Gracias, querido Adrián
UNA imagen vale más que mil palabras, bien lo sabía Adrián, y hoy, cuando no salen las palabras, esa imagen es la de cientos de personas abatidas en el adiós a este gran hombre que deja tanto vacío con su marcha en nuestros corazones como tanto por hacer en Jerez. Se va Adrián el aparejador en continua formación, Adrián el empleado del Ayuntamiento que había recuperado su ilusión para trabajar por el centro histórico con su plan director, Adrián el fotógrafo que hizo de la fotografía una pasión y a veces casi una obsesión, Adrián el investigador del patrimonio histórico... Pero sobre todo se va Adrián el esposo de una Ana ejemplar, Adrián el padre de tres grandes hijos que tienen que estar orgullosos siempre y Adrián el amigo insustituible que contagiaba optimismo y no sabía pronunciar la palabra 'no'. Demasiado pronto se va todo ello y, con rabia y dolor, muchos dejamos infinidad de proyectos por hacer junto a él. Pero quedan su valioso legado fotográfico, su visión crítica, su humanidad y ternura, su sentido del humor ("eres un pedazo de fatóugrafo", bromeaba cuando hablaba con él), su palabra tantas veces escrita en la sección 'La otra mirada' de este Diario, donde era tan querido y donde tanto disfrutaba. Quedan una huella y una imagen imborrables en quienes tuvimos la suerte de conocerle y en la ciudad a la que dejó su alma. Hasta siempre.
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