ANTONIA MEDRANO. FUNCIONARIA

"En Jerez las mujeres gitanas no tenemos que demostrar nada"

Si hay encargadas de derribar las barreras y los prejuicios que rodean a la figura de la mujer calé, esas son las gitanas más jóvenes. Con esfuerzo han logrado una igualdad que ciertas costumbres se empeñan en mantener oculta. Antonia Medrano, hermana de la cantaora jerezana Felipa del Moreno, ha conseguido echar por tierra algunos de estos convecionalismos. Esta gitana nació en el barrio de Santiago hace 32 años y lleva trabajando en el Registro de la Propiedad desde hace once. La joven asegura que "ser gitana es un sentir. Unos valores que me han transmitido a lo largo de la vida: respeto, familiaridad, celebrar las alegrías y llorar las penas. Por eso me siento muy orgullosa". Así define la etnia calé la jerezana. "El hecho de que yo salga, trabaje y lleve dinero a casa, no significa que reniegue de ser gitana".

Lleva casada cuatro años con un hombre payo y tiene una niña de dos y, al igual que Juana Pazos, es su sueldo el único fijo que entra en su hogar desde hace unos años. Según Antonia, a su marido no le agrada mucho la situación pero "se ha tenido que acostumbrar y ayudar en casa. Aunque a veces me dice que ojalá estuviera él trabajando y yo en la casa, pero por mi parte no quiero dejar mi ocupación en el Registro nunca ".

Para la jerezana la situación de la mujer gitana en la ciudad está muy evolucionada. "Quizá porque nos hemos integrado mucho más en la sociedad que en otros sitios, además hay muchas mezclas", detalla la joven. No hay duda que el buen cante y el buen baile son señas de identidad de la comunidad gitana, pero para Medrano "aquí a todos nos gusta cantar y bailar y por eso no nos distinguimos".

Esta jerezana relata que durante su infancia ha tenido normas. A veces propias de la comunidad gitana y otras que responden a las usuales de cualquier chica de su edad. "Mi madre siempre ha sido ama de casa y he visto cómo le ha puesto la comida a mi padre por delante. El hecho de tener a los hombres mimados si es algo que nos inculcan", aclara.

La mediana de tres hermanas, la jerezana, estudió durante cinco años un FP de Admistración y no entiende porqué siguen existiendo los prejuicios que se tienen con respecto a la mujer gitana. "Casi todas las mujeres de mi entorno se han formado y además y no nos gusta estar a la sombra de nuestros maridos. Creo que eso es cosa de las mujeres gitanas más mayores", explica la jerezana. Para Medrano, el morbo que proporcionan ciertos medios a la costumbre del pañuelo ayuda a crear estos prejuicios negativos. En su opinión, globalizan mucho a la raza calé y "no todos los gitanos somos de la misma condición. Por ejemplo, mi boda fue una boda normal. Nada de pañuelos. En Jerez, al contrario que en Algeciras donde sí se estila, no tenemos que demostrar nada a nadie, sólo a nuestros padres", explica Medrano.

Ante la pregunta de si la cultura calé es machista con la mujer, la jerezana duda. "En mi casa no es así, Es cierto que sigue habiendo gitanos, tanto hombres como mujeres que sí lo son, pero cada vez menos".

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