Medio Ambiente

Jerez, ciudad devorada por cardos

  • Paseo por varias zonas en las que la maleza inunda las calles y rotondas e impide, en muchos casos, el paso de peatones

 A sus pies sólo se ve el cuello de una botella. Una botella blanca y un texto que parece anunciar alguna oferta. A pesar de estar a unos pocos metros de la valla publicitaria es imposible ver más allá, el ‘descaro’ de unas malas hierbas que han crecido sin cuidado y salvajes tapan desde la acera el contenido publicitario. Es lo que tiene una ciudad ‘comida’ por los matojos. 

Pasear por Jerez es casi tener que sortear parcelas abandonadas por el tiempo y el descuido de empresas, particulares y Ayuntamiento. Aquí la culpa parece que no es de nadie y en el fondo la tienen todos. Terrenos que prometían ser atractivos parques infantiles son ahora nidos de ratas; y parcelas que iban a albergar nuevas urbanizaciones son ahora claros ejemplos de que el ‘boom’ explotó con los planos metidos en el cajón de la mesa. ¿La solución? Parece que la tónica general es dejarlo crecer, como si el problema fuera a solucionarse por arte de magia. Y no.

“Vivo en Santa Teresa y debo decir que el abandono de un terreno que hay en la zona es total. Hay garrapatas, cucarachas, ratas..., ¡de todo! Creo que en esa zona hay toda clase de bichos”, señala Pepi. La señora, que pasea en ese momento por otra zona abandonada (bajo el nuevo puente de San José Obrero) declara que varios de sus vecinos han llamado al Ayuntamiento para denunciar el estado de la parcela, “y sólo ahora, después de tanto tiempo, están quitando un metro y poco de matojo junto a la acera. Lo demás, nada”. Pepi lamenta que este terreno no sólo deja una mala imagen en el  barrio, sino que además “me da miedo que mi hijo de 8 años se acerque, no se sabe qué puede salir de ahí. Y eso que cuando nos vinimos nos dijeron que se levantaría un parque infantil. Esto es increíble”. 

Toñi vivía hace unos años en la zona Sur, pero su marido siempre quiso tener una casa, así que se mudaron a San José Obrero,“lo peor que hice”. “Esto lo veo muy malamente, qué quieres que te diga hija, pero esto está fatal. Aquí hay terrenos abandonados que, por ejemplo, podrían servir de aparcamiento junto al campito de fútbol, pero nada, aquí no hay dinero para nada”, critica Toñi. Precisamente la vía que une San José Obrero con Guadalcacín es otro ejemplo de dejadez con mayúsculas. Los conductores se las ven y se las desean para pasar por una calzada estrecha e inundada de matojos, en donde además, las propias señales de tráfico están bajo la maleza. “Teniendo en cuenta que no hay arcén y que los bordes de esta calzada están ocupados por matojos, ¿por dónde pasamos los peatones?”, pregunta otro vecino de la zona. 

Así que en Jerez hay cardos, cardos y más cardos.  En esta desagradable ruta por la ciudad también tiene cabida la rotonda de la avenida Caballero Bonald, junto a las vías del tren. Uno no se explica cómo en una zona nueva, clave para unir dos distritos de la ciudad, hay una rotonda en la que las hierbas casi te rozan las orejas. Así, tan claro y tan real. Lo mismo ocurre en la zona de Chapín, más concretamente a la espalda de Carrefour. En este enclave existe un terreno en el que los cardos superan los dos metros de altura y la maleza parece acosar a los que pasean por la calle.

Nueva parada. De nuevo, los vecinos de Estancia Barrera se echan las manos a la cabeza al contemplar a diario los terrenos que hay entre  los pisos y la desatención municipal en el paseo que linda con San Telmo. Vallas rotas, calzada levantada, margaritas de una altura más que considerable y de nuevo bichos, muchos bichos. Desde este bulevar se contempla una zona sur con bloques de matojos, auténticas matas de malas hierbas que como una plaga se van apoderando de los barrios. 

La bajada hacia el centro de salud de San Telmo es otro escenario dantesco. Aquí los vecinos vieron hace unos días cómo ardía una zona junto al Instituto, y lo que es peor, se espera que no será el único fuego. “No nos andemos con rodeos..., esto está lleno de mierda, hablando claramente. Ver esto es estar contemplando una guarrada y para colmo, tampoco tenemos alumbrado público”, critica Manuel Marín. Este vecino de la zona Sur avisa de que el estado de estos terrenos es“un auténtico peligro. Seguro que un día saldrán ardiendo, porque lo quemarán para lo mismo, para quitarlo. El Ayuntamiento siempre dice que no hay dinero, pero señores, para estas cosas  hay que sacar unos euritos”. Luis Hurtado también reconoce que nunca ha visto esta zona limpia de maleza. Pero hace memoria y aclara: “Bueno sí, cuando era un niño aquí había casas de chapas y estaba más o menos limpio. Cuando las quitaron, crecieron estas hierbas y hasta el día de hoy”, apunta. Hurtado se pregunta además hasta qué punto es ético tener una parcela en tan malas condiciones tan cerca de un centro de salud: “Como salga ardiendo esto como hace unos días lo de ahí enfrente, no sé lo que puede ocurrir. Sin querer o queriendo, lo cierto es que los matojos te llegan a la cintura, ¡señores, poned un parque por favor, y quitar esto de una vez!”. 

No se trata de alarmar, sino de darse una vuelta por la ciudad. Uno pasea sin darse cuenta de que la maleza crece, que inunda calles, que ‘devora’ rotondas y paseos. Hay zonas en las que ya no hace falta agacharse para recoger unas margaritas y en las que las señales de no ir a más de 50 kilómetros son arrasadas por flores moradas. Así que sea propiedad de un particular, de una empresa o del Ayuntamiento, Jerez no merece sufrir este desidia.

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