Homenaje y reflexiones

La Orden de 9 de enero de 2012, por la que se conceden Premios al Mérito en la Educación en la Comunidad Autónoma de Andalucía nos trae una muy grata sorpresa. Estos premios "reconocen el esfuerzo, la dedicación y el entusiasmo del profesorado y de cuantas instituciones y entidades hacen posible la formación de una ciudadanía responsable, crítica, culta y comprometida con los valores que sustentan nuestra convivencia en democracia". Es imponente, por tanto, sentirse objeto de este premio (algo que le pasó a este Suplemento de Educación hace unos años y que aún nos pone los pelos de punta) y este año lo recibirá un meritorio FrancescoTonucci acompañado de José María Maravall Herrero y, como tercer miembro de los premiados, de nuestra muy querida Carmen Gil "profesora de Literatura del IES San Blas de Aracena, por su contribución al desarrollo de la competencia lingüística y el fomento de la animación lectora, a través de la aplicación de actividades de animación a la lectura y escritura dirigidas al alumnado, basadas en el teatro, títeres, cuentacuentos, talleres de danza del mundo y talleres de magia".

Esperamos que con esta decisión, la Consejería de Educación reconozca la posibilidad de poder "mover" a sus trabajadores para asistir a distintos centros educativos y llevar tanta fuerza, tanto trabajo, tanto bien hacer a muchos alumnos. Nuestra más reconocida enhorabuena a esta magnífica escritora linense.

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Cuando hemos hablado de lectura, nos fijamos mucho en los objetivos, en las habilidades de lectura, en los contextos y en el que los propios textos cumplieran con esos objetivos propuestos. Pero no habíamos hablado de ética lectora. Los últimos acontecimientos nos han hecho pensar en ello y nos provocan la siguiente pregunta: ¿podemos llamar "leer bien" a utilizar la lectura de un texto para confundir a los oyentes? Es decir: alguien tiene toda la competencia lectora perfectamente desarrollada, pero quiere salirse con la suya y no encuentra argumentos suficientes para defender su postura. Entonces coge un texto que le va a servir y dice que es de otro lado para así desprestigiar ese segundo lugar al que se quiere cargar, por ejemplo la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y… ¿me explico suficientemente?

Por lo tanto, cuando trabajemos con nuestro alumnado o se trabaja en casa con los hijos, no solo les ayudaremos a que lean mejor, sino también a ser honestos con sus objetivos de lectura: leer para engañar deben borrarlo de sus propuestas de lectura.

José García Oliva. Experto en literatura infantil y juvenil.