una poderosa forma para que no se nos presente con esas abocetadas y apestaladas situaciones que tantas veces encontramos en los pintores acuarelistas. En esta obra la pintura conforma un paisaje muy bien definido.

El artista distribuye los espacios con mucho acierto. Plantea la escena con un gran sentido de la verticalidad, dando prioridad absoluta a la parte del cielo para predisponer la mirada del espectador a ese juego vertical que se observa en todo el conjunto. Esa superficie se oferta con una absoluta economía de medios pictóricos, planteando toda el área con un mínimo aporte formal y conteniendo la pincelada en suaves golpes de grises.

Con ello abre las perspectivas para el afortunado encuentro con la parte de tierra en la que el gesto se hace más poderoso y con claros tintes pictoricistas. Una tenue pero contundente línea de mar sirve como válida distribución de los dos espacios. Desde ella se nos oferta ese paisaje de dunas muy bien compuesto en el que una controlada naturaleza se asoma a la escena proporcionándonos una serie de datos para comprender que nos encontramos ante un paisaje semivirgen de evidente atractivo y belleza natural.

La obra es atractiva de principio a fin. El autor ofrece una lectura clara de la misma, su relato es fácil y no requiere profundos conocimientos artísticos. La realidad pintada se nos ofrece con una pincelada suelta, valiente y, al mismo tiempo, contundente, sabia y definida desde una clara posición expresiva. En la obra no encontramos esos efectismos fotográficos que, casi siempre, dejan una inquietante falta de verdad pictórica. La acuarela sirve, aquí, de válido planteamiento artístico para disponer una pintura de paisaje muy bien distribuida, que informa sobre un hecho natural que convence y no ofrece la menor duda.

Consideraciones didácticas para alumnos

Se recomienda a los espectadores conocer las dificultades de la técnica de la ACUARELA. También es importante tener claro el concepto de DÍPTICO en contraposición a los soportes habituales; asimismo la idea de COLORES APASTELADOS y de PINTURA ABOCETADA. Todos estos términos servirán para profundizar en el conocimiento exacto de esta pintura cuya realidad técnica está por encima de la

propia situación representada.