El colegio público de La Ina recibió hace unos días el Premio Nacional en el Concurso de Buenas Prácticas de Convivencia por el Ministerio de Educación, lo que, en unos tiempos donde los incidentes de violencia están siendo cada vez más habituales en los centros educativos, es todo un mérito.

Pero este clima de 'buen rollito' tampoco se lo han sacado de la nada este colegio de la zona rural, sino que todo es el resultado de un amplio programa en el que vienen trabajando desde hace años porque, como explica la directora, María Luisa Muñoz Nieves, "la convivencia es un elemento fundamental del proceso educativo de nuestros alumnos".

Algunas de las actividades encaminadas a este fin son premiar las conductas positivas o los 'cariñogramas', que consisten en dejar mensajes cariñosos a los compañeros. Perosi alguno se 'sale del tiesto', también está el 'rincón de pensar', un lugar para reflexionar sobre lo que se ha hecho dentro de la clase y adecuado a la edad del alumno".

Otra actividad que se trabaja es la 'autobiografía', en la que las familias presentan a los niños de manera positiva con fotos, cuentos... todo ello dependiendo de la creatividad de cada familia. Esta actividad la hace el padre, la madre, el abuelo, la abuela o el familiar que esté más vinculado con el colegio. También se insiste mucho en el modelo coeducativo porque, según explica María Luisa Muñoz, "estamos en una zona donde todavía prevalece el machismo y hacemos gymkanas coeducativas con tareas como hacer la cama o poner la mesa". Cuando surge algún problema con algún alumno hay un aula de convivencia en la que se intenta que el estudiante que vaya a dicho aula reconozca su error y se le encarga la realización de un trabajo específico según el error que haya cometido. La directora explica que "se trata de las tres erres: reconocer, responsabilizarse y reponer. Si nada de esto funciona se puede llegar a la expulsión , pero es una medida que prácticamente hemos desechado porque no sirve para nada".

También llevan ya cuatro años con la figura del 'alumno ayudante', que es por ejemplo de hacer la labor de acogida si llega algún alumno nuevo , hace de mediador en una pelea o en una situación de acoso y protege a las personas. "Estos alumnos ayudantes -explica María Luisa Muñoz son elegidos por los propios compañeros, dos por clase". En este sentido hay que señalar que el colegio La Ina tiene una ventaja añadida y es que, al ser de la zona rural, puede trabajar con un número de alumnos por aula bastante bajo, una media de quince, aunque no todos son de La Ina, ya que también vienen de otros lugares de la zona rural o incluso de cortijos aislados y llegan en transporte escolar. Imparten clases desde Infantil hasta segundo de Secundaria, por lo que pueden llegar a tener alumnos hasta de 16 años.

También se realizan contratos de convivencia con los alumnos y sus familias y se reparten los mejores espacios del patio de forma que no sean acaparados por los mayores varones. Asimismo, todos los deportes en el centro se realizan en equipos mixtos y en muchas ocasiones se modifican las normas para hacer discriminación positiva, por ejemplo, que el gol de una niña pueda valer por dos de un niño. Otro de los temas que se trabajan es el uso del lenguaje no sexista y también se realizan trabajos sobre la violencia de género con niñas y niños separadamente. En este sentido hay que destacar que el colegio de La Ina tiene, en un lugar muy destacado, un 'árbol de la vergüenza' realizado de cartulina al que, cada vez que muere una mujer por violencia machista, se le pone una hoja negra. Todas estas actividades van acompañadas con trabajo de formación del profesorado y de las familias, colaboración con otras instituciones, centros rurales, ONGs como Madre Coraje. En definitiva, lo que pretenden conseguir es que "nuestros alumnos sean capaces de tener un desarrollo educativo lo mejor posible según la situación en la que se encuentra y desarrollen valores como la responsabilidad, la solidaridad, el esfuerzo, la sensibilidad, la autoestima y la asertividad".