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El Rocío

El Jerez rociero venció al calor en un día corto pero intenso en convivencia

  • La hermandad del Rocío de Jerez vive la segunda jornada de camino con total tranquilidad entre las arenas de Doñana, cumpliendo con el sendero que le llevará mañana hasta la aldea de la Blanca Paloma.

El Jerez rociero venció al calor en un día corto pero intenso en convivencia

El Jerez rociero venció al calor en un día corto pero intenso en convivencia

Segundo día de peregrinación. Una jornada que los romeros la tildan de tranquila y sosegada. Poco tramo y muchas horas que se aprovechan para convivir, para brindar, para rememorar que un año más el sueño es una realidad. Estamos en el Coto y nos hemos pellizcado los cachetes. El sueño hecho realidad.

El rellano de Marismilla sirvió un año más para cubrir la noche de camino a la hermandad del Rocío. La techumbre perfecta para asentar los ánimos y tomar descanso después de una jornada dura como la del miércoles, en la que el alquitrán pretende sustituir el encanto de las arenas cuando sólo compite con el recalentado de un grill asando castañas. "La noche ha sido maravillosa", comentaba Isaac Camacho, hermano mayor en la anterior legislatura. Noche maravillosa para rodear el Simpecado y que sonaran las sevillanas. "Lo malo no es cantar hasta las cinco de la mañana como estuvimos anoche. El problema estriba en que a las seis y media de la mañana ya está el pitero con el tamboril", aseguraba Antonio García, rociero de reciente nómina que por su juventud pretende jugar en todas las ligas...

Ha sido una jornada un tanto lenta. Lánguida como una novela de Juan Benet. De pocos kilómetros y de muchos parones. De sembrar la convivencia y de escaso recorrido. Hoy viernes sí que nos vamos a enterar, según comentan los rocieros viejos, aquellos que parecen haberles puesto nombre a cada pino del coto tal es la acumulación de años y romerías.

La Misa se celebró tal y como estaba previsto a las once de la mañana, oficiada por el padre José Gil, director espiritual de la hermandad.

Una vez recompuesta la comitiva, cuando el reloj solar marcaba las trece horas, la hermandad se hizo a la rodá, una senda complicada. Arenosa y amenazante. Cualquier multinacional de neumáticos debería de poner a prueba su productos bajo la zanjas paralelas de estos caminos rodeados de pinos.

De ello pueden dar fe estos enviados especiales toda vez que cuando el vehículo comenzó a tomar confianza el sendero se hizo más profundo. Y nos sobrevino esa cura de humildad que te hace hundirte en la arena y pedir ayuda, y acordarte de la Virgen. El Puerto y su tractor tienen gran parte de 'culpa' de que el lector pueda ahora leer esta crónica como si nada hubiese ocurrido. Pero ocurrió.

Le ocurrió no sólo a los avezados chóferes que este medio pone a disposición de sus enviados especiales. También cayeron en las arenas el vehículo de cortesía de la hermandad, de unos rocieros de Sanlúcar -que ya es complicado- y de tantos vehículos de tracción a las cuatro ruedas que nos hace ver con cierto perplejo lo que ocurrirá en la jornada de hoy, en las que las arenas del Cerro del Trigo amenazan con ser una especie de 'Tourmalet' que sólo dejará a los mejores en cabeza.

Entre atasco y atasco, la hermandad hizo un alto en el camino algo antes de pasar el rincón del peregrino. Ahí volvió la convivencia, con romeros con la sonrisa iluminada tanto o más que el sol que a plomo caía a las cuatro de la tarde. Pero la sombra de los pinos y el fresco de las neveras todo lo sofoca.

Reanudó la marcha la hermandad en esta jornada corta pero intensa. Hasta llegar a Carboneras. Ese lugar en el que hace años los romeros jerezanos pararon de noche y como todos los gatos son pardos, a ciertas horas, cuando se levantaron vieron que estaban durmiendo sobre unos pliegues tan negros como un tizón. Y Carboneras se le quedó. Hoy viernes será otro día. El día en el que el pelotón rociero se pone en fila de a uno. Todo lo contrario al día de ayer. Muchos kilómetros y poco tiempo para departir.

Pero el Cerro de lo Ánsares, lugar en el que se oficiará la Eucaristía a media mañana, bien vale una etapa extrema.

Y para rocieros, los de Jerez de la Frontera. Que saben a lo que se exponen. Cuanto más larga y dura sea la jornada, más será el anhelo interior de ver a la Blanca Paloma. Esa Dama Bella que recoge a cada uno de sus hijos. Sean buenos, malos o regulares. Y es que su delantal es muy ancho.

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