Itinerario hacia un empleo
Inserción laboral
Ceain logra, gracias al programa Incorpora, que 58 personas en riesgo de exclusión social encuentren en 2015 un trabajo.
En 2013 se puso en marcha el programa Incorpora, financiado por la Obra Social de La Caixa, y que tiene como objetivo la inserción de personas en riesgo de exclusión social. Desde entonces son varias las entidades sociales que llevan a cabo este programa a través de acuerdos de colaboración con la Obra Social La Caixa, entre ellas el Centro de Acogida de Inmigrantes (Ceain), una entidad que cerró 2015 con 130 personas atendidas en este programa, visitas a 77 empresas, un total de 66 ofertas de trabajo gestionadas y el dato más importante, 58 contratos conseguidos durante el pasado año.
Martina Rodríguez, técnico de empleo en Ceain, es la encargada de la búsqueda de ofertas de empleo, una búsqueda que consiste en gran parte en la visita a empresas. "Sobre todo, nos estamos centrando mucho en las ofertas de hostelería y somos nosotros los que vamos a las empresas aunque es verdad que algunas ya nos conocen y nos llama si precisan de un determinado perfil de trabajador". Martina recalca además la oportunidad que el programa Incorpora ofrece a las empresas de cumplir con su responsabilidad social corporativa, al tiempo que desde Ceain se intenta sensibilizar al empresario sobre la necesidad de trabajar en la diversidad como un valor añadido. Desde Ceain inciden en la importancia de las empresas colaboradoras para la puesta en marcha de esta iniciativa, en la que el pasado año pusieron su granito de arena firmas como Decathlon, varios hoteles de la ciudad, Ikea, Carrefour o Sherrytel Soluciones, entre otras.
Como aspecto novedoso durante 2015 Ceain incorporó a este programa los puntos de formación, con los que se pretende mejorar la empleabilidad de las personas que se encuentran en riesgo o situación de exclusión social, de modo que puedan incorporarse o volver al mercado laboral, un itinerario en el que en todo momento se acompaña a la persona y se persigue su empoderamiento para que se sienta capaz de conseguir el objetivo. El pasado año se dieron cursos de camarero de restaurante, camarero de piso y operario de almacén, que incluyen una parte teórica, en la que al alumno se le forma en competencias transversales y una formación técnica, a la que le sigue las prácticas en empresas. Ruth Rodríguez es la responsable de estos puntos de formación, en los que participaron el pasado año 60 personas, con muy diferentes perfiles, porque aunque Ceain trabaja con inmigrantes, en este programa no sólo se atiende a originarios de otros países sino a cualquier persona que se encuentre en riesgo de exclusión, dado que es un trabajo abierto al trabajo en red con otras entidades. "Tampoco existe un límite de edad, que en otros programas suele ser un obstáculo, porque están muy orientados, sobre todo, a personas con menos de 30 años", recalca Ruth. Los objetivos de estos puntos de formación han superado también con creces los objetivos que fija la propia Obra Social La Caixa y se han conseguido 40 inserciones.
El ejemplo más evidente de que la edad no es un obstáculo para estos programas es Juan José, a punto de cumplir 49 años, parado de la construcción desde 2010 y al que más de una vez la edad le había cerrado las puertas para reincorporarse a un puesto de trabajo. Juan José trabaja ahora en Super Carmela, gracias al programa Incorpora. "Mi empresa cerró por jubilación, estuve un tiempo de acá para allá, y caes en lo que nos pasa a todos los parados, que te crees que te va a llegar el trabajo a tu casa. Una amiga me dijo que me apuntara a cursos, que me reciclase y entonces mi trabajo se convirtió en buscar trabajo. Hice muchos cursos de formación en programas de este tipo, porque también quería quitarme de la construcción y a Ceain llegué como, a otros sitios, por pesado, hasta que me cogieron para un curso". Juan José no niega que hubo ocasiones en que se vio tentado a dejarlo convencido de que ninguna empresa iba a quererle con esa edad, "pero ellas (por Martina y Ruth) me animaban a que siguiera". En octubre pasado comenzó las prácticas en Super Carmela y cuando las terminó le empezaron a hacer contratos. Estar parado durante tantos años había desestabilizado por completo su vida. Con dos hijos de un matrimonio anterior y una hija con su mujer actual, "era imposible que con 426 euros de ayuda yo pudiese pagar las pensiones a los dos primeros, ni la hipoteca ni nada". Ruth asegura que en Juan José la empresa ha valorado mucho su motivación e iniciativa. "Yo creo- apunta él- que es la responsabilidad que te da la edad, la experiencia, incluso cuando estaba de prácticas sabiendo que no iba a cobrar, nunca me eché para atrás. Siempre he pensado que cuanto más gane el jefe más gano yo, si no en dinero, si en estabilidad laboral y eso te lleva a la estabilidad económica y a la familiar porque si en tu casa no entra un euro las cosas empiezan a ir mal". Agradecido con las profesionales de Ceain, anima a otros parados porque "aunque la cosa está mal, hay que seguir y luchar y cuanta más formación mejor, porque además de conocer gente, amplías tus vínculos y una cosa lleva a otra".
Melisa, otra de las participantes del programa, cuenta que llegó a Ceain casi por casualidad, buscando información para poder traerse a su hija de Honduras, de donde ella salió hace ocho años, y a la que llevaba siete sin ver. Aquello fue a principios del pasado año. Melisa llevaba poco tiempo en Jerez, había estado viviendo con su pareja primero en Madrid, luego en San Fernando y desde allí decidieron cambiar su residencia a Jerez, donde veían más oportunidades. Al poco tiempo, Ceain le llamó para ofrecerle un curso de formación para camarera. "Le dije a la orientadora laboral que sí, pero que no me veía de camarera, porque es una profesión que me merece mucho respeto. Yo en San Fernando había trabajado limpiando casas y lo de ser camarera me daba un poco de miedo, sólo el hecho de llevar la bandeja ya me parecía complicado, hacer maniobras entre las mesas, todo, pero empecé el curso". Hizo sus prácticas en el restaurante La Carboná, desde donde la siguen llamando para trabajar en determinados periodos del año. "Estoy superagradecida a todos mis compañeros, que han tenido la paciencia de enseñarme y también a mi jefe, por aguantar mi lentitud. Yo se lo dije desde el primer momento, mi agradecimiento no es por darme trabajo, sino por darme confianza y la oportunidad de que se me abran las puertas". Melisa lo tenía muy claro y con el primer dinero que ganó arregló los papeles y se pudo traer a su hija. "Es algo que también he aprendido, cuando te lo propones todo se puede conseguir".
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